Camelot 3000 (1984), las aventuras futuristas del rey Arturo, proviene de una época en que los cómics se dibujaban a tinta y con dos trazos se hacían verdaderas obras de arte, con sencillez y pleno dominio de la técnica. Se trata de una maxi serie de 12 capítulos extendida en 301 páginas y basada en la edición USA de 2008, según la edición que he leído, de ECC Ediciones.
Camelot 3000, el futuro y el rey Arturo
El guión de Mike W. Barr, escritor insignia en DC, es fluido, evitando en todo caso perderse en derroteros innecesarios y dando explicaciones a su tiempo. La aventura está asegurada con una historia hilada y lógica que pretende ser una continuación libre de los relatos originales del rey Arturo. Siguiendo el cánon imperante en los años 80, Camelot 3000 contiene la dosis de equilibrio entre guión y contenido limitado al número de páginas del que hoy carecen muchos cómics de superhéroes. Si bien esta historia no es de superhéroes, pero sí lo es su base.
Por su parte, el dibujo de Brian Bolland se adapta al completo al guión. El detalle y pulcritud de formas y trazos hace que leer la historia sea una perfecta aventura. Curiosamente podemos contemplar el polifacético arte de Bolland comparado con Batman: la Broma Asesina (1989). En esta última el estilo difiere totalmente del de Camelot 3000. Mientras que la maxiserie del rey Arturo posee el tono del cómic clásico de las décadas anteriores, en La broma asesina Bolland aporta un cambio cualitativo, principalmente por encontrarse ya rozando la década de los 90, pero evolucionando en perfecta armonía con los cánones de la época con un toque más realista y cuidado.
Argumento
El rey Arturo es despertado accidentalmente por Tom Prentice en el año 3000 de nuestra era, justo durante un ataque de alienígenas que están devastando la Tierra. En ese momento, Arturo comienza a buscar al resto de sus caballeros de la Mesa Redonda para hacer frente a los invasores, ayudándose del mago Merlín, sin saber que la idea de la invasión proviene de un enemigo que jamás habría imaginado.
Contenido
Camelot 3000 refleja el hipotético futuro de un rey Arturo reencarnado, la magia versus la tecnología, la aventura y la Historia, así como con elementos míticos como Stonehenge, Excalibur o el Santo Grial. El guión incansable enlaza cada capítulo avanzando la historia con un ritmo adecuado y descubriendo poco a poco los secretos guardados bajo la invasión. No falta el romance, encarnado en la reina Ginebra y el triángulo amoroso ya conocido por todos. También introduce un factor de ambigüedad sexual en uno de los personajes, totalmente justificado, añadiendo alguna escena un tanto atrevida para la época de su publicación. No obstante, es un hecho nada escandaloso que aporta riqueza y variedad temática a la historia.
Edición
La edición que nos ocupa se presenta en tapa dura con numerosos extras, como una introducción del propio Barr, bocetos de Bolland y fotografías de los autores, llegando a las 320 páginas. Merecida atención al diseño de portada, que revela el espíritu de la historia. Sin duda es el trato que se merece una pequeña joya como lo es Camelot 3000, necesaria para el lector aficionado que sepa apreciar el arte del buen cómic clásico de ciencia ficción y aventuras.
Con todo, Camelot 3000 consigue enganchar, tanto por su dibujo estilizado y de figuras de helénicas proporciones, así como por su tono, que si enamoró hace 35 años, hoy más por el sabor a añoranza de épocas mejores y de historias sencillas que brinda al lector. Un buen motivo para inicarse en el gusto por el cómic.
–Camelot 3000, de Brian Bolland y Mike W. Barr.
-Ecc Ediciones. 2015.
-320 páginas.
–ISBN: 978-84-16475-28-5
Tripulación CosmoVersus
- Administro CosmoVersus y colaboro con la Editorial Gaspar & Rimbau, donde he publicado mi primera obra antológica 'Fantasía y terror de una mente equilibrada' y corregido y anotado los libros de los 'Viajes muy extraordinarios de Saturnino Farandoul', entre otras ocurrencias. Mis reseñas van más allá del mero apunte de si este o aquel libro me ha gustado mucho o no. Busco sorprender y animar a los lectores a leer y compartir mi experiencia personal con los libros, igual que los compañeros de CosmoVersus. Soy muy retro, y no por mi edad, pues a los 20 años ya estaba fuera de onda. Perdón por no evolucionar al ritmo de los tiempos, pero es que soy yo.
