‘Viaje a un planeta Wu-Wei’ de Gabriel Bermúdez Castillo (1976) [Reseña]

Viaje a un planeta Wu-Wei, de Gabriel Bermúdez Castillo, escritor español que encabeza, en mi sincera opinión, la lista de autores de ciencia ficción, aventuras y fantasía en España. Lector y admirador insaciable de Julio Verne, ha desarrollado su estilo y marca propios hasta el punto de que sus obras se mantienen en forma permanentemente gracias a su visión abierta y amena del mundo que nos rodea.

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Viaje a un planeta Wu-Wei

He leído Viaje a un planeta Wu-Wei (1976) de Gabriel Bermúdez Castillo, en su reedición de 2000 a manos de Julián Díez para la Editorial Avalon. La obra es espectacular sin duda, aunque no puedo decir lo mismo de la edición, que contiene numerosos errores de ortografía, maquetación e impresión, así como la portada, cuyas fuentes y diseño dificultan que resulte atractivo. Pero un libro es un libro y este no es menos.

La que fuera su segunda novela -posterior a El Mundo Hókun (1971) y anterior a El Señor de la Rueda (1978)– surge cargada de aventuras y muestra un mundo fantástico tan peligroso como maravilloso en el que el mal acecha como una presencia invisible para los habitantes de la Tierra. Arriba, cercana al planeta, la Ciudad, flotando en el vacío. Allí comienza la visión de una civilización altamente tecnificada, casi una distopía, en contraste con la personalidad salvaje y aberrante del planeta.

Argumento

Sergio Armstrong, tras un atentado con explosivos, es detenido y condenado a vagar por el espacio en una nave o, con suerte, a caer en la Tierra, si no se estrella antes. Pero Sergio tiene un objetivo, un plan, y necesita de algunas personas para llevarlo a cabo. Su ingenio le salvará al principio pero, después, los peligros a los que se encuentra, la incertidumbre del wu-wei, las maravillas y aventuras que son el escenario de un secreto terrible, envuelven a nuestro héroe y cargan con el peso de la narración.

Escenarios

Así comienza Viaje a un Planeta Wu-Wei, donde, sin dudarlo, hallamos el humor y la cruda realidad que caracteriza a las novelas de Bermúdez. Pero también contrastes, como el ambiente tecnificado, repito, de la Ciudad, contra la miseria del planeta, totalmente salvaje, repleto de núcleos humanos que viven de los restos de una civilización de la que se ignora su destino y convive con seres espirituales y fantásticos, así como con bestias y especies asesinas.

Si bien el principio me ha resultado demasiado descriptivo, existe una razón. Y es que, como en todas sus obras, en la introducción se hallan las claves y pistas para desarrollar el fondo y abrir los ojos ante el descubrimiento, hacia el final, de que todo encaja. Cuando ya te habías olvidado de tal o cual detalle, Bermúdez lanza la sorpresa para que te hagas la pregunta: «¿Cómo no me había dado cuenta antes?». Este es otro de los motivos que la narrativa de Bermúdez ofrece al arte de la literatura y al gusto del lector. Nunca podremos decir que las resoluciones de sus novelas encajan por su aplastante lógica y maestría de narración.

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Características

Otro detalle presente en este libro es el lenguaje peculiar y personal con el que Bermúdez destila realismo y personalidad a la historia en cuestión. Los vocablos, o su uso original y distintivo, son la seña de identidad del libro.

Confieso que el libro en sí me ha recordado mucho a Espíritus de Marte (2012), epopeya más que aventura, reciente, en la que parece recuperar ese espíritu inyectado a Sergio Armstrong casi treinta años después y donde el protagonista llega accidentado a un planeta, con misión o sin ella, pero que encaja duramente su destino y sobrevive a toda costa, haciéndose más fuerte ante los peligros.

Personajes y wu-wei

Las mujeres resultan arrolladoras, como la mayoría en sus novelas. Al menos de las que he leído. Son mujeres fuertes, tanto de carácter como de físico. Plenas en integridad y decisión, duras. Así son las damas y heroínas de Bermúdez, y así las muestra. Como personas al margen de su género, personas al fin y al cabo, humanas, imperfectas, firmes. En el caso masculino, también encontramos por lo general un perfil de antihéroe, hombres más bien sensibles y guerreros al mismo tiempo, como lo es, en este caso, Sergio Armstrong.

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El misterio más intrigante nada más empezar a leer es el wu-wei. ¿Qué es? ¿De dónde surge y se siente? No desvelaré nada sobre eso pero los derroteros por donde nos conduce la historia, tan escabrosos y amenazadores como los parajes de la Tierra, obligan al lector a hacerse estas y más preguntas acerca de lo que da vida al título del libro.

De la historia se dice, en el prólogo, y sin pocos motivos, que resulta erótica y escatológica. Sin llegar a ser escandaloso, no lo doy por tanto, pero para la época en que fue escrita es un adelanto la valentía con que Bermúdez describe ciertos aspectos desagradables y vergonzosos para un público que apenas se encuentra en el comienzo de la Transición democrática.

Una historia perdida en la memoria y el pasado, el destino de la Humanidad truncado por algo más grande que un ser vivo. Y un camino iniciático que lleva al protagonista a plantearse el sentido del equilibrio con el todo.

¡Que tengáis buen wu-wei!

Curiosidades

-Entre los títulos nobiliarios del Presidente Hereditario de la Ciudad se encuentra ser Señor de la Rueda. Bien bien… ¿tendrá algo que ver con la novela que publicaría siete años después?

-Se menciona la 1ª ley de la Robótica que asevera que ningún robot puede dañar a un ser humano. Claro homenaje a Isaac Asimov.

Viaje a un Planeta Wu-Wei, Gabriel Bermúdez Castillo.

Editorial Avalon, Gijón, 2000. Editor Julián Díez.

300 páginas. ISBN: 84-607-0892-6

Tripulación CosmoVersus

Marcos A. Palacios
Marcos A. Palacios
Administro CosmoVersus y colaboro con la Editorial Gaspar & Rimbau, donde he publicado mi primera obra antológica 'Fantasía y terror de una mente equilibrada' y corregido y anotado los libros de los 'Viajes muy extraordinarios de Saturnino Farandoul', entre otras ocurrencias. Mis reseñas van más allá del mero apunte de si este o aquel libro me ha gustado mucho o no. Busco sorprender y animar a los lectores a leer y compartir mi experiencia personal con los libros, igual que los compañeros de CosmoVersus. Soy muy retro, y no por mi edad, pues a los 20 años ya estaba fuera de onda. Perdón por no evolucionar al ritmo de los tiempos, pero es que soy yo.

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