‘La guerra de los dos mil años’. Francisco García Pavón (1967) [Reseña]

Hay genios que se olvidan y por ello su valor aumenta; cada vez que alguien los descubre, merecen más la pena. Francisco García Pavón nos legó La guerra de los dos mil años, este fabuloso ejemplo de literatura española con cuentos entre el surrealismo y la ciencia ficción.

La guerra de los dos mil años

Puede resultar que un oxímoron describa a la perfección el estado en que se halla en la memoria del público un escritor que apenas se recuerda en ciertos círculos. La bruma de la novedad y el aumento de la ligereza narrativa en las últimas décadas —siempre la hubo, pero no tanto como ahora—, pueden llegar a enterrar a un grande de las letras: un genio olvidado.

Francisco García Pavón, así tal cual, con nombre español y, además, con poca sonoridad, ha resultado un descubrimiento de esos que marcan en profundidad. Más recordado de lo que pudiera esperar, apenas es nombrado en ese escenario de maravillas con que hoy bombardean redes y círculos viciosos en literatura. Esto demuestra, una vez más, que la inquietud propia de uno debería de moverse más y entrar directamente a las fuentes más fidedignas de nuestra literatura ensombrecida.

Escasa la presentación que dedico a García Pavón para lo que merece ser. Pero ya he calentado suficiente. Descubierto hace un tiempo en una antología del cuento español con su narración El mundo transparante, he tardado en conseguir el volumen del que forma parte: La guerra de los dos mil años. García Pavón juega con su título a modo histórico, referencia de las luchas intestinas del ser humano desde la era cristiana en la que todavía nos encontramos. Al tiempo, se entrevé también una dura crítica contra los efectos de la Guerra Civil española, tan cercana al autor.

Aquellos montes de púas finas que Ella siempre decía que estaban cuajados de cabras hispánicas rojas. Cabras rojas por la sangre de cuantos murieron injustamente.

La guerra de los dos mil años. Francisco García Pavón.

Forma de los cuentos

Me ha llamado especialmente la atención la divergencia de estilos en un mismo libro y siguiendo, en muchos de los cuentos, un argumento casi lineal. A saber: el narrador cuenta en el primero su encuentro con una mujer a la que llama en todo momento Ella, y de ahí experimenta sucesos, viajes y experiencias. Aunque muchos cuentos tienen tema propio e independiente, a menudo veremos que el narrador la nombra, por lo que entendemos que forma parte del mismo periplo; y no solo eso, sino que, de un capítulo a otro, continúan su expedición.

Personalmente entiendo estos cuentos dentro de una clasificación sencilla que los diferencia y agrupa: los cuentos surrealistas y los cuentos fantásticos. Repito, es una apreciación personal. El porqué de esta clasificación radica, claro está, en el estilo, como he comentado antes. El narrador, en el primer capítulo, entra a una casa de mujeres de lujo donde empiezan a sucederse fenómenos surrealistas, imágenes oníricas, todo ello cargado de una evidente sexualidad casi explícita sin llegar a la vulgaridad. Sorprende que en pleno régimen franquista pudiera publicar algo semejante.

Francisco García Pavón. Fotografía: Cadena Ser

A menudo las figuras retóricas embadurnan de tal forma que pierdes el hilo, barroquismo exagerado del que siempre he huido porque, al final, parece no decir nada. Con esto no afirmo la invalidez del texto, muy al contrario: si hay algo que no entiendo, es culpa mía. Pero entrando a lo importante, sigo pensando que sobrecargar de símbolos y figuras retóricas consigue que me descentre y decaiga mi interés. Por suerte esto pasa en muy contadas ocasiones a lo largo de todo el libro.

Los hechos que suceden a continuación son fruto de los viajes y visitas que el narrador y Ella realizan por pueblos, ciudades… Puede entenderse que se encuentran en un solo lugar, pero la sensación de movimiento es constante, así que podrían estar viajando a otras localidades, preferentemente españolas. Madrid es nombrado muy a menudo, así como Las Ramblas (que, entiendo, son las de Barcelona, puesto que también nombra palabras en catalán; esto es en Palabras prohibidas, posible descripción de la represión lingüística en Cataluña durante la dictadura).

