‘El Ministerio del Tiempo’: explotación de los viajes temporales y otras referencias

Cuando El Ministerio del Tiempo comenzó su andadura hace cinco años, nadie podría imaginar que cambiaría tanto el panorama de la ciencia ficción, ya rico de por sí, en España. Y digo esto porque su literatura es, francamente, extensa y de calidad, a la altura de tantos éxitos extranjeros, y no solo en este siglo XXI. Además, la serie refleja como nadie la explotación de los viajes temporales sin llegar a gastar el concepto. ¿Qué referencias y usos se dan cabida en este Ministerio secreto?

Explotación y otras referencias

Con «explotación» me refiero a los distintos modos de tratar, exponer y presentar diferentes formas de viajar por el tiempo. Primero comentaré cómo lo ha hecho El Ministerio del Tiempo para, al final, pasar a las otras referencias que, personalmente, he visto presentes en el final de la serie relativas a los viajes temporales, y que provienen de diversas fuentes culturales.

El Ministerio del Tiempo para salvaguardar la Historia

Es la premisa del inicio de la serie: ayudar a que la Historia de España no cambie, arreglando los desajustes que se vayan produciendo en las épocas anteriores, pero nunca en el futuro desde el presente actual, pues no hay constancia de poder acceder a él. Esto le añade más interés a la serie, ¿no creéis?

Pero ha habido otras razones y tratamientos de los viajes temporales. Las puertas del tiempo, de las que apenas sabemos que son canales para cruzar el tiempo en lugares tan variopintos y extravagantes como las entradas secretas de las bases de la T.I.A. en Mortadelo y Filemón, son el principal puente entre nuestra época y el pasado. Solo activas en el territorio español correspondiente a la época en que se encuentren disponibles. Esto de las normas de uso, es decir, limitaciones o prohibiciones, es lo que aporta vidilla a las tramas.

Las puertas del tiempo

Las puertas del tiempo son, por lo tanto, el método más tradicional, y que primero conoceremos, de formas de viajar en el Ministerio, la base de su existencia y a través de las cuales se desarrollan las misiones. Tan solo en uno capítulo se trata el tema de estas puertas, muy por encima, otorgándoles nombre y apellidos a los responsables de su existencia: un sabio judío de la antigüedad, Abraham Leví, crea el Libro de las Puertas y lo entrega a Isabel la Católica, momento en que el Ministerio toma su forma.

La cábala y la ciencia unidas para conformar un método que podía considerarse brujería en el siglo XV pero acabó en manos de la Corona de Castilla. Esto es un punto importante a tener en cuenta, porque al tiempo que se fundan los principios del Estado español, también lo hace el Ministerio del Tiempo, íntimamente ligado, pues, al propio Estado. Sin embargo, estos orígenes son muy oscuros, apenas esbozados en el capítulo 1×04, Una negociación a tiempo. Es una pena, habría dado mucho juego. Pero la serie se habría extendido indefinidamente y no alcanzaría a dar cabida a todo lo que ha pasado en cada temporada. Un punto a favor, si me lo permitís.

La amenaza de Darrow

La primera gran conspiración temporal contra el Ministerio. Darrow es una organización norteamericana de espionaje que utiliza energía nuclear para viajar en el tiempo, aplicada mediante un dispositivo portátil. Lola Mendieta, ex agente del Ministerio, lleva a cabo mediante este procedimiento sus misiones de traición, facilitando el robo de obras de arte.

Pero el método de Darrow no es perfecto. Provoca cáncer por su uso indiscriminado. Este tipo de viaje en el tiempo recuerda mucho a los transportadores de materia tan clásicos en series como Star Trek y Stargate, entre otros muchos, y salvando las distancias. Pero aquí te transporta a través del tiempo. Un modelo tan pequeño y práctico no me parece tan común en otras producciones, ya sean audiovisuales o literarias. Confieso que es la primera vez que me encuentro con algo así. Por lo general, los artefactos para viajes temporales suelen ser máquinas —véase el Anacronópete, del que hablaré más adelante, o plataformas, coches, cachivaches y agujeros de gusano—.

