‘Arcaven’, de Leandro Buscaglia. Capítulo 9 y final: Elevación

Arcaven, de Leandro Buscaglia. El esperado capítulo final de esta emocionante e inverosímil narración. El enfrentamiento eterno entre el bien y el mal concluye ahora.

En capítulos anteriores: Luriel emprende la marcha de su ciudad para jugar a Arcaven, un videojuego de realidad aumentada con el que parece enfrentarse, no solo a enemigos virtuales, sino a sus propios miedos y convicciones. Sin embargo, él está seguro de poder conseguir su mayor deseo ganando la partida: enamorar a la actriz Emma Carpenter. Al parecer, muchos misterios se han revelado. Sus guardianes no son más que su propio subconsciente, la criatura aberrante surgió como uno de sus peores temores, que impedían a Luriel , en ocasiones, sacar todo su valor. Ahora, Luriel ha viajado a una pequeña localidad de España para combatir al peor enemigo de Arcaven, que guarda una terrible sorpresa…

Capítulo 9: Elevación

-1-

Ya era de noche; el cielo estaba estrellado. Se detuvieron detrás de un anfiteatro, de donde provenía el rumor de miles de almas. El pelado apagó el motor y giró hacia Luriel:

—Bueno, acá estás.

—Gracias por todo.

El pelado soltó una sonrisa tierna.

—Emma Carpenter está en un palco —dijo.

Bajaron del auto. El pelado sacó su atado de cigarrillos y encendió uno; el humo trepó suave al firmamento.

Luriel entró a la arena con su espada en alto. Las gradas estaban colmadas. Una porción menor del público, alrededor de un quinto, quizá menos, está en su contra. Estos llevan banderas con la imagen de Moloch_999 y gritan como animales enfurecidos.

Los pasos firmes de nuestro pequeño avanzaron hacia el centro. El lado luminoso de la conciencia de Luriel se sacudió; la dulce voz de Emma Carpenter gritó desde el palco, esbelta y hermosa, en la misma postura que Luriel la talló:

—¡Fuerza, Luriel!

Nuestro pequeño la miró con el pecho hinchado de orgullo y le hizo una reverencia. Una nube de humo escarlata explotó en un acceso e inundó la arena. Los fanáticos de Moloch_999 vitorearon por encima del abucheo general: cuando el humo se dispersó, su ídolo estaba ahí, empuñando su enorme espada.

Nuestro pequeño no se sintió intimidado: caminó hacia él. El público hizo silencio. Solo se oían las pisadas de Luriel en la arena. A cada paso, el lado luminoso frente a nosotros se sacudía. Detectamos en ese instante, pero no se lo comunicamos a Luriel para no distraerlo, un movimiento extraño en el cielo y dirigimos hacia allí parte de nuestra atención. Las estrellas, arremolinándose, se agruparon en un solo sector del firmamento y formaron la silueta perfecta de Luriel. Una masa de oscuridad densa e impenetrable también cobró forma: cuernos, pequeñas alas y una gran espada; la figura de la criatura aberrante, la figura de Moloch.

La silueta de Luriel en el cielo caminó hacia la figura negra, que lo esperaba desafiante. ¿Teníamos que informar de aquello a nuestro pequeño? Moloch_999 estaba en posición de ataque, así que resolvimos conformarnos con la visión perisférica para observar aquella escena. Allí, el Moloch de oscuridad descargó su espada sobre el Luriel de estrellas, que resistió el impacto con su escudo. Abajo, en tierra, sucedió lo mismo. El público se enfervorizó: Luriel lanzó un espadazo corto por debajo de la cintura que Moloch_999 logró esquivar. En el cielo sucedió igual, pero una fracción de segundo antes.

Los gladiadores caminaron en círculo, midiéndose. En el cielo y en tierra.

El Moloch de oscuridad descargó su espada, esta vez de lado. El Luriel de estrellas, en un arrebato de osadía, en lugar de saltar hacia atrás, lo hizo hacia arriba y logró caer sobre el filo. Lo mismo que sucedía en la bóveda celeste, sucedía en tierra. Nadie en el público miraba hacia arriba: todos estaban atentos a lo que sucedía en la arena.

Moloch_999 no pudo retener la empuñadura y quedó desarmado. Luriel embistió con una ráfaga de espadazos tan hábiles y precisos como veloces. Logró hacerle cortes en la piel gruesa de la papada, en los muslos y en el hombro derecho; esta última herida, particularmente profunda. Con todo, Moloch_999 saltó por encima de Luriel y recuperó su arma. Dio otro salto vertical, cayó sobre nuestro pequeño y lo derribó. Comenzó a blandir su espada y este es, al fin, el momento presente.

El lector ya está capacitado para dimensionar la importancia del asunto: todo indica que la batalla en tierra es el eco de una contienda en el plano profundo. Deberíamos detenernos a buscar pruebas que confirmen esta teoría, pero ya no hay tiempo: el Moloch del cielo dejó de blandir su espada para descargarla sobre el Luriel de estrellas. Sucede en el cielo, de inmediato se replica en tierra. El impacto es inevitable: Luriel está tendido en el piso con una mano apretada contra el suelo por su propio escudo, la otra lo empuña con torpeza y sus piernas demasiado poco flexionadas, son incapaces de lograr ningún impulso. La conciencia luminosa frente a nosotros retumba como un trueno. La espada de Moloch_999 se dirige al cuello de nuestro pequeño y no hay movimiento posible para sortearla. ¡Si tan solo una de sus piernas estuviera flexionada…! Sin duda lo lograría, pero no es así. Lamentamos muchísimo comunicar esto al lector: Luriel va a morir.

