‘Los pájaros y otros relatos’, Daphne Du Maurier (1952) [Reseña]

Los pájaros y otros relatos, de Daphne Du Maurier, es un librito de cuentos cuyo primer título inspiró la archiconocida película de Alfred Hitchcock en 1963. Hoy desgrano los seis cuentos, uno a uno.

Los pájaros y otros relatos

Daphne Du Maurier. Wikipedia.

El primer acercamiento literario a la autora Daphne Du Maurier ha sido con este libro, una edición bastante antigua que limitó su título a Los pájaros. Por lo tanto, como suelo decir, me embarco en aguas desconocidas cada vez que hago esto con autores que solo conozco de oídas pero que, en cierto modo, son ya clásicos, por la razón que sea.

He visto más películas inspiradas en relatos de Du Maurier que libros leídos —¡ninguno hasta ahora!—, y eso que en la biblioteca familiar se hallaba alguno, según recuerdo: Rebecca, por ejemplo. Creo que también La posada de Jamaica.

Tampoco sé apenas nada acerca de la autora, pero será por poco tiempo, porque después de devorar este libro, creo que empezaré un peregrinaje a través de sus obras más conocidas. Por el momento, empecemos con el primer y volátil cuento de horror…

Los pájaros

Reconozco que es un relato sin pretensiones, y quizá por ello resulte tan sobrecogedor. No he podido, además, evitar comparar el relato con la película de Hitchkock, más que nada para reconocer la brillante adaptación que realizó el director a pesar de cambiar la historia, pero no la idea.

Nat Hocken y su familia viven en un pueblo costero de una península inglesa, y cerca de una granja donde trabaja. Nat observa cómo el invierno ha llegado antes de lo previsto y las aves de la zona, que conoce muy bien, comienzan a comportarse de forma inusual: se unen en bandadas varias especies, las gaviotas patrullan la costa, y miles de ejemplares permanecen al acecho en un siniestro silencio, hasta que, por fin, comienzan a atacar a las personas.

Forma

Como veis, nada más lejos y cerca de la película que conocemos. Sin embargo, la riqueza del relato radica en los pensamientos y divagaciones del protagonista sobre del comportamiento de los pájaros. Nat intenta averiguar, por difícil que parezca, los hábitos de los macabros volátiles en todo momento para, así, poder hacer frente y proteger a su familia. En la casi totalidad, el relato se centra en Nat y lo que piensa y decide. Procura adelantarse a los movimientos de los pájaros con su habilidad campestre, puesto que, al vivir y criarse en un medio rural, es fácil para él.

Dado que los pájaros rompen su natural rutina, aun pareciendo que es imposible, Nat logra adelantarse en ocasiones a los pasos de los que, hasta ahora, eran inofensivas aves. Un relato sencillo, sin muchos matices (quizá haya que encontrarlos escondidos, recordad la fecha de publicación: hace ya tanto tiempo que es posible que a los entendidos de hoy nos resulte difícil encontrar referencias, dado el contexto social tan diferente que nos separa de esa época).

Personalidad

Du Maurier no parece perfilar demasiado a sus personajes aquí, pero, si te fijas, lo hace de la forma más sencilla posible: con pequeños gestos o frases, incluso reacciones. A quien más dedica tiempo es a Nat, pero los demás personajes también tienen su punto, sobre todo su mujer, que resulta bastante insoportable y pasiva incluso para una situación como en la que se encuentran. Hay que reconocer que en un relato de tan poca extensión no es posible alargar el chicle más de la cuenta: la autora lo soluciona con una capacidad de síntesis que me ha asombrado.

En cuanto a los pájaros… la incógnita es tan grande como en la película. Suposiciones, elucubraciones… nada se sabe, más que lo que Nat nos cuenta, y que se resume en una de las frases finales de la historia, cuando, de forma rotunda, el lector se verá desesperanzado ante la impotencia de la familia para salir de su casa y decide esperar a que pasen los acontecimientos: “(…) se preguntó cuántos millones de años de recuerdos estaban almacenados en esos pequeños cerebros, tras los hirientes picos y los taladrantes ojos, que ahora hacían nacer en ellos este instinto de destruir a la Humanidad con toda la certera y demoledora precisión de unas máquinas implacables.

