‘Plenilunio’, de Antonio Muñoz Molina. Un esbozo

Pleninulio, de Antonio Muño Molina. De esta novela publicada en 2013, Eduardo Moreno Alarcón nos plantea un esbozo, un híbrido entre artículo y cuento.

Plenilunio, de Antonio Muñoz Molina.

Un esbozo de Eduardo Moreno Alarcón

Aún es otoño y, sin embargo, la noche se abate con aliento de invierno prematuro. La luz de las farolas se espesa en una ligera bruma. Una puerta se ha cerrado en las angostas callejas del barrio histórico. El eco de unas suelas reverbera en avanzar apresurado contra el viejo empedrado. Alguien como usted o como yo deambula por la calle de una ciudad cualquiera; una ciudad de provincias, ni grande ni pequeña, donde todos se conocen más o menos. Alguien camina deprisa, el corazón batiendo en las sienes, sin un rumbo definido en apariencia. Sus pasos errabundos lo conducen a una plazoleta, a un paseo o un parque cualquiera.

Alguien corriente y prosaico callejea confundido entre las pocas almas que a esa hora pululan por las arterias de la ciudad. La figura, anodina, avanza enfundada en una cazadora de imitación, con las manos hundidas en los bolsillos —esas manos grandes, de uñas rotas y filosas acostumbradas a desgarrar, que nunca dejan de oler a pescado—, aferrando en su interior un objeto que le da seguridad, que lo hace poderoso, con el que puede someter y dar rienda a su instinto más salvaje. Un hombre joven, cejijunto, con una apariencia tan común, tan vulgar, que hacen de él un simple rostro más diluido entre la masa apresurada. El insomnio, los madrugones, el agotador trabajo de sol a sol, el trato siempre amable con la clientela, con esa voz meliflua de chico educado, de hijo ejemplar. «Qué, ¿a dar una vuelta?». Una vecina del portal lo ve salir y piensa: «qué chico más formal». El hijo perfecto.

La rutina lo aplasta, lo empuja a abandonar algunas noches el nauseabundo seno familiar donde no hay intimidad para masturbarse, para elevar el volumen de las películas porno que ahora ve en su cuarto —descartado hace tiempo el salón— y abandonarse a los jadeos, las succiones, las palabras impúdicas y groseras; imposible en el salón con ese par de vejestorios danzando alrededor. Pero tampoco allí encuentra sosiego. Ha puesto cerrojos en su alcoba y en el baño. Pero nada, no hay manera, no hay un momento de paz. Cuando está a punto de correrse siempre hay algo que lo echa todo a perder. Noche tras noche, siempre lo mismo. Otras veces conecta la radio y escucha la voz dulce y seductora de una locutora en la lenta madrugada. «¡Puta!», le espeta en voz alta mientras fuma y bebe con fruición clandestina. Sus padres siempre al acecho: el viejo con los pulmones desechos, la vieja plañidera, con la tele siempre puesta, de la mañana a la noche, la caja destellando en las pupilas que no prestan atención. La vacuidad insoportable de unos padres decrépitos, imbuidos de una abulia permanente.

Alguien se dirige ahora a un bar, un bar cualquiera. Fuma y fuma y busca el pelotazo de ron en la nuca, el impacto vivificante, la excitación que lo consume. Dos tragos vacían la copa en la grasienta mezquindad del bar. Las manos, sus manos, que él frota y refrota con agua casi hirviendo, siguen oliendo a pescado, como una maldición. Hay en su conducta una suerte de repetición exacta, de trance ya vivido que no mengua su ansia devoradora, la enorme calentura que le abulta en los vaqueros. Otra copa vaciada apenas en dos tragos. Deja el billete arrugado y sudoroso (que también huele a pescado) sobre el mostrador lleno de mugre. Otra vez el aire húmedo y fresco, el pálido resuello de un otoño que se marchita. Y la luna. La luna llena, como la otra vez. Todo igual. Todo una exacta repetición, como en un sueño ya soñado. Sin pensar, sólo dejándose llevar por el deseo. Arde el alcohol en sus entrañas y lo empuja hacia un portal, un portal cualquiera. La puerta está abierta; alguien entra en el ascensor. Y él sube. Dos seres en un cubículo de apenas un metro cuadrado. Todo casi igual, pequeñas diferencias… pero qué más da. Acaricia el objeto en el fondo del bolsillo y siente que va a reventar. «¿A cuál va?» Al último, responde con voz suave.

