‘Haladriel. Mano de Galaxia II’. Gabriel Bermúdez Castillo (1987). Edición íntegra 2008 [Reseña]

Llegamos al final de la épica historia de Víctor Lanyard y un viaje a través de la galaxia. Haladriel es el libro segundo de una novela trepidante, una space opera, como la denomina su propio autor.

Mano de Galaxia II: Haladriel

Aviso, nuevamente, de que esta reseña contiene numerosos detalles de la novela, pues me resulta imposible desgajar algunos elementos de la misma sin tener que nombrarlos. Lamentablemente, no he podido realizar apartados limpios, por lo que toda la reseña es susceptible de desvelar datos. Quienes optéis por no descubriros antes de tiempo qué pasa en Haladriel, pasad direcatmente a la Valoración final de esta reseña, más abajo.

Hace tan solo unos meses dejamos a Victor Lanyard partiendo de Golconda para emprender un viaje insólito, con el único objetivo de dominar la galaxia conocida, y que se halla en manos del Sha Quajar, el Emperador. Así, Víctor comenzará a realizar alianzas en Barlión. Este volumen, Haladriel, que continúa directamente de Golconda, narra la lucha por la expansión territorial del pequeño adulto paidós, los negocios, tratos y estrategias que llevará a cabo para imponer su justicia contra los prohibidos. Pero también trata sobre su evolución psicológica, los personajes que le rodean y el resultado de todas sus acciones.

El volumen de Haladriel contiene:

  • Ficha catalográfica.
  • Novela Mano de Galaxia II: Haladriel.
  • Cerca de 250 notas a pie de página.
  • Notas complementarias.
  • Bibliografía: sobre la obra de Gabriel Bermúdez Castillo y reseñas y estudios; bibliografía compelementaria.
  • Índice onomástico: de 120 páginas, con referencias a personajes, lugares, etc. de Mano de Galaxia.
  • Índice de los dos volúmenes.

Estilo

En primer lugar, y siguiendo con la tónica de la reseña anterior, el volumen de Haladriel confirma nuevamente el carácter cervantino de Mano de Galaxia. Y con esto, aclaro, no quiero decir tampoco que compare las dos obras, ni que ésta supere a aquélla. Únicamente, formas y estilos narrativos bailan a lo largo del texto, intercalando capítulos narrados en primera persona o en tercera; contando historias ajenas que, después, se unirán directamente a la trama principal con personajes definidos y bien construidos. Formatos de teatro, cartas, testimonios de otros personajes, etc. Además, todo ello necesario para ampliar el contexto general de realidad que presenta la historia. Si en Golconda se inició este amasijo narrativo, Haladriel lo remata de forma brillante.

Llegarás a ser la primera mano del planeta, y quién sabe si la del imperio.

Haladriel. Gabriel Bermúdez Castillo.

Con todo, el lector debe asimilar que nada de lo narrado o añadido quedará fuera por motivos intrascendentes. Todo, absolutamente todo, es aprovechable a lo largo de toda la lectura. También encontramos algún capítulo con un tono algo poético y fuera del estilo general de la novela, como lo es Esperando la noche, el cual me recuerda, personalmente, al estilo de La piel del infinito.

Como curiosidad, dado que Gabriel otorga a sus novelas una pátina intelectual, en Haladriel elige las más atrevidas teorías sobre la conquista del espacio, la terraformación, los sistemas de administración y política y, además, todo lo amplía con una suave panorámica sobre la ciencia ficción del siglo XX. No obstante, las referencias a la misma estarán presentes a lo largo del libro; pero también, referencias a otros títulos del autor.

Pero no solo se contenta con esto. Las culturas e historia de otros planetas son una norma inseparable en la narrativa bermudiana. Así, las descripciones de los mismos nos adentran en sociedades similares a los amish o cuáqueros, por ejemplo, y otros más avanzados muy cercanos a la ciencia ficción del siglo XX descrita por autores como Isaac Asimov, en Barlión (ciudad origen Lady Jane en El Señor de la Rueda). Pero también se atreve con lo más polémico: la violencia. Recorreremos planetas con ciudades que superan la crueldad hallada en la futura novela Demonios en el cielo, totalmente dadas a la perversión y el crimen. Pero no puedo decir más que ,incluso lo malvado, en la pluma de Gabriel, suena de otro modo, hasta llegar al placer que encierra la lectura de cualquier cosa que describa.

