‘Los herederos de Julio Verne’ (2013) , la gran aventura de Gabriel Bermúdez Castillo

La última gran novela publicada por Gabriel Bermúdez Castillo tiene nombre y apellido de un clásico de la literatura universal. En Los herederos de Julio Verne nuestro autor se supera nuevamente con una historia repleta de aventuras, con menos ciencia ficción de lo que nos tiene acostumbrados en las últimas décadas. Pero esto es solo un síntoma claro del polifacetismo literario acumulado durante toda su vida.

Si la novela anterior de Gabriel, Espíritus de Marte (2011), la califiqué como una epopeya, en Los herederos de Julio Verne no puedo decir menos, pues supera con creces los límites literarios, documentales e imaginativos de este creador de mundos. En esta ocasión la aventura prevalece sobre cualquier otro género, aunque presenta guiños de steampunk, y, principalmente hacia el final del libro, de ciencia ficción.

Al término de la Guerra Civil española, la familia de Ismael Quirós-Villafranca recibe la visita de tres desconocidos que afirman traer un mensaje del mismísmo Julio Verne. Pero lo más impactante, es que llegan en un medio de transporte, algo parecido a un automóvil, que es en realidad una máquina del tiempo. El mensaje consta de acertijos que conforman una yincana a lo largo y ancho del globo, repleto de peligros y con el último propósito de un premio secreto.

Pero no es así como empieza esta empresa de viajes y peligros. Primero conoceremos la vida y motivos de Ismael, licenciado en el ejército tempranamente por las heridas en la guerra, y pasará mucho hasta comenzar el verdadero argumento del libro. Pero mucho de lo que ocurra tendrá que ver directamente con los futuros acontecimientos. De esta forma se hila una serie de causas-efectos tan presentes en las narraciones de Gabriel. Porque ya estamos avisados los lectores que conozcamos sus libros. No existe prácticamente un hecho que a primera vista parezca intrascendente y que posteriormente tenga su peso en la trama.

Ahora bien: a lo largo de casi todo el libro, la trama no es del todo lineal. Para entenderlo mejor, diré que los acontecimientos primigenios de esta aventura se originan más de setenta años antes del punto de partida, esto es, de 1940. Pasarán mientras tanto numerosos personajes importantes que han configurado gran parte de los hechos que irán descubriéndose posteriormente. Ya sabemos que Gabriel es un maestro en narrativa -para muestra, leedlo-, en moldear los ejes argumentales para dotar de mayor emoción, sorpresa e intensidad la lectura, dinámica en su mayor parte: giros argumentales, cajas chinas (narraciones dentro de las narraciones), flash backs

Como bien vemos en el título, esta historia está centrada en Julio Verne. Gabriel es admirador incondicional de la figura y obra del escritor francés, y como dice él mismo en el epílogo, «Un día, a mediados de abril del año 2012, apareció en mi mente el título de la misma. ¡Los herederos de Julio Verne!». Pues bien, a raíz de pensar en esta sencilla frase, ha elaborado toda una aventura y un mundo de viajes en el tiempo, pruebas y acertijos, criptogramas, etc…, con sus propias leyes temporales y físicas, algo que no resulta del todo fácil, y mucho menos aceptable para el gran público, encerrado en las leyes estrictas de cualquier fenómeno «clásico» en la narrativa universal (por ejemplo, las normas de cómo debe ser un vampiro, cómo deben ser los viajes en el tiempo, los zombis, etc…). Pero Gabriel se atreve, porque realmente escribe lo que le gusta (es uno de los consejos que me ha dado alguna vez).

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Cartonnage de la edición Hetzel para ‘Voyages extraordinaires’, de Jules Verne.

Como iba diciendo, el principal protagonista -aunque no esté presente físicamente- es Julio Verne, y Gabriel es un buen entendido en este autor. Sirva el libro como homenaje a su escritor favorito, donde ha puesto todo el empeño y conocimientos propios para dar mayor riqueza de detalles y realismo. Como nota interesante, quiero creer que el propio Gabriel ha querido aparecer indirectamente en la novela, o mejor dicho, crear un personaje que actúe como trasunto suyo: Eusebio, el hermano del protagonista. Eusebio conoce todo de Julio Verne, colecciona documentos y libros, todo lo que tenga que ver con el escritor. Con todo, resulta un personaje importante en el desarrollo de los acontecimientos, sin el cual habría sucedido todo de otra forma.