Fotograma de la adaptación de Alfred Hitchcock de ‘Los pájaros’. Freak Elite X.

Película

Cuesta creer que todas las preguntas que Nat se hace durante el relato se derrumben ante tal pensamiento, siniestro y hecatómbico, que hace desaparecer cualquier tipo de ilusión en un futuro seguro. Fijaos de qué manera la autora echa por tierra las esperanzas que hasta ahora sembraban los personajes en cada renglón. Estremecedor.

Muchos de los pasajes de Los pájaros recuerdan a la película, aun siendo otra historia y otro argumento, pero sin duda la idea es la misma. Las imágenes que se han clavado en mi retina reviven en los párrafos de Du Maurier: la chimenea ardiendo, las tablas clavadas en las ventanas, el hombre muerto y destrozado por los pájaros, una figura pasando entre los córvidos y otras aves que, en un momento de espeluznante tranquilidad están posadas a cientos en los árboles, tejados y tendidos, en suelos y caminos, y que observan al humano en sus pasos dejándolo hacer, como queriendo darle una tregua antes de su próximo ataque, seguras de conseguir su objetivo después: no tienen prisa.

Tras esta presentación solo me queda pensar que el resto de cuentos estará a la altura. ¿Con qué nos encontraremos a partir de ahora? Vamos a verlo en el siguiente título que vamos a escalar…

Monte Verità

Francamente, esta novela corta ha resultado hipnótica. Desde el primer momento —mejor dicho, párrafo— te cautiva. Eso es lo que me ha ocurrido. El misterio atrapa irremediable y amplía la necesidad de continuar la lectura. No me lo esperaba, ya que el tono narrativo es muy diferente al de Los pájaros, muy diferente, insisto.

Víctor conoce a una joven hermosa de la que se enamora perdidamente. Su mejor amigo, el narrador, ve en ella a un ser extrañamente cautivador y rodeado de un halo de misterio, con costumbres más bien excéntricas para alguien de su alta y acomodada posición social. Los dos amigos son escaladores; esta costumbre no se rompe cuando Víctor invita a su recién convertida esposa, Anna, a realizar un viaje a un monte inhóspito que ella misma ha elegido: el Monte Verità. Extraños sucesos y desapariciones entrarán en escena, y el protagonista vivirá una experiencia fuera de toda lógica.

Enigma

La magnificencia de este relato radica en su estilo y estructura. Comienza justo por el final de la historia, avisando de ciertos hechos escabrosos, en un lugar que no especifica, y el narrador, el protagonista del que no sabemos su nombre, revela poco, apenas un atisbo, de lo que después relata. Así empieza, desde el principio, el escalofriante y mágico relato del Monte Verità.

Habla de sectas, de misteriosas desapariciones, de transiciones espirituales a estados de existencia más elevados de los que conocemos. Cuando el suspense va deshaciéndose, todos los hilos parecen estar perfectamente conectados entre sí, todos los hechos que va contando a lo largo de la historia parecen tener su origen en un peculiar don, por decirlo de algún modo, que, extrañamente, solo parece afectar a las mujeres.

Preguntas

En este punto podemos pensar en varias hipótesis: ¿habita en el Monte Verità una secta antiquísima? ¿Es la atmósfera del monte que provoca alucinaciones? ¿Realmente existe un poder venidero del sol y la luna desde tiempos inmemoriales, que sacude a ciertas conciencias y las altera para “encontrar lo que siempre han estado buscando”? ¿Es la base de alguna raza extraterrestre?

Al remontarse la luna, me sentí reducido a la insignificancia. Ya no tenía conciencia de poseer una identidad personal. El caparazón en que se encerraba mi ser avanzaba insensible, atraído hacia la cumbre de la montaña por una fuerza desconocida (…).

