‘2010: Odisea Dos’, de Arthur C. Clarke

Tras el fenómeno cultural de ‘2001: Una Odisea del Espacio’ llegó, décadas después, una secuela, ‘2010: Odisea Dos’, de la que también se rodó una película, no tan afortunada como la obra de Stanley Kubrick. Sin embargo, centrándonos en la novela, finalmente deja más interrogantes de los que antes teníamos: ¿Qué son los monolitos? ¿Quién los ha creado? ¿Qué pasó con Dave Bowman?

A pesar de su longitud, ‘2010: Odisea Dos’ no me ha resultado tan impactante como su predecesora. De ritmo lento y a veces demasiado detallada, la narración se extravía en datos poco importantes, densos, hasta banales. Esta novela aparca la rapidez de lectura de ‘2001, Una Odisea del Espacio’ para desentrañar la psicología de los personajes que componen esta nueva odisea: nueve años después de los sucesos con la Discovery, uno de los científicos que patrullaron aquella misión a Júpiter, Heywood Floyd, se lanza al espacio llevado en parte por el sentimiento de culpa del destino de los astronautas, en la Leonov, una nave rusa que va en carrera antes de que los chinos alcancen la Discovery para robar la información que ha quedado en sus sistemas y en Hal 9000.

Se produce entonces una serie de acontecimientos que si bien van lentos como el movimiento de un astronauta en gravedad cero, digamos que apenas hay acción en la primera mitad del libro. Solo cuando hemos alcanzado ya el ecuador de la lectura se nos revelan algunos datos más que importantes: el destino de Bowman (sí, ese señor que al entrar en el monolito salió convertido en un embrión y que tal se muestra al final de ‘2001’), las numerosas «propiedades» de los monolitos y otras cositas que rondan por el gigante gaseoso y algunos de sus satélites.

Y aunque los capítulos finales resultan más amenos y reveladores, no puedo decir que me haya gustado en su conjunto. Prácticamente entre los protagonistas no pasa nada: ni acción, ni miedos, ni discusiones, ni peligros relativamente impactantes. La aventura final que está al borde de aniquilarlos es también bastante sosa. Mi punto de vista, en resumen, es que falta perfil a los personajes, demasiado planos por mucho que se haya esforzado en darles matices. Al final no reflejan un comportamiento trabajado. A pesar de no ser esto lo más importante, tampoco hay un contacto serio y profundo con el objeto de estudio de la Leonov: el monolito de Júpiter, también llamado Zagadka o Gran Hermano. Incluso Hal carece de interés en lo que al principio estaba cantado que podría armarla de nuevo. ¿Será éste un truco que prepara terreno a la siguiente secuela? Lo dudo, pues el mismo Clarke comenta en el libro que no habrá más Odiseas.

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Mi ejemplar de ‘2010: Odisea Dos’

Lo que sí me ha entusiasmado han sido los capítulos dedicados a Bowman, y cómo en cierto momento tiene peso en la trama principal. Sin ánimo de desvelar nada a los que no hayáis leído el libro, solo diré que existen dos momentos clave en la interacción del astronauta desaparecido con el mundo de los mortales.

Poco más puedo decir de esta novela, de la que esperaba algo más sorprendente, pero aún quedan dos secuelas más que iré haciéndome con ellas. Parece que Clarke no es amigo de la acción pura y dura tal como muchos podríamos esperar. Tampoco es algo de lo que le culpe, las expectativas que podamos tener ante una obra desconocida son solo nuestras. Espero que en las próximas entregas podamos esclarecer aún más quién puso esos monolitos en nuestro Sistema Solar, para qué y porqué ocurre lo que ocurre inesperadamente al final del libro.

Como anécdota, decir que Clarke nombra numerosas obras literarias y de TV o cine a lo largo de todo el relato para ilustrar alguna situación o comparar hechos; o simplemente en boca de sus protagonistas para soltar alguna gracia. ¿Los enumeramos? Las páginas se corresponden con la edición que he leído:

-J. R. R. Tolkien y ‘El Señor de los Anillos’, pág. 91.

-‘Alien, el 8º pasajero’, pág. 98

-‘Don Quijote de la Mancha’, pág. 101.

-Konstantino Kavafis, ‘Esperando a los bárbaros’, pág. 169.

-‘En busca del tiempo perdido’ y ‘Dr. Zivagho’, pág. 187.

-‘Star Trek’, pág. 202.

-Leon Tólstoi, ‘Sonata a Kreutzer’, pág. 205.

-‘Rebelión a bordo’, pág. 219.

Resumiendo: lo único que podría salvar del libro se centra en algunos descubrimientos y otros no-descubrimientos (ni llegan a enterarse los protagonistas, pero sí los lectores) y la cuenta atrás del peligro que corren. Como decía, nos surgen más interrogantes. Esos monolitos, que sabemos que esconden un poder inconmensurable que fue capaz de trasnformar a los homínidos antepasados del Homo Sapiens para evolucionar en lo que somos ahora, y de hacer a Bowman traspasar el umbral de lo sobrehumano, son manejados por alguien o algo que queda en suspense. Como mínimo podemos presuponer ciertos planes que se despejan en el epílogo. Si desáis saber más, a por ‘2061: Odisea Tres’. Próximamente.


BIBLIOGRAFÍA

‘2010: Odisea Dos’, de Arthur C. Clarke. Ultramar Ediciones, Círculo de Lectores. 1982. Barcelona.

Traducción: Domingo Santos.

Tapa dura con sobrecubierta, 274 páginas.

ISBN: 84-226-1587-8

Tripulación CosmoVersus

Marcos A. Palacios
Marcos A. Palacios
Administro CosmoVersus y colaboro con la Editorial Gaspar & Rimbau, donde he publicado mi primera obra antológica 'Fantasía y terror de una mente equilibrada' y corregido y anotado los libros de los 'Viajes muy extraordinarios de Saturnino Farandoul', entre otras ocurrencias. Mis reseñas van más allá del mero apunte de si este o aquel libro me ha gustado mucho o no. Busco sorprender y animar a los lectores a leer y compartir mi experiencia personal con los libros, igual que los compañeros de CosmoVersus. Soy muy retro, y no por mi edad, pues a los 20 años ya estaba fuera de onda. Perdón por no evolucionar al ritmo de los tiempos, pero es que soy yo.

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