‘La fuga de Logan’, de William F. Nolan y George Clayton Johnson (1967) [Reseña]

La Fuga de Logan fue un éxito en su día y tuvo su momento; mereció una película y una serie de TV. Personalmente lo encuadro entre la ciencia ficción y la novela distópica -no tan brillante como otras, 1984, Un Mundo Feliz-, más bien una novela de aventuras que roza la denuncia contra regímenes totalitarios y sobradamente tecnificados, despersonalizados y hasta deshumanizados.

La fuga de Logan

En el sigo XXIII, tras un desorbitado crecimiento de la población y como consecuencia de las medidas gubernamentales, los EEUU se sumergen en la Guerra Menor con el desenlace de tener al Pensador como jefe  supremo impartiendo las normas sociales y más drásticamente, el control de la natalidad: los ciudadanos vivirán solo hasta los 21 años, momento en que son inducidos al Sueño. Sin embargo, el Pensador no es más que una computadora colosal. Los Vigilantes se encargan de hacer desaparecer por las malas a los que huyen de su destino, cuyos últimos momentos de vida serán tachados de cobardes.

Logan es un joven vigilante que se encuentra en sus últimos días, y deberá acatar la orden del Sueño -no queda claro si se trata de un estado físico-mental concreto o la muerte en sí misma-. Tras perseguir a un fugitivo, éste le entrega, agonizante, una llave. La llave del Santuario. Siguiendo unas pistas Logan tratará de localizar el Santuario, un lugar donde, supuestamente, podrás envejecer de forma natural, y encontrar a Ballard, un anciano que ha vivido el doble que un ciudadano normal. ¿Qué pasa por la mente de Logan para tomar esta decisión tan brusca?

En marcha

En el viaje le acompañará Jessica, una muchacha que desea con sus fuerzas llegar al Santuario junto a Logan, de quien se enamora. Una épica aventura que les llevará a conocer zonas de EEUU tan extrañas como pintorescas, desconocidas, al margen de las leyes y olvidadas por la historia. Cada encuentro en su búsqueda será un episodio en el que tendrán que enfrentar peligros para alcanzar el objetivo.

Así, tenemos dos rasgos distintivos: la tierra normalizada, civilizada y controlada, fuertemente regida por las normas sociales del Pensador; por otro, las regiones abandonadas, casi salvajes, relegadas a un claro testimonio de lo que antaño fue la civilización del siglo XXI, con vestigios de carácter museístico sobre una sociedad dejada atrás violentamente en lo que refiere a la cultura.

Descubrimientos

Los restos de ciudades y tecnología obsoleta, los vestigios de la intelectualidad en forma de biblioteca abandonada a la acción de la selva y los elementos sobre antiuas ruinas, los intimidadores cañones y montañas, la nieve y el hielo… todos ellos  escenarios que contrastan con el control mental de los ciudadanos, los transportes a velocidades inimaginables, la legalización de la prostitución, sexualidad y drogas como componente de equilibrio social, la desinhibición frente a los tabúes… todo esto puede ser bueno, o malo, o simplemente ser lo que es y aceptarlo como la vida misma. Me recuerda a muchos aspectos de Un Mundo Feliz (drogas, sexo) o a otra novela, posterior, de mismo corte, El Mundo Interior de Robert Silverberg (1971), las dos recomendadas (¡y leídas cuando este blog no existía todavía!).

Por último, el deseo de rebelión, de cambio, de felicidad suprema, la leyenda de una tierra prometida que en numerosas épocas y culturas nos es dada para paliar el dolor del deber social –Shangri-la, Arcadia, el Paraíso bíblico…- y que es tomada como un mito por el populacho, que solo unos pocos creen y se sacrifican por llegar a él.

Qué esperar

Tecnología, pasado, libertad, felicidad, obediencia, ciudadano… términos clave en La Fuga de Logan. La estrella en la palma de la mano que va cambiando de color conforme el ciudadano va alcanzando una determinada edad y que dicta su posición de madurez en la sociedad; la destrucción del individuo en pro del colectivo. Una novela que se lee rápido, corta, pero de intenso mensaje interior, crítica y valores. ¿Qué defienden sus autores?

William F. Nolan (1928)

Conoció a Ray Bradbury y es un autor prolífico de ciencia ficción, horror y suspense. en 2010 llevó a cabo el guión para el cómic Logan’s Run: Last Day y ha recibido premios como Bram Stocker y Edgar Allan Poe. En la actualidad tiene en proyecto una secuela de La Fuga de Logan, que completaría la trilogía original con un cuarto libro.

George Clayton Johnson (1929-2015)

Guionizó episodios de The Twilight Zone, uno para Alfred Hitchkock Presenta y el primero de Star Trek. Fue activista en pro de la marihuana y en las últimas décadas de vida pasó a guionizar, como Nolan, cómics.

Los dos autores formaron parte de asociaciones de escritores y estuvieron en el candelero artístico hasta su fallecimiento, en el caso de Johnson. Compruebo que pese a ser nombres de peso en su época parecen olvidados y desconocidos, pero como a muchos otros que no nos suenan sus nombres, hay que agradecer su obra y vidas porque lo que ahora tenemos se lo debemos a ellos.  En muchos aspectos.

La fuga de Logan, de William F. Nolan y George C. Johnson (1967).

Colección Best Sellers Planeta, nº59. Editorial Planeta S.A. 1985.

Traducción: J. Ferrán. 202 páginas

ISBN: 84-320-8264-3

Tripulación CosmoVersus

Marcos A. Palacios
Marcos A. Palacios
Administro CosmoVersus y colaboro con la Editorial Gaspar & Rimbau, donde he publicado mi primera obra antológica 'Fantasía y terror de una mente equilibrada' y corregido y anotado los libros de los 'Viajes muy extraordinarios de Saturnino Farandoul', entre otras ocurrencias. Mis reseñas van más allá del mero apunte de si este o aquel libro me ha gustado mucho o no. Busco sorprender y animar a los lectores a leer y compartir mi experiencia personal con los libros, igual que los compañeros de CosmoVersus. Soy muy retro, y no por mi edad, pues a los 20 años ya estaba fuera de onda. Perdón por no evolucionar al ritmo de los tiempos, pero es que soy yo.

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