Por momentos podríase decir que la historia en que nos sumergimos pertenece al género de terror, o de una verdad más allá de nuestra sensibilidad humana. En ocasiones, pensamos que estamos ante un simple delirio provocado por las cualidades mentales de los protagonistas y las condiciones atmosféricas de la montaña, sumado a la arraigada superstición del pueblo del valle, que parece saber más de lo que dice. Sin embargo, la sensación de absoluta admiración por este relato no cesa ni siquiera al llegar al final. No puedo decir más que es un descubrimiento asombroso.

Ecos de escritores

Ya había leído algo, muy poco, sobre du Maurier acerca de la influencia que tuvo de Emily Brönte, a quien todavía no he tenido el gusto de acercarme; pero puedo percibir rastros de E.A. Poe y de G.A. Bécquer, sin duda. La magia desprendida en este relato deja tantas respuestas como posibilidades ante los hechos acaecidos.

Lecturas

Otra de las lecturas que se le puede atribuir a Monte Verità es la llamada a la sencillez de la vida, el rechazo al lujo y la comodidad en extremo, y que puede aplicarse tanto en los años de la autora como en la actualidad, pues siempre ha habido, en nuestra sociedad occidentalizada, sobre todo, una inclinación hacia la ostentación de la que muchas veces pecamos sin darnos cuenta. ¿Es la vida que llevamos, las prisas, el estrés, la rutina asfixiante y que tantos placeres debe darnos, la causante de todo? ¿Es Monte Verità un lugar de energías sobrenaturales, místicas, telúricas, que llaman a ciertos seres especiales a trascender a una vida de eterna felicidad?

Si continúo divagando quizá es que el Monte Verità me llama inconscientemente. Pero la respuesta la tienen los lectores, que deben ver en las infinitas pistas de todo el relato, y decidir qué es lo que quiere contarles. Supongo que cada uno verá lo que quiere ver, que encontrará lo que estaba buscando.

(…) es lo que siempre he creído que debía ser la muerte. La negación de todo dolor y toda congoja, y la concentración de la vida, no en el cerebro, sino en el corazón.

Final

Por último, existe un ingrediente final que podría deformar la idea general del relato y su mensaje, pero que no os coja por sorpresa, porque creo haber entendido el sentido. Si hablo demasiado puedo desvelar muchas cosas que es conveniente que los lectores descubran por sí solos. Os dejo con las increíbles expectativas de esta historia que me resultará difícil de olvidar, y espero que a vosotros, viajeros y exploradores del cosmoverso, os haga volver la mirada hacia el interior de vuestros deseos. Puede que la clave sea el propio nombre de esta historia.

Démonos un paseo ahora por el jardín para leer el siguiente cuento a la sombra de un árbol frutal…

Daphne Du maurier. Cría Cuervos.

El manzano

Profunda radiografía de dos mentes atormentadas la una por la otra a través de los recuerdos del protagonista sobre su esposa fallecida. Como en el anterior relato, aquí tampoco conocemos el nombre del personaje principal.

Midge ha fallecido hace unos meses. Es un matrimonio en la madurez de los cincuenta. Su esposo, ahora solo con el jardinero y la asistenta, recuerda con cierto fastidio el irritante comportamiento de su mujer. Ahora es libre, pero una mañana se percata del manzano de jardín, uno de los manzanos, el más viejo, que parece reflejar en su porte y forma la misma actitud tanto física como psicológica que arrastraba Midge. A partir de ese momento, el viudo rememora escenas y frases de la muerta, pero a medida que pasa el tiempo, el manzano, su madera, sus flores y frutos parecen molestar y atormentar el bienestar que ha conseguido con la desaparición de Midge.

El fantasma del remordimiento

Pero el suspiro, el encogimiento de hombros, la inclinación de su larga y delgada espalda al encorvarse para retirar los platos —ahorrándole, así, trabajo a la asistenta—, formaban parte integrante del eterno reproche que dirigía a su marido; haberle arruinado completamente su existencia.

