‘El Tiempo es el que es’ en el Ministerio del Tiempo (2017) [Reseña]

El tiempo es el que es: Hace poco pude regalarme el cómic y el libro de El Ministerio del Tiempo. He tenido que aguantarme para no leer el libro antes de acabar el que tenia entre manos, y ahora, por fin, he terminado esta obra que completa, igual que el cómic, a la serie de TV y se une al fenómeno transmedia iniciado con una revolución que no se esperaba.

El tiempo es el que es

En el prólogo Javier Olivares habla sobre lo que pretendía ser el El Ministerio del Tiempo, una serie que aunque no gustara a nadie, al menos era la creación suya y de su hermano, hace ahora unos 15 años. Pero lo que no se esperaban es todo lo que ha venido detrás. Resulta que sí, que ha gustado y ha infectado a cuantos telespectadores y mentes inquietas se han acercado a una historia asombrosa como original llevada al plano de lo español, algo que echa hacia atrás a mucha gente que no confía en el producto nacional. Reconozco ser de esos, pero El Ministerio del Tiempo es diferente lo cojas por donde lo cojas.

El libro, escrito por expertos en la serie (sus guionistas) consta de tres aventuras diferentes que entrelazan con un tema central común: Lola Mendieta, ese personaje fascinante interpretado por Natalia Millán que es decisivo en muchas claves de la serie. Aqui ocupa su lugar como debe ser. Pero es una pena que siga siendo secundario, de momento.

El conde del tiempo

Un fotógrafo de arte se desmaya cuando encuentra un mensaje de socorro de un antiguo agente del Ministerio en un beato del siglo VIII, en Santo Domingo de Silos. Y es que Elías Sotoca desapareció hace tiempo tras la rebelión de Leiva, pero ahora pide ayuda. Alonso, Julián y Amelia viajarán al 808 a rescatarlo. Como no podía ser de otra manera, las cosas se irán complicando de sorpresa en sorpresa, hasta que alguien destruye las puertas para atrapar a nuestros agentes en una época que no les corresponde.

Un episodio que TVE rechazó al no contar con un personaje histórico real, Bernardo del Carpio, del que solo se conoce por leyendas no verificadas. De corte narrativo ligero y sin adornos, sencillo y en mi opinión pobre, no deja de ser testimonio de una aventura digna de ver. Al fin y al cabo, ¿qué podía esperar de la novela? No podía ser un producto altamente literario, va dirigido a los fans y neófitos de El Ministerio del Tiempo, por lo que esa sencillez me parece correcta. Al menos la lectura es amena y contiene toda la personalidad y lo que esperaba encontrar en ella. Conociendo a los personajes es  suficiente para imaginar que lo que estás leyendo, lo estás viendo.

Después del buen tiempo, la tempestad

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Tras escapar del siglo IX, nuestros agentes intertemporales del Ministerio terminan en el siglo XVII, en Cartagena de Indias, donde inicialmente no les espera ninguna misión, sino que deben volver a España para encontrar una puerta que les conduzca al siglo XXI. No hablaré más de ese punto para no estropear la sorpresa.

Lo que comienza siendo un viaje en la flota española de regreso a la Península, acaba siendo una metedura de pata de uno de los protagonistas, que sin querer cambia la Historia y pone en peligro su propia vida. Por lo que Amelia se convierte en una investigadora y la narración toma matices de misterio en pleno 1643.  Esta historia, más rica en datos y colores históricos, me ha resultado más completa, amén que más entretenida y dinámica. No ha faltado la sorpresa final y la referencia a un personaje histórico, Catalina de Eraúso, la Monja Alférez.

Olivares comenta en el prólogo que este episodio no pudo ser rodado en las dos primeras temporadas por resultar demasiado costoso, pero habría sido un placer verlo en acción real.

Tiempo de espías

La historia más larga del libro que finalmente se estrenó como el episodio 3×02 titulado también Tiempo de Espías, donde una jovencísima Lola Mendieta es apresada en la operación Mincemeat. La Patrulla deberá ponerla a salvo y evitar que la II Guerra Mundial tome un rumbo diferente. En este episodio habrá héroes, heroínas, y sufrirán más que en ningún otro.

La narración en esta última aventura es más espesa, detallada y elaborada, aunque debo reconocer que, para mi gusto, en ocasiones han caído en expresiones ñoñas y sentimentaloides que no hacen juego con la historia.

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Fotograma de ‘Tiempo de Espías’

En definitiva ha sido un placer leer, si bien han caído en múltiples frases tópicas. Pero como he dicho antes, no es una obra literaria sino una creación con una finalidad concreta: entretener al fan y acercar al nuevo espectador de la mejor manera que han podido hacerlo. Y eso se refleja en que toda la pureza y personalidad de la serie se encuentran en este libro, en el que no faltan las referencias históricas y los personajes continúan siendo los que son, como el tiempo mismo.

Valoración final

Existen infinidad de ideas y episodios del El Ministerio del Tiempo guardados en los discos duros de Olivares y cía, por lo que no sería de extrañar una nueva entrega en papel de las aventuras de los agentes intertemporales de nuestro Ministerio del Tiempo. Con la llegada a producción de Netflix el coste de los episodios es más atrevido, tal como hemos podido comprobar con la 3ª temporada, donde no se han escatimado ciertos gastos y la serie ha ganado en calidad, sumada a la que ya tenía. ¿Hay posibilidades de que muchos de esos episodios tan especialmente costosos pudieran llegar a rodarse? Creo que sí. Y los espero.

El Tiempo es el que Es, por Anaïs Schaaff y Javier Pascual, 2016

Editorial Penguin Randon House, 2016.

Ediciones De Bolsillo, 2017.

320 páginas.

ISBN: 9788466339575

Tripulación CosmoVersus

Marcos A. Palacios
Marcos A. Palacios
Administro CosmoVersus y colaboro con la Editorial Gaspar & Rimbau, donde he publicado mi primera obra antológica 'Fantasía y terror de una mente equilibrada' y corregido y anotado los libros de los 'Viajes muy extraordinarios de Saturnino Farandoul', entre otras ocurrencias. Mis reseñas van más allá del mero apunte de si este o aquel libro me ha gustado mucho o no. Busco sorprender y animar a los lectores a leer y compartir mi experiencia personal con los libros, igual que los compañeros de CosmoVersus. Soy muy retro, y no por mi edad, pues a los 20 años ya estaba fuera de onda. Perdón por no evolucionar al ritmo de los tiempos, pero es que soy yo.

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