Con todo lo anterior queda demostrada la solidez del estilo bermudiano, una vez más, y nos encontramos en el principio de su creación: Mano de Galaxia fue redactada en la década de los 70 a lo largo de varios años.

Idealización de las naves espaciales de Mano de Galaxia. Fuente: Imagen de Alan Frijns en Pixabay

Shakespeare

Hay un capítulo, también llamativo, en el que las referencias y formas en torno a Shakespeare se tornan evidentes. Y perdonadme si estoy equivocado, pero, el cambio brusco de narrativa a diálogo teatral dentro del mismo, el tono solemne y lírico que emplean Víctor y el Emperador, y las frases proféticas que emanan los personajes, dan cuenta de que Gabriel sabía lo que hacía. No menos merecedor del título shakespeariano es la futura perdición de Víctor que, llegado cierto momento de la historia, comienza a tener algo de remordimientos, lo que conducirá a escenas verdaderamente inolvidables.

Y en medio de ese sueño, sin daros cuenta del momento preciso, pasaréis a ese proceloso país de la muerte, del que nada se sabe.

Haladriel. Gabriel Bermúdez Castillo.

Aquí hago un inciso, totalmente justificado. Haladriel viene a ser como el culmen de la conquista de un imperio para imponer otro; el recorrido y formación de un sangriento dictador que, a medida que avanzan sus victorias, se convierte en un ser aún más cruel y despiadado. Un lord, un sire, un dios, en definitiva, cada vez más abocado a la sangre y a los delirios de grandeza. Hasta el punto de que es comparado con lo peores cabezas de regímenes del siglo XX: Hitler, Stalin, Mao… Con todo el derecho del mundo, desde luego. El nivel de locura alcanzado por el pequeño rebelde pasará factura con (y aquí quería llegar para enlazar con lo anterior) un hecho shakespeariano: la visión de los fantasmas de sus principales víctimas dará lugar a un episodio dramático y a un giro inesperado (no será el único) de la trama. Los espíritus que Víctor contempla le hablan, se burlan de él, a modo de un Macbeth galáctico que sufre las consecuencias de sus actos viles y traicioneros en pos de conseguir más poder, que los propios lectores no serán capaces de procesar.

Lo inesperado

Una de las particularidades principales de Mano de Galaxia es, casualmente, Haladriel. Y quizá el autor no lo sabía entonces, pero años más tarde se convertiría en un verdadero hito, y no solo en su obra, sino en la ciencia ficción española. Como comenta un personaje en este volumen, Víctor es un elemento inesperado que se ha colado en la planificación del imperio. Pero no solo él, sino otro giro más inesperado aún, y del que no podré hablar largo y tendido, puesto que esta reseña se convertiría en un surtidor de desvelar secretos y sorpresas, y ya bastante he contado. Pues bien, uno de los elementos inesperados (al menos para Víctor) es el encuentro con una misteriosa nave, la Aldebarán, que dará un vuelco tanto a la historia como al destino del joven conquistador. Los secretos que guarda la nave, que Víctor intentará desvelar, serán la causa y excusa para su huida. Pero, ¿por qué Víctor debe emprender ese viaje? Dejemos que los lectores lo descubran, pero un factor ya sembrado en Golconda y que se tenía olvidado es el mejor ejemplo de despiste que Gabriel podía haber empleado para encaminar la historia hacia donde él quería o, mejor, hacia donde solo podía desembocar.

Yo mismo me voy cerrando los caminos.

Haladriel. Gabriel Bermúdez Castillo.

La Aldebarán y su origen es uno de los elementos fantásticos más claros en Mano de Galaxia (aparte de la píldora Taberner, claro está). Y viene a enlazar directamente con El país del pasado (2002). Por lo que recomiendo la lectura de esta novela después de Mano de Galaxia. Es verdad que entonces no se podía saber, pues Haladriel se publicó por primera vez en 2008, en esta misma edición que estoy comentando, y única hasta el momento. Pero ya estaba escrita desde hacía , al menos, treinta años. ¡Cuánto tiempo perdido sin conocer esta magna obra de Gabriel!

