Hacía tiempo que no publicaba una lista, aunque esta es cortita. Se trata de mis bandas sonoras destacadas de anime japonés. Ojo, que la mayoría son antigüillas, no podía ser de otra forma. Pero eso sí, todas pertenecen a los géneros de fantasía y ciencia ficción, preferentemente. Seguro que algunos os sonarán.
Mis bandas sonoras destacadas de anime
Son series y películas y está claro que muchos vais a echar de menos bastantes títulos. Pero esta lista es muy personal y subjetiva, y cumple un requisito: la particularidad de sus temas y composiciones, por un motivo u otro, y que han dejado huella en mis gustos personales. Ya puede ser la banda sonora completa o bien solo los temas de fondo y acompañamiento, «vocales», o simplemente los temas de apertura y cierre de capítulos.
Como no soy amigo de enumerar listas por «grados» de simpatía —detesto competir—, ordenaré los títulos por fecha de producción —otra de mis obsesiones: el orden. Tengo que ordenarlo de algún modo—. Allá vamos.
Akira (1988)
Esos compases se concentraban en mi cabeza durante horas. Extrañas y tribales melodías, también futuristas y una clara fusión de tradición japonesa, tanto en ritmos como en instrumentos. La música compuesta por Geinoh Yamashirogumi te transporta a un Tokyo futuro, decadente, donde la tecnología, el vandalismo y el fanatismo sectáreo se entrecruzan con un toque místico y postapocalíptico.
¿Cómo es posible que una música tan «rara» pueda condimentar una película de éxito y calidad tan extremos?, se preguntarán muchos. Es una pregunta que quizá no tenga respuesta, como la que hace tiempo me hago sobre los niños rata que venían a mi tienda diciendo que el dibujo de Hajime Isayama en Ataque a los Titanes era «cáncer», pero después todos consumían el manga vorazmente, como aquellos Titanes la carne humana.
Os dejo con Kaneda, el tema más conocido.
Venus Wars (1989)
Imaginaos a Mad Max en plena guerra de planetas con la banda sonora a caballo entre Flashdance y Footloose y las pandillas rebeldes en modo Akira… sí, suena a locura, pero es una delicia. Tanto este clásico de culto ochentero tan poco recordado como su música, compuesta genialmente por Joe Hisaishi.
Hace relativamente poco hablé de Venus Wars, y nuestro colaborador y escritor Edu Melero dedicó un espacio a hablar de la banda sonora. Así que no me extenderé mucho, y antes de escuchar la canción que viene a continuación, podéis leer los comentarios al respecto de la entrada.
No es el único temazo, por supuesto, pero Shakunetsu no circuit es lo más excitante que tiene esta película.
Record of Lodoss War (1990)
Esta historia proviene de varios manga y es sin duda una verdadera maravilla animada. Son 13 OVA’s cuya música ha sido compuesta por varios artistas, de los cuales no he encontrado el nombre del compositor para el tema del Prólogo, una preciosa pieza orquestada por Kaze no Orchestra, que sirve de entrada a la serie y durante el transcurso de la misma se narran los antecedentes a la historia que vamos a ver después. Un tema sinfónico a la altura de John Williams.
Record of Lodoss War tiene otras piezas y canciones dignas de mencionar, pero son muchas, y esto solo sirve para que abráis boca y comencéis a buscar más cositas y canciones a partir de estos ejemplos. Se trata de una historia donde lo mágico y la épica se mezclan al más puro estilo de El Señor de los Anillos, y el sabor de su música acompañará a quien la vea a un viaje increíble por una de las mejores animaciones del siglo XX.
La visión de Escaflowne (1996)
Otra pedazo de serie en plenos noventa, con sus tópicos pero, aún así, un encanto especial, tanto narrativo como artístico. Los diseños de los robots como máquinas de combate en un mundo mágico y medieval llaman la atención, así como su música orquestada o el tema de entrada a los capítulos. Romance, aventura y miedo se abren paso en esta producción que dejó un buen sabor de boca en el público adicto.
Sobre todo, el tema Dance of Curse, que no podía tener mejor compositora: Yoko Kanno, responsable de multitud de fabulosas e inolvidables canciones en el anime japonés. El mundo de la fantasía medieval no será el mismo cuando veas y escuches esta magnífica serie con su banda sonora de soberbia arrogancia y espectacularidad.
Ojo al video: mezcla imágenes de la película y de la serie, pero el tema es el de la serie, la cual recomiendo ver primero.
Utena, la chica revolucionaria (1997)
Un shojo en toda regla, que pasó de un manga muy femenino y edulcorado a una serie de televisión mucho más adulta, intrigante y con más ingredientes que hicieron un éxito completo para todo el público, no solo para las muchachitas. Ya sabemos que en España ciertos tipos de géneros que en Japón son casi intocables, se diluyen entre el público fanático al anime y el manga. Tanto que a veces el público potencial al que va dirigido se expande sin importar género ni edad.
En Utena recomiendo toda la banda sonora, que mezcla multitud de temas románticos de diferentes estilos con temás sinfónicos y orquestados, piezas de piano alegres y aristocráticas, o terroríficas melodías con coros de bizarras y apocalípticas composiciones que auguran un destino muy negro a los protagonistas. Y es que de eso se trata.