Para mí ha resultado una excelente forma de expresar el trauma y la obsesión que el protagonista tiene a raíz de la experiencia de su matrimonio con una mujer groseramente insoportable desde la pasividad agresiva con que solía tratarlo. Una forma de hacerle pagar por algo que no sabemos. O sí. No es preciso desvelar algunas pistas que el relato deja caer como migajas en un camino.

Patricia Highsmith

Personalmente he encontrado similitudes con la narrativa de Patricia Highsmith, una perfecta conocedora de las psiques más trastornadas, hasta el punto de poder comparar este relato con sus Pequeños cuentos misóginos. El manzano es desgarrador, así como su impactante final, que puede uno adivinar a medida que alcanza las últimas páginas.

Así como a veces tomamos un objeto como símbolo de algo que nos desagrada o complace, así el manzano viejo del jardín se convierte en el amargo reflejo, tal vez, del remordimiento del protagonista o bien de su sufrimiento. Envidiable la delicadeza y pulcritud con que la autora describe cada sentimiento. Y ahora, prosigamos, revelando el carrete del siguiente relato…

El pequeño fotógrafo

Lo que para la marquesa comienza siendo un juego de seducción liberador en un pueblo de la costa francesa mientras veranea, termina en un escabroso asunto con el que tendrá que lidiar durante mucho tiempo.

Crítica ácida a la moral hipócrita de la “aristocracia” de la década de los 50. Y en general, típica aún en nuestra época. Una muchacha provinciana que se casa con un marqués y, tras descubrir todos los lujos posibles, acaba siendo una sombra arruinada por el poder, las normas y el aburrimiento. Primero veremos a la protagonista como una víctima —Daphne Du Maurier tampoco nos dice su nombre, ni el pueblo donde veranea— de su clase social. Incluso creeremos ver un resquicio de ternura en la conciencia de la marquesa.

Al lector le toca decidir quién es realmente esta mujer medio muerta de asco por la vida superficial y anodina que le ha tocado a cambio de dinero y frío respeto.

Quién es quién

Pero no adelantemos acontecimientos. La autora vuelve a desentrañar con delicada minuciosidad la personalidad de la marquesa, principal motor del relato, y apenas atisba al segundo de abordo, el fotógrafo del pueblo, al que se le adivina finalmente cómo es en realidad, debajo de sus gestos y escuetas palabras en toda la historia.

Y de verdad que este relato no traiciona la confianza puesta en la autora después de leer los anteriores, porque sigue en su línea. Yo os aviso: no hay historia en Los pájaros y otros relatos en que no ocurra alguna desgracia. De eso se trata, ¿no? Ver cómo los personajes se desenvuelven en condiciones adversas, explorar su conciencia y darles su merecido

Vamos a pasar al siguiente relato, donde conoceremos a nuestros protagonistas en un cine…

Bésame otra vez, desconocido

Después de narrar un poco su historia en los últimos años, un joven muchacho, del que no sabemos el nombre, encuentra trabajo en un taller mecánico. Al finalizar su jornada acude a un cine donde conoce a la acomodadora, una joven de la cual queda completamente embaucado. Pero, como era de esperar, las cosas no son como parecen…

Y hasta aquí puedo leer, como decía nuestra musa del Un, dos, tresBésame otra vez, desconocido, nos introduce en la idílica e inocente mente de un joven que, al terminar la II Guerra Mundial, encauza su vida como mejor puede. Otra vez, este cuento sirve de ejercicio para perfilar la personalidad de dos personajes marcados en la Inglaterra de posguerra. Curioso, porque en el resto de relatos la guerra también aparece, pero de forma más sutil. Aquí, sin embargo, está presente como una sombra que transforma a las personas.

