‘Homenaje a Tolkien’, Varios autores (1992) Parte 3. [Reseña] 

Las reseñas de Homenaje a Tolkien llegan a su fin con esta tercera entrega en la cual, en mi valoración final, comentaré alguna que otra polémica.

Homenaje a Tolkien. 19 relatos fantásticos. Parte III

Y llegado el final, no puedo más que tener palabras grandes y chillonas para alabar este libro que tan buenos momentos me ha hecho pasar. Como siempre, ha sido un placer y, sobre todo, una diversión leerlo con tranquilidad, porque a veces las lecturas ansiosas desvirtúan la visión del título escogido y nublan la opinión. Y al final, no ha servido de nada. Por eso me enorgullezco de no leer aprisa. Estos cuentos, que no todos me han gustado, me han llamado a prestar más atención a un género literario que tenía solo arrinconado con Tolkien. Allá van los últimos seis autores.

La naga. Peter S. Beagle

Peter S. Beagle. Fuente: Lubimy.

El autor se aleja, en este cuento, de la cultura occidental, para adentrarse en la oriental; concretamente con reinos hindúes y seres mitológicos. Los naga, semidioses con forma de serpiente y siete cabezas. En esta ocasión, un naga hembra, una neguimi, es la excusa para recrear cómo un manuscrito de Plinio el Viejo ha llegado a las manos del autor, contando una historia fascinante, tierna y llena de romanticismo.

Poco más podría contar de La naga, puesto que es muy corto y destriparía demasiadas cosas. Pero el relato se centra en la relación entre el rey de Kambuja (actual Cambodia) y una neguimi, y cómo su amor es capaz de cambiar las actitudes de una persona. En resumen, un breve e intenso cuento de amor, con enseñanzas de fondo, muy semejantes a esos poemas y mitos antiguos, así como canciones, y que han servido de modelo a tantos autores inspirados por su estilismo. Por ejemplo, Gustavo Adolfo Bécquer o Washington Irving.

La rebelión de los duendes de Confite. Mike Resnik

Mike Resnik. Fuente: Distópolis.

No sé si odiar o querer este relato. Cortito —por fortuna—, un tanto desequilibrado, con un final indiferente y absurdo. Quizá era la intención del autor, al que no debo culpar solo por el hecho de que no me haya gustado.

Un día, Arthur encuentra a siete enanos en su sótano, pegados al suelo. Llegaron por arte de algún tipo de fenómeno cósmico-científico desconocido. Quieren sangre y venganza. Y cada uno tiene su personalidad. Son siete, como he dicho. Con nombres que recuerdan a Disney, al que, además, quieren matar, y son azules.

Bien, hasta ahí, puedo pensar que existe una crítica oculta al capitalismo. Justo en un relato donde se pervierte la raíz de los cuentos infantiles y de hadas. ¿Qué más puedo decir? Posiblemente no lo haya entendido. Es muy probable que sea un bobo. No lo negaré. Pero tampoco puedo negar que podrían haber prescindido de este cuento en esta antología.

El Rey del Invierno. Jane Yolen

Jane Yolen. Fuente: Sitio web personal.

En una fría noche, un niño nace muerto, helado, pero el padre lo revive. Sin embargo, la comadrona ve en este suceso un presagio, un mal presagio.

Este cuento es cortísimo, por lo que apenas podré esbozar alguna línea para no contar demasiado y estropear el interés de los lectores. A lo largo de algunos años seremos testigos de algunas experiencias del niño que revivió y, en efecto, allá donde va surgen desgracias. Pero lo más interesante es la lírica emoción de la autora para contar cada uno de los hechos que siguen. Lírica emocional, delicada y triste. Porque en realidad, el niño siente que algo más allá de lo humano lo persigue, lo busca, y él sabe, sin saber realmente el qué, dónde encontrarlo y cuándo hacerlo.

A veces, en nuestras vidas, sabemos lo que queremos, pero ignoramos los medios para conseguirlo, desconocemos los errores a la hora de buscar o dejar que eso que necesitamos, esencia o lo que sea, se libere dentro de nosotros hasta dar el cambio final, aceptarnos y vivir conforme a lo que somos. Divagaciones, podéis pensar.

Götterdämmerung. Barry N. Malzberg

Barry N. Malzber. Fuente: Locusmag.

Una comunidad de dos elfos, un enano y una giganta visitan a un mago para pedirle que les ayude a recuperar un anillo. Ligeramente basado en El anillo del Nibelungo, de Richard Wagner, contiene algunos elementos esenciales, y sin embargo distorsionados en un brevísimo cuento que acaba con una ironía.