Lo colectivo y la fantasía

Hay un detalle que no debe escapar y que considero sumamente importante: todos los sucesos son colectivos. Están implicados hombres y mujeres, niños, ancianos, parte o gran parte de la sociedad, de una ciudad. Y todo al mismo tiempo. Los protagonistas serán testigos y cronistas de todo cuanto atañe a los habitantes, pero ellos mismos también son actores. Incluyendo al último capítulo que, aunque pueda parecer que solo el narrador y Ella son los únicos protagonistas, en los últimos momentos se incorpora a la narración otro ingrediente que rompe la soledad de los personajes y convierte la historia, de nuevo, en colectiva.

Y se veía a cada tatuado huyendo de sí mismo y de las cosas de su propiedad porque todas eran de carne; sepultura de almas y de cuerpos. Porque cada uno de ellos era sepultura de muchas criaturas.

La guerra de los dos mil años. Francisco García Pavón.

Debo reconocer que los cuentos que más me han atraído la atención son los fantásticos, como lo es El mundo transparente. Y son los que comentaré en esta reseña, puesto que también son los más cercanos a la ciencia ficción. Empecemos.

El avión en paz

Surcando los cielos los pasajeros y pilotos de un avión encuentran, en su trayecto, un bimotor que supuestamente se dio por desaparecido hace décadas pero que se encuentra parado, quieto, en las alturas. No se mueve, pero se puede ver a la gente, tripulación y pasajeros, a través de las ventanillas. Y ellos, a su vez, observan a sus descubridores. Insólito e inquietante cuanto menos, El avión en paz realiza un recorrido por las reacciones humanas frente a los sucesos inexplicables; cómo nos excitamos ante la emoción de la novedad, de lo extraño, hasta que deja de ser noticia de tanto acostumbrarse. Lo desconocido pasa a ser tan común que no despierta interés alguno.

No falta, está claro, el protagonismo colectivo, tan presente en todos los cuentos del volumen.

Los andamios

Un día la ciudad y el cielo se despiertan de un color verde semáforo a la vez que aparecen andamios por las fachadas de los edificios. Como es imposible transitar por las calles debido a la aglomeración de tráfico y coches, las gentes pronto hacen vida en los andamios.

Ya en su época el autor conocía los síntomas obsesivos de la explotación mecánica, de cómo las ciudades pasarían a ser una selva no solo de cemento, sino de monstruos humeantes, ruido y desastre. No obstante, el problema no se soluciona tapando lo antiguo con lo nuevo, y termina con un oscuro mensaje que anticipa un nuevo desastre en camino.

Coches para todo terreno

Creo ver una crítica a la masiva tecnología y expansión de la misma que termina por abrumarnos y crear problemas donde antes no los había. Por lo que tanto «progreso» no acaba de encajar en el ideal de mejoría. En este caso, debido a los problemas de tráfico por acumulación de vehículos en las carreteras y calzadas, se inventa un coche que trepa y circula por las fachadas. Bien podría ser la continuación a Los andamios. En esta ocasión, la transformación física del cuerpo humano es un síntoma claro de cómo las personas estamos sufriendo cambios que nos afectan orgánicamente gracias a la integración de la tecnología.

Tengamos en cuenta la antigüedad de estos cuentos, pero se pueden trasladar perfectamente a nuestros días.

Francisco García Pavón. Fotografía: Biografía y vidas

Televisión del pasado

De nuevo es posible que este cuento sea una continuación; en este caso, a El mundo transparente. Como no voy a repetir la reseña de ese cuento, solo diré que, después de inventar una especie de televisión que recibe sonido e imágenes a distancia y a través de paredes, consiguiendo que todo el mundo espíe y pueda ver a todo el mundo, se inventa un rayo lumínico que atrapa imágenes del pasado allá donde enfoca. Curioso, ¿verdad?

Eran conscientes de que del conocimiento del pasado podían sacarse útiles consecuencias para el estudio del hombre, de la sociedad […]. Pero también se intuía que este conocimiento aportaría una idea pesimista de la historia humana […]. De sobra se sabía que la Historia, la gran historia, había sido construida sobre materiales tendenciosamente seleccionados […].

La guerra de los dos mil años. Francisco García Pavón.