Idealización del misterioso velo estelar tras el que se oculta Haladriel. Fuente: Imagen de Chil Vera en Pixabay

Valoración final

Las razones por las que considero Mano de Galaxia como una de las mejores novelas de ciencia ficción españolas, y de la literatura española en general, son evidentes. La cultura volcada por Gabriel Bermúdez en ella da cuenta de parte de su futura producción, con novelas como Los herederos de Julio Verne y Espíritus de Marte, las dos a la altura de Mano de Galaxia, sin desmerecer el resto, ¡faltaría más! Pero en ellas se percibe un patrón épico e intelectual que sobresale por sí solo. La extensión de estos títulos contribuye a la labor documental y cultural del autor, el esfuerzo por mantener el ritmo y la lógica internos sin decaer ni cometer gazapos imperdonables. Pero no solo por ser “muy largas” estas novelas valen más que las demás. El contenido era necesario para recrear todo un mundo al detalle, con personajes y vivencias que dirijan al lector a retroalimentar con su propia realidad cultural e histórica.

Es necesario saber que Mano de Galaxia sigue siendo actual, a pesar del tiempo transcurrido desde su creación. La ciencia (ficción) y su aplicación en la expansión espacial del ser humano está muy presente y aplicada en la novela, hasta lo máximo posible. Dado que no podemos concretar la veracidad de los viajes hiperlumínicos y la colonización de otros planetas, nos quedamos con las teorías de hace casi cuatro décadas. Creíamos, pues, que la ciencia estaba muy atrasada, pero visto lo visto no lo era tanto. Y os lo dice un ignorante sobre la disciplina. Quizá Gabriel siguió los pasos de aquellos pioneros en la novela científica del siglo XX, pero no solo los superó, en mi opinión, sino que se adelantó mucho tiempo al gusto lector actual.

Tal vez la moral sea una forma de decir amor, con todas las letras revueltas y una ele de propina.

Haladriel. Gabriel Bermúdez Castillo.

Y no me extiendo más. Los que queráis descubrir los secretos de Víctor Lanyard y su proyecto de vida, tenéis esta magna novela a vuestra disposición. Los abiertos de mente, tanto en literatura como en corrección política, hallaréis una veta de gran calidad narrativa en Gabriel Bermúdez y en su obra, escasa pero necesaria en cualquier biblioteca. Finalmente, a los incrédulos, decirles que se pierden la oportunidad de su vida.

Recomiendo leer la introducción de Ballabriga en el tomo de Golconda, donde habla de Mano de Galaxia, y las numerosas referencias directas del autor, Gabriel, en el resto de dicha introducción, solo al final de la lectura, para completar la comprensión del libro. Seguro que me he dejado muchísimas cosas en el tintero, pero sería dificilísimo completar la reseña con un estudio a fondo, lo cual no es mi cometido actual. Con el tiempo, posiblemente, me vea capaz de realizar un trabajo más profundo sobre la obra de Gabriel.

Mano de Galaxia II: Haladriel. Gabriel Bermúdez Castillo (2008)

Edición de Larumbre – Instituto de estudios aragoneses. Colección Textos aragoneses 54. 2008. Primera Edición.

Edición, introducción, notas y apéndices: Luis Ballabriga Pina.

Rústica con solapas. 1544 páginas.

ISBN: 9788492521456

Pulsa en la cubierta o el título para adquirir un ejemplar.

Tripulación CosmoVersus

Marcos A. Palacios
Marcos A. Palacios
Administro CosmoVersus y colaboro con la Editorial Gaspar & Rimbau, donde he publicado mi primera obra antológica 'Fantasía y terror de una mente equilibrada' y corregido y anotado los libros de los 'Viajes muy extraordinarios de Saturnino Farandoul', entre otras ocurrencias. Mis reseñas van más allá del mero apunte de si este o aquel libro me ha gustado mucho o no. Busco sorprender y animar a los lectores a leer y compartir mi experiencia personal con los libros, igual que los compañeros de CosmoVersus. Soy muy retro, y no por mi edad, pues a los 20 años ya estaba fuera de onda. Perdón por no evolucionar al ritmo de los tiempos, pero es que soy yo.

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