El Anacronópete y el Ministerio del Tiempo

Es la máquina que ha dado tantísimo que hablar en la temporada 4 de 2020 de El Ministerio del Tiempo. Precisamente en estos capítulos el tratamiento de la Historia de España ha sufrido una transformación cualitativa y cuantitativa, llevando a ciertos extremos, antes impensables, la utilización de los viajes temporales en la serie. Su aparición, podria decirse que ha revolucionado a la serie y al público, recuperando un clásico olvidado en el colectivo injustamente.

El Anacronópete es el título de una novela publicada en 1887 por el valenciano Enrique Gaspar y Rimbau, donde se describe, por primera vez en la historia de la literatura, la composición de una máquina del tiempo, su modo de funcionamiento, la teoría de descomposición del tiempo y sus beneficios, así como sus consecuencias, haciendo también hincapié en los peligros y normas de seguridad para viajar en el tiempo con dicha máquina; sin olvidar las paradojas temporales, ya impresas en esta historia mucho antes de que el siglo XX las desarrollara. Esto ha atraído a cientos de curiosos desconocedores de la existencia de esta revolucionaria novela.

Un gran poder…

La aparición de un Anacronópete en El Ministerio del Tiempo rompe todos los moldes, llevando a la más pura ciencia ficción los capítulos donde aparece y en los que prefigura ya el desenlace a partir de las consecuencias de su uso. Si bien no se entretiene en describir su funcionamiento, de dónde ha salido o cómo ha sido construida, la máquina del tiempo es empleada, cómo no, para hacer el mal. Así resurge un antiguo enemigo, Alberto Díaz Bueno, que pretende seguir traficando con obras de arte y la lía buena. A todo ello hay que sumarle un jugoso extra: el Anacronópete puede viajar al pasado y al futuro, pues no necesita de las puertas, al igual que la tecnología de Darrow.

Días de futuro pasado

Este es el título del último episodio de la cuarta temporada, aún reciente en nuestras retinas. Se aglutinan infinidad de referencias al cine, series tanto nacionales como extranjeras, en una vorágine de sucesos que dejan sin respiración al telespectador, ya desde el primer minuto, con el hallazgo de un bebé muerto cerca del edificio del Ministerio.

Pero no hablaré de todo esto, porque mucho se está diciendo, y no es cuestión de repetir las cosas hasta la saciedad. Tampoco analizaré el capítulo, sino algunos puntos clave que, desde mi punto de vista, están relacionados con la explotación de los viajes temporales, y viene muy a cuento a El Ministerio del Tiempo.

Portada de la edición digital de Sportula para ‘Los herederos de Julio Verne’.

Otras referencias de explotación en viajes temporales

Al margen de las referencias culturales encontradas y comentadas por doquier sobre el último episidio de la temporada, el 4×08 Días del futuro pasado, personalmente he encontrado otros guiños que, si no son referencias directas, pueden serlo indirectamente, es decir, no intencionadas.

Todos recordamos la escena del carrito de bebé, los comentarios de Julián en el 2070, la escena de la patrulla del tiempo preparados para la misión, Cuéntame y Jordi Hurtado, Terminator, etc… Pero hay algo más. Esto es: el uso que se le da a los anacronópetes en ese futuro. Estos aparatos se han multiplicado y nos son presentados como naves espaciales. La tiranía de Salcedo no es nada nuevo: solo los ricos viven bien y tienen todas las comodidades y privilegios por encima de la mayoría de la población, totalmente inmersa en la pobreza y la persecución.

Toda una distopía

Así pues, el futuro de 2070 es toda una distopía, con su Resistencia y todo, una España que recuerda a Blade Runner y Terminator. Y uno de los puntos fuertes es el uso de los anacronópetes como medio de «producción» de alimentos de lujo. La devastación capitalista ha dejado con pocos recursos al país —quién sabe si al planeta entero—, incluso la genética se ha degenerado, por lo que los anacronópetes buscan en el pasado múltiples recursos para los ricos: agua, tomates, y niños con perfecto estado de salud que cumplan con los requisitos físicos que desean los padres. El robo de estos recursos y de bebés es un ingrediente que aumenta el drama social y humano al que se ha llegado.