Imagen burlesca de lo que aún hoy, sesenta años después, todavía sufrimos de algún modo: la manipulación de la Historia según intereses. Y como no podía ser de otra manera, después de las primeras pruebas con imágenes reales que provenían del pasado, alguien dice “Acaba de firmarse la ruina total del cine histórico existente”. No es para menos. ¿Y si pudiéramos ver el pasado tal como sucedió?

No habría que escandalizarse. De sobra sabemos que la Historia que hoy conocemos y que va cambiando al ritmo de los descubrimientos e investigaciones, es una interpretación subjetiva que damos por válida porque no tenemos otra cosa en la cual creer y apoyarnos. Esto también aplica a la ciencia en general. Sin embargo, en Televisión del pasado, la gente parece caer en shock por descubrir que las cosas no eran tal como se creían hacía cien años.

El sueño cortado

No podía ser de otro modo. Un invento revoluciona al mundo: la Morfila Azul B, una sustancia que permite dormir a las personas durante tiempo indefinido sin que su cuerpo sufra cambios a causa del tiempo, por lo que no crecen, no envejecen, siempre que estén bajo los efectos de la Morfila Azul B. Esto acarrea nuevos usos y costumbres a la sociedad, como la creación de los sanatorios llamados Morficampos, donde permanecen estas personas. Bien por capricho, bien por necesidad —como una enfermedad, a la espera de que algún día se halle una cura, para lo cual se despertará al individuo—, estamos ante otro fenómeno colectivo-social.

Pero, al igual que en los otros cuentos, o casi todos, el esquema del autor hace su presencia: no solo relata los hechos en general, sino que cuenta la historia de un personaje en particular. En esta ocasión, relata un caso curioso, el de un paciente al que la Morfila Azul B no hace efecto total. Misteriosamente, este paciente sufre sonambulismo y la sustancia no logra impedir que se levante y realice acciones inusitadas que no contaré aquí.

Muestra indudable de talento y anticipación de Francisco García Pavón y su imaginación para la ciencia ficción, en cierto modo aplicada. Hallamos, pues, en estos cuentos, un nóvum clarísimo.

El paso de las aceitunas

Cambiamos la ficción por los fantasmas. Una familia tiene la extraña costumbre de recibir las visitas de sus antepasados más directos (abuelos, bisabuelos, tatarabuelos) que no llegaron a conocerles. Los encuentros, como es el caso de este cuento, forman parte de una experiencia natural y casi física: en una cafetería.

Pero los fantasmas no escandalizan a nadie, y nadie se toma por fantasmas a las personas con las que interactúan. Su finalidad es tan honesta que apenas suponen una molestia para los vivos. El caso es que el autor aprovecha para mostrar estampas nostálgicas que bien podrían ser de nuestros familiares ya muertos.

Final

El final viene dado por una visión del protagonista durante la visita con Ella a una cueva, La Cueva de Montesinos. Es el final de un viaje, de un amor, de una pasión, de una indiferencia no correspondida. Pero entre tanto simbolismo, el protagonista descubre, bajo una piedra, una ciudad con seres minúsculos a los que observa con curiosidad. No son completamente humanos. Sin embargo, termina con una enseñanza sobre la madurez y la vejez y la revisión de nuestras vidas en momentos tan extraños y de crisis.

La búsqueda

Lo conté en Instagram, pero lo relataré aquí también, para ilustrar esta reseña. El libro de La guerra de los dos mil años me costó un tiempo conseguirlo. Hay ediciones antiguas, de hace décadas creo, que en algún sitio web de compra-venta están carísimos, pero encontré en Editorial Salto de Página una edición de 2013, con prólogo de David Roas y Ana Casas, muy eficiente para antes de la lectura.

El problema vino cuando, hace unos pocos meses, dispuesto a hacerme con él, vi que lo habían descatalogado, supuestamente a lo largo del año pasado. Recurrí a ese gigante de internet que todo parece tenerlo y te lo mandan a casa en un periquete, porque ya era imposible conseguirlo en librerías, y eso que lo había buscado. Y, por fin, en mis manos, aunque no me esperaba que muchos cuentos fueran tan distintos a El mundo transparente —recordad que es el cuento que conocí hace pocos años en esa bendita antología—; sí, mis expectativas decían que todos los cuentos serían de ese estilo, pero ya os he adelantado antes que no.

