‘La Mosca, relatos del antimundo’, de George Langelaan (1962) [Reseña]

La Mosca, relatos del antimundo. Mi primera inmersión en la narrativa de George Langelaan no ha sido muy afortunada, dado que su estilo se encuentra alejado de mis gustos, pasando el umbral de lo que normalmente desecho. Pero como para opinar hay que saber, me he leído todos y cada uno de los seis relatos que componen el volumen La Mosca, relatos del antimundo. La traducción de Fernando Sánchez Dragó no ha conseguido cautivar mi ansia de lectura. Más bien, el ritmo acelerado, facilón y escasamente descriptivo de estos relatos me han dejado sensación de vacío.

La Mosca, relatos del antimundo

El único toque de originalidad que podría atisbar es en la ingente imaginación del autor y en que la mayoría de sus narradores no son los principales protagonistas, sino otro personaje que se encarga de hacernos llegar la historia. Centrado sobre todo en fenómenos fantásticos, científicos o inexplicables pero posibles, ese antimundo del título se alza triunfante frente a la desesperación de los sufridos personajes y su incomprensión sobre los sucesos que les acaecen. Pero veámoslos a continuación…

La Mosca

Sí, la historia engancha. Es buena, y lo mejor, es diferente a las películas, un aliciente para haberla disfrutado. Si bien, repito, el estilo no ha alcanzado mi satisfacción por encontrarlo ligero, sin matices, repleto de tópicos, incluso infantil, La Mosca se interna en el horror más claustrofóbico de la mente humana y del lector, claro está, dejando tantas puertas abiertas a las preguntas que nos hacemos durante su lectura y que desembocan en un final tan brusco que es difícil recuperarse inmediatamente.

Argumento

Arthur Browning recibe una mañana la llamada de su cuñada informándole, llena de pavor, de que ha asesinado a su marido, hermano del narrador. A partir de aquí se suceden los interrogantes acerca de los motivos de tan terrible suceso. Los experimentos secretos de Robert, la locura de Anne, la incredulidad del inspector Twinker y la incesante curiosidad del pequeño Harry conforman un perfil brillante pero, lamentablemente para mí, de un nivel narrativo pobre por debajo de una obra maestra y a la altura de un adolescente empachado de novelas policíacas.

La dama de ninguna parte

Un misterio inexplicable envuelve a Bernard. El relato se centra en un fenómeno tecnológico desarrollado a través de la televisión y relacionado, por extensión, con una mezcla de ciencia y espiritualidad que deja al lector con más interrogantes al final del relato. Narrado brillantemente pero aún así, sin llegar a calar por una prosa original, Langelaan da un nuevo golpe al cierre de la narración para dejar patas arriba la conciencia de quien lo lea.

La otra mano

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¿Qué le empuja a Jean-Claude Manoque a cometer actos poco éticos con su mano derecha? Comienza a sentir temblores y como si pesara un infierno, siente que no es suya. ¿Está loco? Antes de juzgar porqué desea deshacerse de su mano, habrá que conocer su historia. Y, claro está, el doctor que le atenderá será el encargado de hacernos auditores de la misma. Una intriga surgida de la mente más retorcida y perversa y digna de una cinta de Hitchkock merecedora de un terrible final. No por ello me entretendré demasiado en el estilo, idéntico a los anteriores relatos: nada sobresaliente.

Deducciones desde la butaca

Curioso y cortísimo relato sobre el secuestro de un bebé y su resolución. ¿Narrador? El lector concluirá en la primera página de quién se trata. Un pequeño detalle llevará a la confusión al final, planteando serias dudas. A momentos un poco cursi y teatral, este relato sea, quizá, el peor que haya leído de este volumen. Mejor olvidarlo.

Salida de emergencia

Esta historia se puede salvar un poco, pero solo a medias. Te la puedes imaginar como una película de cine negro de los clásicos años dorados de Hollywood con Cary Grant de protagonista. Robert visita a su amigo Jean, cuya mujer, Madeleine, ha desaparecido, de la que él también estuvo enamorado en la época en que los tres eran espías del bando aliado en la II Guerra Mundial. Juntos se encaminan en la búsqueda e investigación sobre el posible rapto de Madeleine.

A ratos infumable y espesa, la narrativa contribuye a calmar un poco los sofocos del relato anterior. Sin atisbos de sucesos paranormales, esta historia es más legible y profunda pero innecesariamente larga. Para pasar un buen rato y sorprenderte con su inesperado final.

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Vuelta a empezar

«El cerebro de un viejo, sobre todo el de un viejo que ha leído mucho, está tan lleno de vueltas y revueltas, tan atiborrado de palabras, frases, historias, dudas y convicciones que generalmente resulta difícil, si no imposible, encontrar el origen de un pensamiento».

George Langelaan. Vuelta a empezar

Sencillamente, una maravilla de relato que finaliza la recopilación de los Relatos del Antimundo y demuestra, al mismo tiempo, que Langelaan podía hacerlo mejor. Narra la experiencia de la muerte en primera persona, con metáforas de la concepción de la vida. El protagonista va cambiando su forma de expresarse según el estado en que se encuentra. Narración densamente enriquecida con citas, contenido y profundidad de pensamiento que nos lleva a reflexionar sobre el sentido de nuestra existencia y la reencarnación de un modo nada fantástico ni espiritual, sino casi científico o, si se me permite, cotidiano, como si fuera algo que todos sepamos que va a ocurrir.

Esta historia nada tiene que ver con las demás. Vale la pena releerla y disfrutarla.

La Mosca, relatos del antimundo, de George Langelaan (1962)

Noguer y Caralt Ediciones para Planeta, 2001, España. Colección Obras maestras de la ciencia ficción.

Tapa blanda, 160 páginas.

Traducción: Fernando Sánchez Dragó.

Sin ISBN. Obsequio revista QUO.

Tripulación CosmoVersus

Marcos A. Palacios
Marcos A. Palacios
Administro CosmoVersus y colaboro con la Editorial Gaspar & Rimbau, donde he publicado mi primera obra antológica 'Fantasía y terror de una mente equilibrada' y corregido y anotado los libros de los 'Viajes muy extraordinarios de Saturnino Farandoul', entre otras ocurrencias. Mis reseñas van más allá del mero apunte de si este o aquel libro me ha gustado mucho o no. Busco sorprender y animar a los lectores a leer y compartir mi experiencia personal con los libros, igual que los compañeros de CosmoVersus. Soy muy retro, y no por mi edad, pues a los 20 años ya estaba fuera de onda. Perdón por no evolucionar al ritmo de los tiempos, pero es que soy yo.

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