Los cambios de escenario son constantes. Claro, es una aventura y van siguiendo pistas para llegar a un objetivo concreto. Así que la máquina del tiempo es esencial, pero no es una novela de viajes temporales al uso. La máquina es secundaria en el sentido de que lo importante radica en los hechos, no en los viajes. Así, iremos a regiones perdidas de Sudán, a Glasgow, Islandia, Amiens, Siberia… y a escenarios diversos de las novelas de Verne. ¿Cómo es eso? ¿Es que existen realmente los hechos que narró Verne? Os dejaré con la duda porque con Gabriel Bermúdez todo es posible y todo tiene una explicación.

Lucharán contra volcanes, nazis, ejércitos africanos… encontrarán lugares insondables, terroríficos, contemplarán experimentos y hechos inexplicables… y todo para encontrar un «secreto». ¿Quién fue realmente Julio Verne? ¿Qué hizo en su vida y cómo consiguió los  conocimientos que le facilitaron poder escribir sus libros y anticiparse a numerosos hechos científicos futuros?

Al final, Gabriel inserta un Epílogo que no podía ser prólogo, donde desvela más secretos, motivaciones, cómo elaboró el libro, qué partes del mismo y qué aventuras tuvo que deshechar para no alargarlo; comenta las ediciones originales de Hetzel, y más detalles… en fin, un breve tratado sobre la composición de la novela. Después, Paco Arellano, que dirige la colección ‘Delirio, ciencia ficción y fantasía’ de la editorial La biblioteca del laberinto (que es la edición que he leído -y la única, hasta ahora, en papel-), complementa las palabras de Gabriel acerca de Verne.

En resumen, un libro que las letras españolas deberían agradecer que exista, y por extensión, las letras universales: por su homenaje a Verne, por su originalidad, su visión personal y artística de la sociedad actual, y por el marco futuro que siempre interviene en las obras de Gabriel, ese último espadazo que remata la historia con una explicación más firme y extensa, y la sorpresa que nadie espera.


CURIOSIDADES

-en el título el nombre del escritor francés está españolizado como Julio; sin embargo en todo el texto se le nombra Jules.

-existe una versión digital de la novela (Sportula), con una portada diferente, que es la que muestro en la cabecera del artículo, y que ha gozado de mayor aceptación entre los lectores.


AGRADECIMIENTOS

Agradezco a Gabriel y a su familia la confianza y cercanía que han mostrado hacia mí, y el poder ser testigo, en persona, de la afición del autor a Julio Verne, de la que doy fe de su maravilloso tesoro.


BIBLIOGRAFÍA

*Los herederos de Julio Verne, de Gabriel Bermúdez Castillo.

Editorial La biblioteca del laberinto, S. L., colección Delirio, ciencia ficción y fantasía. Mayo 2013, primera edición.

Tapa blanda, 524 páginas.

ISBN: 978-84-92492-92-3


*Los herederos de Julio Verne, edición digital Ebook

Ediciones Sportula, diciembre 2013.

Ilustración y diseño de portada: Rafael Fontériz.

583 páginas.

PVP: 3,49€.

ISBN Ebook: 9788415988229

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Mi ejemplar en papel de ‘Los herederos de Julio Verne’

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Portada de la edición digital de Sportula para ‘Los herederos de Julio Verne’.

Tripulación CosmoVersus

Marcos A. Palacios
Marcos A. Palacios
Administro CosmoVersus y colaboro con la Editorial Gaspar & Rimbau, donde he publicado mi primera obra antológica 'Fantasía y terror de una mente equilibrada' y corregido y anotado los libros de los 'Viajes muy extraordinarios de Saturnino Farandoul', entre otras ocurrencias. Mis reseñas van más allá del mero apunte de si este o aquel libro me ha gustado mucho o no. Busco sorprender y animar a los lectores a leer y compartir mi experiencia personal con los libros, igual que los compañeros de CosmoVersus. Soy muy retro, y no por mi edad, pues a los 20 años ya estaba fuera de onda. Perdón por no evolucionar al ritmo de los tiempos, pero es que soy yo.

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