La máscara de la Muerte Roja es uno de mis relatos de terror favoritos, y más siendo obra de Edgar Allan Poe, asiduo por estas páginas cibernéticas de la red. Una peste devastadora, un castillo inexpugnable y la Muerte acechando irremediable…
La máscara de la Muerte Roja
Basado en un cuento de E.A. Poe, el príncipe Próspero se encierra en su castillo amurallado con la crema y la nata de la aristocracia. El motivo: una terrible peste está desolando el país. En medio de una pomposa y desenfrenada fiesta vivirá sus más lúbricos sueños mientras escapa de la pesadilla desatada a extramuros.
Quién puede escapar
De escaso contenido en historia pero rico en descripciones y metáforas, el relato cortísimo de La máscara de la Muerte Roja nos avisa de que, cuando llega la hora, hagas lo que hagas no puedes escapar a la evidencia de la Muerte. De simbólicos contenidos de presagios desafortunados y en linea de una narración de sólido realismo, este cuento de rotundo y terrorífico final esconde el miedo a la muerte. La muerte es representada como la única finalidad del ser humano, a pesar de darse bajo la espesa capa de una enfermedad horrible. Morir no es lo terrorífico, sino intentar escapar de ello.
Favorito
En muchos aspectos es uno de mis cuentos favoritos. Tiempo ha que lo descubrí. Ha servido de base e ingrediente para otras obras, entre ellas El Fantasma de la Ópera, donde, en una de las exquisitas representaciones, aparece el Fantasma disfrazado de la Muerte Roja, obviamente, es una representación. Todo un homenaje que me hizo admirar más la película. Hablo, claro, de la versión de nuestro recientemente desaparecido Joel Shumacher.
Tripulación CosmoVersus
- Administro CosmoVersus y colaboro con la Editorial Gaspar & Rimbau, donde he publicado mi primera obra antológica 'Fantasía y terror de una mente equilibrada' y corregido y anotado los libros de los 'Viajes muy extraordinarios de Saturnino Farandoul', entre otras ocurrencias. Mis reseñas van más allá del mero apunte de si este o aquel libro me ha gustado mucho o no. Busco sorprender y animar a los lectores a leer y compartir mi experiencia personal con los libros, igual que los compañeros de CosmoVersus. Soy muy retro, y no por mi edad, pues a los 20 años ya estaba fuera de onda. Perdón por no evolucionar al ritmo de los tiempos, pero es que soy yo.