Como migajas de pan, y a medida que avanza la historia, las pistas se suceden incansables, pero los lectores no lo percibirán hasta la revelación final. Irónico y cruel hasta con los lectores. Pero finalicemos con el último y enigmático relato…

El anciano

La autora. www.dumaurier.org

El más corto en extensión, unas cinco páginas. El narrador principal cuenta a un interlocutor desconocido ciertos hechos acaecidos hace tiempo en su pueblo. Solo con los datos de lo que él presenciaba, elabora teorías y describe la vida de una pareja de ancianos en que viven junto al lago de su comarca. Un anciano huraño y su encantadora esposa. Tenían cuatro hijos. Pero un día las cosas cambian.

Sabemos ciertos hechos solo por los datos del narrador, por su observación. Por lo que la historia que cuenta queda inconclusa o, más bien, incompleta, llegando a ser un esbozo. Nunca podremos saber qué ocurrió salvo por las vagas pistas que el narrador va dejando, que nos arrastran a vanas elucubraciones.

Finalmente, hay un elemento fantástico que sobresale por encima de todo el relato y que, precisamente, interviene en las últimas frases del cuento. Esto lo convierte aún más en enigmático, con la única posibilidad de salida que ofrece: que el narrador tiene mucha imaginación y, o bien está engañando a su interlocutor, o habla en clave.

Valoración final

Con solo este libro de muestra, ha sido suficiente para llamar mi atención sobre Daphne Du Maurier, con diferencia. Estos seis cuentos de macabra naturaleza ahondan en lo escabroso de lo cotidiano, encontrando refugio bajo los instintos más crueles del ser humano sin importar condición social, como prueban El anciano o El pequeño fotógrafo.

En varias ocasiones, la autora ha omitido nombres de personajes o de lugares, algo que yo también hago en muchos de mis relatos, y considero una forma de diálogo con los lectores: por un lado, un ejercicio de imaginación, obligándoles a que ellos le den una identidad más precisa durante la lectura; de igual modo con el lugar, para que sitúen donde mejor les plazca la acción e, incluso, imaginen a su gusto la geografía o toponimia del lugar en cuestión, a partir de los datos que aporta la narración.

Cultura

Daphne fue una mujer erudita, formación propiciada al provenir de una familia de artistas donde todos tuvieron un papel preciso en varias disciplinas: pintores, actores, directores de cine, escritores… Y estos cuentos demuestran a la perfección su nivel, no solo artístico, sino de observación. Porque si hay algo, sin duda, que la autora ha demostrado en este pequeño y selecto ramo de historias, es su habilidad y capacidad para formar personalidades tan naturales como retorcidas.

Respecto a la similitud con Patricia Highsmith que he comentado antes, he de confesar que, si bien poseen las dos una habilidad única para tratar personajes con mentes perversas y describir con precisión cualquier matiz, cada una lo hace de un modo diferente y sui generis. Donde Du Maurier es serena y natural, Highsmith es contundente y amplifica cualquier trastorno o desvío que pueda poseer el personaje en cuestión. Sin embargo, las dos poseen ese talento innato que otorga a sus obras un atractivo literario sin precedentes.

Fotografía de portada: ABC

los pájaros y otros relatos

Los pájaros. Daphne Du Maurier, 1952.

Título original: The birds and other stories.

Traducción: Adolfo Martín.

Ediciones G.P., 1972. Ediciones Orbis, 1984.

Cartoné. Biblioteca de Grandes Éxitos #39.

ISBN: 8475305482

Tripulación CosmoVersus

Marcos A. Palacios
Marcos A. Palacios
Administro CosmoVersus y colaboro con la Editorial Gaspar & Rimbau, donde he publicado mi primera obra antológica 'Fantasía y terror de una mente equilibrada' y corregido y anotado los libros de los 'Viajes muy extraordinarios de Saturnino Farandoul', entre otras ocurrencias. Mis reseñas van más allá del mero apunte de si este o aquel libro me ha gustado mucho o no. Busco sorprender y animar a los lectores a leer y compartir mi experiencia personal con los libros, igual que los compañeros de CosmoVersus. Soy muy retro, y no por mi edad, pues a los 20 años ya estaba fuera de onda. Perdón por no evolucionar al ritmo de los tiempos, pero es que soy yo.

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