En esa misma ciudad de provincias hay otro hombre que busca unos ojos, que vive en la obsesión de hallar a ese otro, husmeando en las calles como un sabueso, esperando el mínimo error, una pista, cualquier dato que le ayude a atraparlo. Busca unos ojos y está seguro de que sólo con verlos reconocerá las huellas del hombre que ha aterrorizado a la, hasta hace bien poco, letárgica ciudad. Pero ese otro, ese alguien que vaga al amparo de la luna llena, no es como usted o como yo. En sus ojos hay algo que lo hace diferente. Una imagen congelada en la retina, un atroz secreto que sólo él conoce. Los ojos de alguien corriente. Los ojos de un asesino.

Plenilunio, de Antonio Muñoz Molina. Una de las novelas más turbadoras que se hayan escrito en castellano. Con mi profunda admiración.

©Eduardo Moreno Alarcón, del texto.

©Cadena Ser: De la fotografía usada para el montaje de la cabecera.

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Plenilunio, de Antonio Muñoz Molina.

Edición: Anagrama, 1997.

Colección: Biblioteca breve.

Páginas: 448. Rústica con solapas, tapa blanda o bolsillo.

ISBN: 978-8432225833 (Edición bolsillo Booket, fotografía)

Tripulación CosmoVersus

Eduardo Moreno Alarcón
Eduardo Moreno Alarcón
Eduardo Moreno Alarcón (La Roda, Albacete, 1974).
Ha publicado las novelas Entrevista con el fantasma (Premium, 2015), finalista del VIII Premio de Novela Corta «Encina de Plata», La fuente de las Salamandras (Alféizar, 2017), finalista del II Certamen Alféizar de Novela, Sonata de mujer (Ojos Verdes, 2018), finalista del XXXVII Premio de Narración Corta Felipe Trigo y Apuntes del espejo (Tandaia, 2019) Premio Jerónimo de Salazar de Novela Histórica.
Sucesos del otro lugar (Gaspar & Rimbau, 2020), reúne lo mejor de su producción cuentística de los últimos diez años.
Con La proeza de los insignificantes (Premium, abril 2021), obtuvo el XIV Premio de Novela Corta «Encina de Plata».
Premiado en los Naji Naaman Literary Prizes del Líbano (2019). En 2013 ganó el II Certamen de Relatos de Terror «Sueños de Opio» y en 2012 el Tercer Premio en el Concurso de Relatos «Víctor Chamorro».
Colabora en medios digitales como la revista literaria Absolem y el portal web de literatura fantástica Cosmoversus. También ha publicado en los espacios culturales del periódico accitano Wadi-as y la Revista OP Machinery.
Su pieza teatral Los primeros emigrantes (Diputación de Albacete, 2017) fue incluida en la I Muestra de Teatro de Autores Locales, llevándose a escena en 2016. Durante 2017 y 2018 se representó su segunda obra, La pasión según San José.
Incluido en varias antologías de relatos: Efeméride, antología de Relatos de Ciencia Ficción Apolo 11 (Premium, 2020), Sueños de Opio (2012), Absolem (2013) y Guadix Primavera y Vino (2017).
Ha prologado el poemario Los anillos de Saturno (Rilke), la novela de ciencia-ficción El hombre tras el monstruo (Saco de Huesos) y el libro de relatos Sangre Negra (Alféizar).
Guionista en dos proyectos artísticos con la Orquesta Sinfónica de Albacete: El regalo de Silvia (estrenado en diciembre de 2018 en el Teatro Circo de Albacete) y el musical infantil El Guardafuentes, historia de un tritón (enero de 2019).
Desde marzo de 2018 coordina el club de lectura de literatura fantástica en la Casa del Libro de Albacete.

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