Si bien prometía, finalmente el resultado no consigue hacer brillar este relato, por lo demás entretenido. Otra característica, el palabro del propio título, Götterdämmerung, no parece tener mucha relación con el contenido de la historia, aunque así parece intentarlo. O eso, o yo no he entendido nada, por lo cual, dado el caso, ruego me disculpéis, porque lo he leído dos veces y no hallo vínculo alguno.

Río abajo. Gregory Benford

Muy a mi pesar debo de reconocer que no existe un libro de relatos sin un garbanzo negro que desluzca el cocido. Porque este cuento ha sido una experiencia terriblemente insoportable para leer. Sin menospreciar, por supuesto, al autor, ni a los gustos ajenos, diré que no ha habido una lectura tan inaguantable como esta.

John va en busca de su padre, desaparecido hace años, cuando él era muy, muy pequeño. Aún es un niño, y se embarca en su aventura en un mundo donde los elementos de la naturaleza tienen una función y unas leyes diferentes a las de la realidad: el mundo es un tubo donde los trabucos pueden ser cultivados, y las corrientes y tormentas temporales pueden destruir los barcos.

Puede que os suene muy bien, y, de hecho, la imaginación de Benford es desbordante, pero también, desconcertante. El primer error que considero fatal —de una gran serie de errores en este cuento—, es agobiar al lector al principio con descripciones poco claras del mundo en que se haya el protagonista. Sin una clave para que el lector entienda bien lo que le espera, te cargas la narración. Lo que está claro es que, ya sea por dificultad de comprensión, ya sea por exagerada pretensión del autor, se desvía por completo de la historia que va contando mientras intentas entender lo que dice, de modo que el efecto logrado es no entender nada. Así, de sopetón, te lanza toda la retahíla en una presentación poco adecuada.

Gregory Benford. Fuente: Entrevista YouTube.

Después, el ritmo general de acontecimientos es tan irregular que la mayor parte de sucesos no ha calado ningún interés en mí. De hecho, me han aburrido hasta la saciedad, porque en ningún momento despierta emoción. Se pierde por las ramas de tanto abarcar, que al final no cuenta nada. Y no digamos del final: tan absurdo y estúpido como el hecho de que este relato figure en esta antología.

Si os parezco cruel después de alabar tanto los cuentos de Homenaje a Tolkien, no os preocupéis. Yo también tengo mi lado oscuro, que ejercito a base de sinceridad y de objetividad. Puede que Río abajo sea el cuento favorito de otros, pero en mi caso, es lo peor que he leído en mucho tiempo. Y está bien escrito. Es decir, no se trata del estilo del autor, sino de lo que está contando, de cómo lo está contando.

La peor parte es la de la tormenta temporal y las distorsiones, durante la travesía del barco. Ya no es que John, el protagonista, dé tumbos de aquí allá en situaciones sin sentido y que no tienen mayor interés que el gusto por leer y ya está, sino que esta secuencia es tan extensa, espesa y cargante, que al final sigues como estabas. Como cuando te comes un helado que parecía delicioso y no sabe a nada: te dan ganas de tirarlo sin acabártelo porque no lo disfrutas. Creo que Benford se ha extralimitado en elementos que no van a ninguna parte, que tienen una premisa interesante, pero, al final, no ha desarrollado con el mínimo interés para el público lector.

No quiero repetirme, así que lo dejaré aquí. Juzgad vosotros mismos bajo vuestro propio criterio. Lo digo siempre.

La muerte y la dama. Judith Tarr

En un pequeño pueblo francés asolado por la peste negra, Jeannette encuentra a una extraña dama encinta, a la que acogen sin pensarlo. Pronto descubrirán los terribles misterios y el pasado de esta mujer tan enigmática como atrayente y hermosa.

Judith Tarr. Fuente: Uncanny Magazine.

Un precioso cuento de brujas que ha puesto la guinda final al libro y me ha quitado el malísimo sabor de boca del cuento anterior. En esta ocasión, la única referencia que he encontrado y que podría enlazar con Tolkien es que nombran a los Elfos y que se ambienta en Francia, país al que fue destinado el autor en la I Guerra Mundial. Sin embargo, a pesar de no tener apenas elementos fantásticos, sugiere más durante toda la narración que lo que finalmente muestra.

La estrategia de Judith Tarr se centra en algo que me atrae bastante: conocer a los personajes, al menos los principales, su contexto y vida; y dejar un poco de lado la historia que realmente quiere contar, que ocupa menos espacio en la narración. Aun así, funciona tan bien que he pasado toda la lectura disfrutando de la sencillez e intensidad de palabra de la autora, para describir un ambiente que en todo momento mantenía un suspense e inquietud tales que obligan a seguir con el siguiente párrafo, y así hasta el final.