Utena, una muchacha que se cree un príncipe y se viste como tal quiere encontrar al joven que de niña le dio un anillo, el cual portaba el mismo emblema de la escuela a la que acaba de ingresar. Allí encontrará una trama de locos: el Consejo de Alumnos está obsesionado con obtener a la Novia de la Rosa y, con ella, el Poder para Revolucionar el Mundo, para lo que se enfrentan unos a otros en un coliseo de duelos con la espada de Dios.
Y dicho esto, que ha sido demasiado —adoro esta serie de mi juventud, ¿se nota?—, os dejo el tema de entrada al Coliseo, y que tuvo varias versiones e instrumentalizaciones a lo largo de la serie: Zettai Unmei Mokushiroku (Destino final: apocalipsis), el más celebrado por el público y que no deja indiferente.
Cowboy Bebop (1998)
Esto se va poniendo caliente. Cowboy Bebop es otra de esas maravillas que solo aparecen una vez en un siglo. Y no solo la serie lo es, sino su música, absolutamente toda. El título ya es una declaración de intenciones, y para ello se formó un grupo musical que se llamó The Seatbelts, exclusivamente para componer la banda sonora. Tanto los temas de entrada y cierre de capítulos, música de fondo, temas principales y vocales…
La banda sonora va paralela a la serie, donde encontramos una fusión extrema: cine negro, western, jazz y blues, terror, ciencia ficción, drama y aventuras con guiños a Alien o Charada. ¡Y todo reflejado en su música! Solo puedo decir que con el siguiente tema me enamoré de la serie (sin haberla visto aún): Tank! es la pieza que abre los capítulos y que de entrada ya te dice demasiado; no podrás dejar de moverte ni de querer ver la serie. Por cierto, fue toda una revolución en el mundo del anime. Brutal.
Mmmm… en 2018 se cumplieron 20 años de este magnífico anime. Tengo que dedicarle un especial. Conservo la edición íntegra de la serie y la película.
Ergo Proxy (2006)
He dado un salto muy grande, lo sé. La historia se sitúa en un futuro un tanto distópico y postapocalíptico. Robots, lavados de mente, lugares prometidos… confieso que resulta muy confusa, y no digamos cuando acabas de verla. Pero lo más excitante es su música.
Mayormente compuesta e interpretada por Monoral, un duo de japonés y norteamericano, con canciones muy pegadizas, ritmos originales y… por otra parte, sorpresas como en tema de cierre de los capítulos, interpretado por Radiohead. Finalmente, los compases llegan a ser hasta psicóticos, igual que la trama y los símbolos de la historia.
Te puedes pillar los dedos pero es una delicia. Aquí, el tema principal de Monoral, Kiri, profundamente pegadizo, como los diseños y contrastes de los personajes y escenarios de este anime de referencia.
Devilman Crybaby (2018)
Llegamos a nuestra «era». Hace tan solo dos añitos aterrizaba un remake de Devilman (1972) que hace toda la justicia al manga original, pisoteando las versiones animadas y la «live action» deplorables anteriores. Pero es que la música… ¿cómo decirlo? Es la última de mis bandas sonoras destacadas de anime por hoy.
Haciendo juego a su estilo y tono, la banda sonora de Devilman Crybaby es un mejunje electrónico incandescente. Te eleva hacia lo más dramático o bien hacia las perversiones más bajas. Creerás estar en una discoteca eterna, porque es lo que evocan estas composiciones. Temas imperdibles, potentes, atrevidos… empezando por el opening, el tema de entrada. También hay sitio para melodías y ritmos más suaves y sinfónicos. Pero a mi pesar, siendo tan difícil escoger, os dejo la versión del tema del anime original, que pone los pelos de punta: Devilman no Uta (2018), interpretada por Kensuke Ushio. ¡Es muy japonés!
No se vayan todavía, ¡aún hay más!
Claro que sí, ¡pero no ahora!. Por supuesto que me dejo en el tintero muchas más, pero no he creído necesario incluirlas, tales como las bandas sonoras de Capitán Harlock (1977) o La rosa de Versalles (1981), que a pesar de su magnificencia forman parte de otro tipo de clasificación (también personal). Ya escucho los rumores… «¡Te falta esta o aquella!», «¡Te has olvidado mencionar a fulanita!» Pues no, queridos viajeros y exploradores del CosmoVerso. Esta lista es así porque así lo he querido, y porque es completamente personal. Hasta aquí, mis bandas sonoras destacadas de anime.
Ahora, disfrutad de estas joyas, que quizá os gusten o no, pero al menos os picará la curiosidad.
Tripulación CosmoVersus
- Administro CosmoVersus y colaboro con la Editorial Gaspar & Rimbau, donde he publicado mi primera obra antológica 'Fantasía y terror de una mente equilibrada' y corregido y anotado los libros de los 'Viajes muy extraordinarios de Saturnino Farandoul', entre otras ocurrencias. Mis reseñas van más allá del mero apunte de si este o aquel libro me ha gustado mucho o no. Busco sorprender y animar a los lectores a leer y compartir mi experiencia personal con los libros, igual que los compañeros de CosmoVersus. Soy muy retro, y no por mi edad, pues a los 20 años ya estaba fuera de onda. Perdón por no evolucionar al ritmo de los tiempos, pero es que soy yo.