Aviso a los lectores viajeros y exploradores del cosmoverso de que no den por hecho que un libro puede ser de un modo u otro guiándose por pequeños ejemplos del autor o de su obra en general. No me ha decepcionado, en absoluto. Pero no está de más ser humilde y no esperar algo de lo que no conoces.

Obras completas de García Pavón. Fotografía: La República de las letras.

Valoración personal

Centrándome en la fantasía y la ciencia ficción de este conjunto de cuentos —sin desmerecer los de tipo surrealista—, el autor expone una serie de artilugios y de propuestas que no ahondan en la técnica ni la ciencia, pero sí en el uso, la repercusión social y el impacto histórico. Todo ello sirve para ilustrar certeramente la crítica que subyace en el texto, preferentemente humana.

Como he mencionado anteriormente, el nóvum de estos cuentos que rompen con la realidad pero que, en modo alguno, podrían desarrollarse en el futuro con un mínimo de probabilidades, se contempla en el rayo lumínimo de la televisión del pasado; la Morfila A Azul para mantener el cuerpo en suspensión vital sin que envejezca y paralizando sus funciones; el aparato de imagen y sonido a distancia que permite ver y escuchar a través de las paredes; los coches todo terreno que desafían las leyes actuales pudiendo circular en fachadas de edificios… En una época en la que el pulp (o bolsilibro, en España) estaba en auge (en la década anterior surgieron la colección Futuro y la Saga de los Aznar de Pascual Enguídanos; en los sesenta se consolidó el fenómeno, que podéis leer detalladamente en este artículo), quizá García Pavón se vio influenciado por estas historias, no exentas de originalidad, a pesar de que desde el siglo XIX, tanto en España como en el resto de Europa y Estados Unidos, ya había una tradición más que asentada.

Lo que hizo el autor, sin duda, fue dignificar con su prosa este tipo de novela ligera a partir de su propio estilo. Como creo que ha pasado a lo largo del siglo XX, el género de ciencia ficción no ha gozado de apoyo institucional desde las altas esferas literarias y artísticas españolas, aunque autores como Gabriel Bermúdez Castillo o Domingo Santos, etc…, elevaron acertadamente el género a cotas más cualitativas (siempre a partir de los 60-70), con sus trabajos editoriales, obras disruptivas con el canon y actividades como la aparición de la Hispacón, en un intento por fortalecer las características y aceptación de la ciencia ficción.

En cuanto a su aportación al género, García Pavón experimenta con este y otros géneros (el policiaco también). Esta pequeña muestra de imaginación no hace sino aumentar el interés de los lectores, como en mi caso, a la hora de buscar nuevas (qué irónico, ¿no?) propuestas que el tiempo y los prejuicios han cubierto con una gruesa capa de popularización desbordada de la literatura, donde prima más la ideología y la pobreza cultural de la pluma de marras.

Calificado como narrativa cervantina, el estilo de Francisco García Pavón es uno de los más variopintos y personales de la literatura española. Con varios premios en su haber (un Nadal también), García Pavón creó al detective Plinio en una serie de novelas policiacas que estoy deseando tener en mis manos. Se comenta de su obra en general la carga autobiográfica. Si con este pequeño ejemplo de fantasía onírica y cuadros de increíble belleza de significados escondidos he caído en brazos de su encanto literario, ¡qué otros grandes placeres me esperan en sus libros!

La guerra de los dos mil años. Francisco García Pavón (1967)

Editorial Salto de Página. 2013.

Rústica con solapas. 208 páginas.

Prólogo: David Roas y Ana Casas.

ISBN: 978-84-15065-47-0

Tripulación CosmoVersus

Marcos A. Palacios
Marcos A. Palacios
Administro CosmoVersus y colaboro con la Editorial Gaspar & Rimbau, donde he publicado mi primera obra antológica 'Fantasía y terror de una mente equilibrada' y corregido y anotado los libros de los 'Viajes muy extraordinarios de Saturnino Farandoul', entre otras ocurrencias. Mis reseñas van más allá del mero apunte de si este o aquel libro me ha gustado mucho o no. Busco sorprender y animar a los lectores a leer y compartir mi experiencia personal con los libros, igual que los compañeros de CosmoVersus. Soy muy retro, y no por mi edad, pues a los 20 años ya estaba fuera de onda. Perdón por no evolucionar al ritmo de los tiempos, pero es que soy yo.

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