El filo de la espada de Moloch_999 se encuentra a tan solo tres centímetros del cuello. Calculamos que la cabeza de Luriel se desprenderá por completo. En este, su último segundo con vida dentro del juego antes de perderlo todo, Luriel identifica en el público a Marcos, su amigo: es el único que mira al cielo.

Chispazos de luz en el firmamento. Las galaxias que conforman al Luriel estrellado se reacomodan en turbulencias y logra escabullirse del inevitable filo de Moloch. Pero ese movimiento es impracticable en tierr… Sí. Nuestro pequeño lo hizo. No sabemos de dónde sacó energía para impulsarse hacia atrás en una vuelta carnero. Al hacerlo, soltó su espada, que gira brillante hacia el cuello de Moloch_999. Gira verticalmente, cortando el aire con un sonido agudo y prometedor. La mirada ardiente de Moloch se cubre de espanto. El filo penetra en su papada y lo atraviesa de tal forma que asoma por su nuca, chorreante de sangre y de sesos. En el cielo primero, en tierra después: Moloch cae desplomado.

El público estalla de júbilo. Cantan «Luriel, guerrero fiel» una y otra vez. Los seguidores de Moloch_999 insultan enfurecidos. Las estrellas que conforman la silueta de Luriel, lentamente, se acercan entre sí. La masa oscura que era Moloch se disuelve en la bóveda celeste.

—Luriel —truena la voz del juego—, has derrotado a Moloch_999. Estos son ahora tus territorios.

El enorme globo terráqueo cubierto de azul cielo crece en el centro de la arena. El público aplaude, orgulloso de su héroe. Se acerca una chica: Emma Carpenter. Nuestro pequeño tiembla de pies a cabeza; el público también está ansioso. A medida que la joven se acerca podemos ver cómo brillan sus ojos de miel. Hasta nosotros sentimos ganas de llorar ante tanta hermosura. Se toman de las manos. Se sonríen. La conciencia luminosa tiembla frente a nosotros. Los rostros de los enamorados se atraen; estalla una electricidad dulce cuando sus labios se encuentran.

Algunos de mis compañeros se acercan alarmados. ¿¡Cómo!? Me dicen que alguien gritó «¡Cuidado, tiene una espada de verdad!». ¡Luriel! No nos escucha. Se acercan pisadas: alguien viene corriendo por detrás. Escuchamos gente que baja de las gradas, probablemente para detenerlo. ¡Luriel! No hay caso. Solo queda la esperanza de que logren… Un filo pincha la espalda. ¡Luriel! El acero penetra la carne: no es el juego, el acero es real. ¡Luriel! Las estrellas en el cielo siguen concentrándose en un solo punto, enorme y luminoso. ¡Luriel!

Ya es tarde.

El filo atraviesa el cuerpo de nuestro pequeño y gana el exterior por su pecho. ¡Emma! Luriel intenta empujarla hacia atrás, pero ya no hay fuerza en sus brazos: el filo la alcanza. «¡Es una réplica de la espada de Moloch!», escuchamos a lo lejos, lo que nos confirma que el largo es más que suficiente para traspasarlos a los dos.

Caen abrazados. Sus ojos se encuentran. Tumulto en la arena: golpes, patadas, insultos, lamentos y forcejeos. «¡Por Moloch!¡Por Moloch!», grita el que cometió el atentado. El cuerpo de nuestro pequeño comienza a apagarse; quiere acariciar el rostro de Emma, pero sus fuerzas no son suficientes.

Dejó de respirar. Nos queda, lector, muy poco tiempo. El corazón da su último bombeo y la sangre deja de fluir. El rostro de Emma se nubla y los sonidos se alejan. Muchos de mis compañeros caen. El cerebro de nuestro pequeño, tras soltar una última y poderosa descarga, acaba de apagarse. Luriel ha muerto.

-2-

Ya no tenemos contacto con el mundo exterior. Solo estamos nosotros y el lado luminoso adelante, apagándose. Ya no queda nada por hacer. Este silencio no lo conocíamos. Mientras relato todo esto al lector, comienzo a debilitarme. A medida que el lado luminoso pierde su claridad, nos sumergimos en tinieblas. Alguno de mis compañeros señala que hemos sido un gran equipo. Nos felicitamos. Estoy tendido en el suelo, esforzándome por continuar esta crónica; apenas puedo conseguirlo. Escucho un trueno. La conciencia frente a nosotros vibra y se infla. Explota en un relámpago que se dirige hacia un arriba. Mientras nosotros caemos en el vacío que deja su ausencia, el alma de Luriel se eleva con los brazos extendidos. Alcanzo a ver que la mano de mi pequeño encuentra otra mano, la de Emma, y juntos se elevan hacia el punto luminoso formado de estrellas.

FIN

©Leandro Buscaglia, del texto e imágenes, 2022.

Tripulación CosmoVersus

Leandro Buscaglia
Leandro Buscaglia
Desde 1987 convirtiendo oxígeno en dióxido de carbono. En algún multiverso tengo los astros alineados, en este programo como un artista "posmo" y escribo como un informático conservador. Guionista, creador de las apps ficcionales 'Variante Innsmouth', 'Benjamín' y 'Aislakin'. Tengo cuentos en mi blog y la nouvelle 'Arcaven' en esta nave.

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