‘Viajes muy extraordinarios de Saturnino Farandoul III: Las cuatro reinas’ Albert Robida (1879) [Reseña]

Las cuatro reinas de Albert Robida, es la continuación de los viajes de Saturnino Farandoul. Aventuras africanas y galácticas nos esperan en ese disparatado teatro que es la vida del héroe náufrago que desea conquistar el mundo. Entrad conmigo en el apasionante mundo de la literatura decimonónica y de los Viajes muy extraordinarios de Saturnino Farandoul.

Las cuatro reinas. Viajes muy extraordinarios de Saturnino Farandoul III

El viaje de Saturnino Farandoul continúa, esta vez en África. Lo más reseñable es su comienzo, poco típico en las entregas anteriores. Saturnino está solo, ha sido capturado por una tribu indígena y a punto de ser cocido. ¿Dónde están sus compañeros de la Bella Leocadia? Ni Mandíbul, ni Tournesol. Nadie. Además, miembros de la Sociedad Geográfica emiten un comunicado dándolo por muerto. ¡Esto es inaudito! ¿Se lo habrán comido los Niam-Niam? