‘La conjura de los necios’, de John Kennedy Toole (1980) [Reseña]

La conjura de los necios es un libro que me recomendaron hace un par de años pero que, hasta ahora, había dejado a un lado. Y creo que fue un error postergar su lectura, porque considero que es de los mejores libros que he leído en muchos años. Esperpénticos, simpáticos, desagradables y desternillantes: así son sus personajes y las historias que nos cuenta su autor, John Kennedy Toole, que critica así a la sociedad de su época y de su país.

La conjura de los necios

Es el segundo libro que he leído en toda mi vida que me ha hecho estallar de risa. El primero fue Don Quijote de la Mancha. No es para menos. El humor que desborda esta obra resulta tan disparatado y realista que cualquier elogio es poco. Y, por supuesto, el cuadro de personajes y situaciones supera cualquier otra ficción vista en los últimos años. Hay que tener en cuenta que, a pesar de ser publicado en 1980, su autor lo escribió más de diez años antes. Pero a lo que iba; entre humor, chistes y gracias, todo sirve para hacer una ácida crítica a la sociedad norteamericana de aquellos años: el trabajo, las relaciones sociales, el racismo, la cultura, la política, los movimientos reivindicativos, la prostitución, la homosexualidad… Y todo ello de forma inteligente, sin chillar ni golpear a nadie ni a nada.

Porque, además de crítica, caricaturiza y exagera sin ridiculizar, sino sacando el mejor humor posible, a todos esos aspectos sociales que imperaban en Norteamérica en la lejana década de los sesenta. Aún así, se aparece completamente moderna, actual, como si se tratase de ayer mismo. Realmente no hemos cambiado mucho.

Solo me relaciono con mis iguales, y como no tengo iguales, no me relaciono con nadie.

Ignatius Reilly. La conjura de los necios.

Ignatius Reilly

El protagonista absoluto. Es un joven de 30 años que vive con su madre. Vago, insolente, sobreprotegido, guarro, maleducado, arrogante y con aires de superioridad intelectual. Sufre de sobrepeso y de una obsesión compulsiva por cambiar el mundo y la sociedad mediante sus escritos; lee a Boecio y es amante de la filosofía medieval, lamenta la carencia de geometría y de teología en la sociedad. A causa de su impertinente sinceridad, la lía allí donde va, siempre acompañado de su inconfundible gorra verde de cazador y su elefantiásica silueta, que lo hacen reconocible por todos aquellos que se cruzan en su camino. Pronto hará que la calle Constantinopla, de Nueva Orleans, sea conocida por muchos…

la conjura de los necios
Ignatius y su madre en el bar Noche de Alegría. Huntington Theatre Company.

Aparentemente siempre está enfadado, arremete contra todo y todo aquel que le muestre signos de vulgaridad y mal gusto. Claro que para Ignatius siempre es así. Por lo que, al final, solo queda pensar que todos los necios conjuran contra él. Precisamente este es el título, inspirado en una frase de Johnathan Swift: «Cuando en el mundo aparece un verdadero genio, puede identificársele por este signo: todos los necios se conjuran contra él».

Un niño consentido

Ignatius, el moderno «nini», hikikomoru o como queráis llamarlo, no es capaz de mantener orden en su cuarto ni sus relaciones sociales. ¿Cómo podrá hacer frente a un trabajo? Lo hace y, sin embargo, se las ingenia para desbaratar todo aquello que toca o a lo que se acerca. La ristra de barbaridades, tan poco probables pero finalmente forzadas por su inconsistencia social, resulta larga de por sí. A ello le acompañan unos personajes ya descartados en la norma y en la corrección social. Es como si Ignatius atrajese a sus iguales.

Y es que Ignatius es, en el fondo, inteligente. Su afilada oratoria demuestra lo que aprendió en la universidad pero que, por decisiones del destino, ha visto truncada su evolución mental como adulto. A esto es, precisamente, a lo que debemos aferrarnos a la hora de juzgarlo: el editor del libro, Walker Percy, lo describe, entre otras cosas, como un Don Quijote adiposo. Yo lo califico como un Groucho Marx antisocial. Y no es menos. Es un muchacho brillante. ¿Por qué utilizará su potencial para tan ruines planes? ¿Por qué se obstina en verse objeto de una conjura de necios?

La base de la paranoia es, según mi opinión, el hecho de que siempre estés encerrado en esa habitación y has empezado a recelar del mundo externo. No sé por qué insistes en vivir ahí abajo con los caimanes. A pesar de la revisión completa que está pidiendo a gritos tu psique, tienes un cerebro que podría crecer y florecer realmente aquí en Nueva York. Pero, en estas circunstancias, estás destruyéndote y destruyendo tu inteligencia.

Carta de Myrna Minkoff a Ignatius. La conjura de los necios.

Arranca la historia en La conjura de los necios

Siguiendo un esquema sencillo, la galería de personajes que desfilan en este escenario de desbarajustes y disparates de La conjura de los necios, vuelven una y otra vez a la vida de Ignatius, creando un hilo invisible que los mezcla a casi todos y encajan en el destino que, indiscutiblemente, tenía que alcanzar al protagonista. Así, tras una noche accidentada, y por culpa de los achaques de inconformismo de Ignatius, él y su madre tienen un pequeño accidente de coche mientras discuten, cuyos daños tendrán que pagar. Claro que no tienen dinero; por ello, Irene obliga a su hijo a trabajar.

Elenco peculiar

Una fábrica de pantalones destinada a la quiebra; empleados y dueño verán sus vidas atravesadas por el poco escrupuloso puñal de las fechorías de Ignatius, que removerá, sin duda alguna, sus estatus. Ah, claro, pero Ignatius no es tan malo como parece. Si él hace lo que hace porque piensa que está bien y tiene razón. Víctima descarada de su válvula pilórica que lo hace enfermar y sufrir ataques de autocompasión, deberá enfrentarse él solo a su madre, a los que quieren arruinarle la vida, a su exnovia Myrna, a la que maltrata epistolarmente, aunque ella insiste en «salvarlo» de aquel ambiente y de su madre.

Principales esperpentos

Pero los personajes, descritos magistralmente mediante diálogos y con apenas narración, resultan vivos, actuales, atemporales: la dueña de un bar que trafica con no se sabe qué con menores y huérfanos; una camarera tontita pero decente que busca ser estrella del escenario; un negro obligado a trabajar en el bar donde no le pagan ni el salario mínimo y por cuya boca salen verdades como cráteres; el dueño permisivo de una empresa que va a pique saboteado continuamente por la inquina de su esposa, empeñada en defender a su tabla de ejercicios por encima de las contestaciones hirientes de su marido; una oficinista más vieja que Matusalén que no tiene consciencia del tiempo; un policía condicionado a disfrazarse para atrapar delincuentes o será despedido del cuerpo; un vendedor de salchichas que lucha por sacar su negocio adelante y que es uno de los pocos personajes normales y equilibrados de la historia, como Myrna Minkoff, la exnovia de Ignatius con la que se cartea y que parece que es la única que lo aprecia y cree en él…

la conjura de los necios
Ignatius organizando la huelga de trabajadores en Levy Pants. Huntington Theatre Company.

Oferta de empleo: «Hombre limpio, muy trabajador, de fiar, callado». ¡Santo dios! ¿Pero qué clase de monstruo quieren? Creo que jamás podría trabajar en una institución con semejante visión del mundo.

Ignatius J. Reilly. La conjura de los necios.

¿Qué supone esta obra?

A nivel mundial está considerada una de las mejores de la historia de la literatura contemporánea. Y muy a pesar de sus detractores, viendo críticas como que «ha pasado a ser una gran obra solo porque su autor se suicidó demasiado pronto». Pues no, amigos, aunque John Kennedy Toole se suicidó a los 31 años, considero que La conjura de los necios no es mejor por su temprana muerte. Tengo demasiado criterio personal alejado de modas como para dejarme llevar por hechos tan vacuos como ese. Simplemente, veo el potencial del pobre John desbordando cada linea de La conjura de los necios.

Narrativa de Toole

Cómo usa los recursos narrativos sin abombar el texto de figuras grandilocuentes, sino yendo al grano pero llamando por su nombre a las cosas; también es verdad que parte de la culpa la tienen sus traductores, J.M. Álvarez Florez y Ángela Pérez, que han hecho un excelente trabajo (quitando el uso de un lenguaje que me ha resultado francamente «anticuado», y la edición es de 1997, una época en la que ya no se hablaba así; creo que deberían hacer una revisión para adaptar un poco al español más moderno) . Aunque debo decir que la edición de Anagrama en su colección de Compactos me ha parecido muy pobre, con una impresión nefasta (hay muchas letras borradas y fallos de impresión y, siendo de 1997 no hay excusa para hacerlo mal).

Digo esto por lo acertado del lenguaje empleado para describir, con pocos atributos, pero acertados, las situaciones y personalidades reflejadas en el libro. Haciendo gala de un humor, como he dicho antes, ácido y esperpéntico, podemos estar seguros de que la prosa de Toole supera la expectativa. Y el tratamiento de los personajes, caricaturas de sus propios estereotipos, llega a calar en los lectores que aprecien (sepan apreciar) esta obra o, al menos, sepan que está escrita con brillantez y criterio, aunque no les guste.

También les dije a los estudiantes que, por el bien del futuro de la humanidad, esperaba que todos fueran estériles.

Ignatius Reilly. La conjura de los necios.

El suicidio del autor

Poco se sabe de los motivos que lo llevaron al suicidio, pero en los últimos tiempos las editoriales no hacían más que rechazar su novela, La conjura de los necios, por resultarles «vacía» y que «no tenía tema». Pues nada más lejos de esos argumentos. De hecho fue su madre Thelma quien consiguió que el editor Walker Percy, que prologa la obra, publicara por fin el libro. Un año después, le fue concedido el Premio Pulitzer de forma póstuma, lógicamente, a John Kennedy Toole. Lo cual quiere decir que la literatura es relativa. ¡Y punto en boca!

No me cansaré de decir que es de las mejores novelas que he leído en los últimos años. Es una pena no poder ver la pantalla a sus personajes, pues ya hubo varios proyectos de llevarla al cine, que han resultado infructuosos. Aún así, no pierdo la esperanza.

Valoración personal de La conjura de los necios

En resumen de todo lo indicando, estamos ante una narración que ejemplifica de forma inteligente el arte del diálogo, por lo que entramos a conocer de primera mano a los personajes como si fueran vecinos de toda la vida. El personaje principal es un genio, definitivamente el mejor construido de todo el libro.

Salvando las distancias, podría compararlo al célebre e insoportable Sheldon Cooper de The Big Bang Theory. Y por supuesto, la crítica de la sociedad de su época y su país alcanza, inevitablemente, el grado de crónica y sátira social. Creo que Toole era un hombre fuera de su tiempo que supo analizar y representar, con el humor que corresponde, al estilo de los hermanos Caballero, la cultura y política, costumbres, anhelos y prejuicios de una Norteamérica tan caótica como la válvula de Ignatius.

Llegados a este punto, me despido por hoy, viajeros y exploradores del cosmoverso, con este libro que me ha hecho pasar buenísimos ratos y que, sin duda, debería estar en todas la estanterías particulares: odiaréis y amaréis a Ignatius Reilly por igual. ¿Por qué detesta el mal gusto de la gente? ¿Contra quién se rebela realmente? ¿Es su carácter una muestra de desprecio hacia lo masificado, hacia la gente que interrumpe en el mundo con ansias de pretendida sabiduría?

Fotografías: representación teatral de La conjura de los necios en el Huntington Theatre Company (2015)

Tripulación CosmoVersus

Marcos A. Palacios
Marcos A. Palacios
Administro CosmoVersus y colaboro con la Editorial Gaspar & Rimbau, donde he publicado mi primera obra antológica 'Fantasía y terror de una mente equilibrada' y corregido y anotado los libros de los 'Viajes muy extraordinarios de Saturnino Farandoul', entre otras ocurrencias. Mis reseñas van más allá del mero apunte de si este o aquel libro me ha gustado mucho o no. Busco sorprender y animar a los lectores a leer y compartir mi experiencia personal con los libros, igual que los compañeros de CosmoVersus. Soy muy retro, y no por mi edad, pues a los 20 años ya estaba fuera de onda. Perdón por no evolucionar al ritmo de los tiempos, pero es que soy yo.

4 comentarios sobre «‘La conjura de los necios’, de John Kennedy Toole (1980) [Reseña]»

  1. Pues es un libro que tengo en la lista de pendientes y que todo el mundo habla genial de él, así que tendré que intentar adelantar su lectura y deleitarme con la historia de Ignatius.

  2. Totalmente de acuerdo con la opinión expuesta, muy bien resumido. Un libro que cogí de casualidad en la biblioteca al llamarme la atención el título, y que no me defraudó.Recomiendo su lectura totalmente

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