Quiero dar especial atención al contexto post-peste negra. Confieso que, desde pequeño, me han impresionado las producciones sobre esta epidemia medieval. Y al final, las historias que contienen este hecho histórico me atraen sobremanera. Pero no es simple: cuando la peste negra —o peste bubónica— interviene en alguna narración, película, serie…, se produce un cambio fantástico y terrorífico en mi percepción de dicha obra, aumentando el interés.

Como había mencionado antes, el hecho de vislumbrar apenas el hecho fantástico intensifica aún más el interés y el presentimiento de que algo hay escondido. Si sospechas esto, no vas mal desencaminado, y tendrás la dosis que estabas esperando.

Valoración personal

Creo que ya lo comenté en la primera parte de la reseña, pero no está de más agregar algún detalle más a mi valoración final del libro.

Antes que nada, quiero anunciar que realizaré un episodio en CosmoVersus Podcast acerca de mi opinión del libro, animado por la información y comentarios, ya antiguos, que opinaban sobre la mediocridad del mismo, con severos ataques que considero nada constructivos. Estas opiniones las he encontrado en el sitio de Ciberdark y en Goodreads, y tras comentarlo con otros allegados, decidí desmontar tales vilipendios en pos de analizar, de forma objetiva y constructiva, lo bueno y lo malo de este libro, sin caer en soberanas vulgaridades e impulsos infantiles.

Otra edición del libro, también de Timunmas.

Después de esta arenga, iré al grano: por encima de que los relatos no tengan el «sabor» de Tolkien, no significa que no sean válidos. A ver: en toda antología puede o no gustarte todo. Es mi caso, lo habéis comprobado. Pero en general me ha parecido un buen libro, desligándolo del título. Desconozco si la editorial original tenía pensado atraer simplemente a la gente haciéndole creer que en este libro encontraría rastros y mundos de la Tierra Media. Lo primero que hay que pensar es que no se pueden usar elementos de la obra del autor, por lo derechos. Así que, a ciegas, cogí este volumen y empecé a leerlo. Los 19 relatos son muy distintos entre sí, lo que le da mucho más valor, porque no se hace monótono. También hay variedad de estilos, unos mejores y otros no tanto, según el gusto.

Al final, todo se reduce a las preferencias personales. He encontrado historias bien escritas y traducidas —esto último importante, porque ninguna se escribió en español, y hay que ser muy bueno para realizar una traducción de tal calibre—. Mi enhorabuena a Jaume de Marcos, Mila López y Elvira Sáiz.

El hecho de un libro de este género literario me haya embaucado es un logro, porque ya dije que no soy dado a leerlo. Es más: quien más me gusta es Tolkien, y precisamente él me llamó la atención a la hora de elegirlo, pero por fortuna, no esperaba nada concreto, porque, si lo pensamos con lógica, el hecho de ser un homenaje no te da derecho a hacerte una idea propia de algo que no conoces. Eso, quizá, me ha salvado de pertenecer a esas hordas odiadoras que, de no saber usar su criterio, diría que no lo tienen.

En fin, que he disfrutado como loco y creo que me ha abierto el apetito a este tipo de lecturas y autores. Pertenecen a una época en la que se podía escribir sin miedo a que nadie llorara porque una palabrota le ha hecho pupa en el sentimiento, y cosas así. No tengo más que decir, solo que, recomiendo este libro, por si no os habíais dado cuenta.

Muchas gracias, viajeros y exploradores del cosmoverso, por acompañarme en este viaje a través de la fantasía de buena tarifa, y de estas tres partes de una reseña extensa y variada.

Homenaje a Tolkien. 19 relatos fantásticos. Varios autores. 1992.

Título original: After the King: Stories in Honor of J.R.R. Tolkien.

Grupo Editorial CEAC. Timun Mas. 1999.

Colección Fantasía Épica. Edición bolsillo.

Rústica sin solapas. 448 páginas.

Traducción: Jaume de Marcos, Mila López y Elvira Sáiz.

Selección: Martin H. Greenberg.

Introducción: Jane Yolen.

ISNB: 84-480-3919-X

Tripulación CosmoVersus

Marcos A. Palacios
Marcos A. Palacios
Administro CosmoVersus y colaboro con la Editorial Gaspar & Rimbau, donde he publicado mi primera obra antológica 'Fantasía y terror de una mente equilibrada' y corregido y anotado los libros de los 'Viajes muy extraordinarios de Saturnino Farandoul', entre otras ocurrencias. Mis reseñas van más allá del mero apunte de si este o aquel libro me ha gustado mucho o no. Busco sorprender y animar a los lectores a leer y compartir mi experiencia personal con los libros, igual que los compañeros de CosmoVersus. Soy muy retro, y no por mi edad, pues a los 20 años ya estaba fuera de onda. Perdón por no evolucionar al ritmo de los tiempos, pero es que soy yo.

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