La ciencia ficción de Gabriel Bermúdez Castillo

Llegados a este punto quiero remarcar la similitud con el cuento Duerme, querido monstruo, del zaragozano Gabriel Bermúdez Castillo, incluido en su libro Instantes Estelares (1994). Se trata de una breve narración donde se describe un futuro en el cual se ha conquistado el viaje en el tiempo y los recursos de la Tierra están bajo mínimos, por lo que se ha optado por enviar «tropas» de cultivo a la Prehistoria para generar alimento natural y saludable con la que abastecer a la Humanidad.

Este no será el único ejemplo de Bermúdez con los viajes en el tiempo. En Los herederos de Julio Verne (2013), el medio de transporte temporal es un coche de modelo similar a los de la década de los 40. En él, no solo se puede viajar, misteriosamente, a momentos y escenarios clave en las narraciones de Julio Verne. También traslada a un enigmático lugar, una cueva que guarda un tesoro inmenso de joyas y que parece estar enclavado en un momento prehistórico anterior a nuestra era, tampoco queda muy claro. Así, volvemos al uso de la máquina del tiempo para saciar a un personaje de «tesoros» antiguos, saqueando o utilizando discriminadamente una época que no es suya.

El futuro como alternativa

Si hablamos de personajes atrapados en el futuro, también habrá que hablar de Los herederos de Julio Verne, donde Ismael, el protagonista, tendrá una disyuntiva: quedarse en una sociedad futura que no entiende. Así pues, el accidente de Lola Mendieta en el último episodio que nos ocupa de la serie, la obliga, en este caso, a no volver a 2020. Este tipo de decisiones las hemos encontrado en numerosos relatos y, también, en El Ministerio del Tiempo.

Alonso de Entrerríos es ya un hombre casi de nuestra época; en Stargate SG-1, el yaffá Teal’c se verá obligado, como recurso a su lucha contra los Señores del Sistema, a enrolarse en las filas del SG1 y vivir como un humano más en la Tierra lo máximo posible, con las contraindicaciones y problemas que ello le causará.

Sui generis

Ya hemos visto que, mirando más profundamente, El Ministerio del Tiempo contiene referencias inagotables e interminables que forman parte del imaginario colectivo de ciencia ficción, sumadas a las obvias, las que el público ha reconocido por ser más conocidas. Y es que además, la serie de Pablo y Javier Olivares no solo bebe de otras aguas —como Las puertas de Anubis de Tim Powers o El fin de la eternidad, de Asimov, referencias ya indicadas por Javier—, sino de propias, al saber moldear a su modo la arcilla acumulada en tierras literarias y culturales de la ciencia ficción; ha situado a sus personajes en un entramado tan difícil de manejar por la cantidad de pisos que hay en este edificio, cada vez es más alto, del género fantástico y la cultura pop, haciendo que El Ministerio del Tiempo sea un producto sui generis.

Tripulación CosmoVersus

Marcos A. Palacios
Marcos A. Palacios
Administro CosmoVersus y colaboro con la Editorial Gaspar & Rimbau, donde he publicado mi primera obra antológica 'Fantasía y terror de una mente equilibrada' y corregido y anotado los libros de los 'Viajes muy extraordinarios de Saturnino Farandoul', entre otras ocurrencias. Mis reseñas van más allá del mero apunte de si este o aquel libro me ha gustado mucho o no. Busco sorprender y animar a los lectores a leer y compartir mi experiencia personal con los libros, igual que los compañeros de CosmoVersus. Soy muy retro, y no por mi edad, pues a los 20 años ya estaba fuera de onda. Perdón por no evolucionar al ritmo de los tiempos, pero es que soy yo.

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