Haciendo alusión al título de Isaac Asimov, Yo, robot, la exposición Nosotros, robots irrumpe en el Espacio Fundación Telefónica con una increíble muestra de prototipos y diseños de robots. Un recorrido desde el lejano siglo XV, con sus autómatas, hasta la actualidad, mostrando el impacto de la robótica en la vida social y cultura del ser humano, así como su evolución en la práctica. Puede verse hasta el 3 de febrero de 2019.
Ya en su día Leonardo da Vinci creó proyectos cercanos a lo que hoy día conocemos como robot, que hasta el siglo XVIII se conocerían como autómatas, y es en esta época ilustrada donde explosiona la curiosidad científica que en el XIX se verá ya encaminada a una visión del futuro.
En nuestros días, un robot ya es sinónimo no solo de una máquina que pueda sustituir a la mano humana para fabricar o realizar tareas concretas, sino de Inteligencia Artificial y de androide/ciborg. Muchos tienen forma humanoide y pretenden imitar el comportamiento humano. Pero ¿qué hay detrás del interés por los robots? Muchas miradas e historias se han encauzado hacia la imitación humana para ayudarle en sus tareas, facilitarle las cosas, como Daneel Olivaw, uno de los robots de Isaac Asimov, prácticamente la imitación fiel de un hombre.
En otros aspectos, se ha buscado la robotización del cuerpo humano para hacerlo inmortal, como en Ghost in the Shell. O simplemente como una herramienta capitalista, véase Metrópolis. Pero todavía no ha llegado el día en que toda esa fantasía se haga realidad, y de momento tenemos solamente unos prototipos que sirven para poco más que ayudarnos en nuestras labores de ocio, a nivel social. También, con precisión milimétrica, para avances científicos, tanto médicos como de exploración -ahí arriba, en Marte-…
Con los antiguos autómatas se buscaba entretenimiento y curiosidad, y ya en el siglo XX, tras el avance tecnológico y capitalista, el robot fue la máquina ideal para los fines del mercado. En realidad, por mucho que pensemos en lo mismo, siempre llegaremos a la misma determinación: la perfección en la robótica responde únicamente al deseo de superación del ser humano. Otra cosa es que luego se utilice este conocimiento para cualquier fin, bueno o malo, burdo u honesto… es algo que pertenece a nuestra naturaleza.
Los robots nos han servido siempre, ya sea con aspecto de máquina, armatoste, humanoide o animal. Los encontramos para todo tipo de tareas, como ya he comentado: desde la exploración del fondo marino hasta el más allá del Cosmos.
La exposición recuerda a Isaac Asimov y sus leyes de la robótica, ampliamente conocidas por todos, con las que sus robots estaban diseñadas para asegurarse una limpia fidelidad al ser humano. Otro apartado de la exposición muestra esos robots salidos de las páginas del manga o el cómic, en revistas como Creepy y su serie sobre el robot Archie, o en el manga con los famosos Astroboy y Mazinger Z; la música también tiene su lugar.
Lo cierto es que todos los robots reunidos en la sala tienen un mensaje: podemos conquistar cada aspecto de nuestra vida y naturaleza gracias a ellos, con o sin nuestra forma, pero la literatura, el arte, la inteligencia, la música, todo está plagado y destinado a ser clonado como robot. No olvidemos los efectos negativos o el mal uso: un T-800 nos observa malicioso desde su vitrina.
El robot InMoov, arriba, nos observa seguro de sí mismo, quizá sepa que es semejante a nosotros, quizá crea que nos está superando o intente comprendernos. Arriba, un sol artificial, lo ilumina y da calor. InMoov busca, en su inmensa soledad, cómo ser un humano.
DÓNDE: Espacio Fundación Telefónica, Madrid. Enlace de la web exposición Nosotros, Robots
Hasta el 3 de febrero de 2019.
Entrada Gratuita.
Tripulación CosmoVersus
- Administro CosmoVersus y colaboro con la Editorial Gaspar & Rimbau, donde he publicado mi primera obra antológica 'Fantasía y terror de una mente equilibrada' y corregido y anotado los libros de los 'Viajes muy extraordinarios de Saturnino Farandoul', entre otras ocurrencias. Mis reseñas van más allá del mero apunte de si este o aquel libro me ha gustado mucho o no. Busco sorprender y animar a los lectores a leer y compartir mi experiencia personal con los libros, igual que los compañeros de CosmoVersus. Soy muy retro, y no por mi edad, pues a los 20 años ya estaba fuera de onda. Perdón por no evolucionar al ritmo de los tiempos, pero es que soy yo.
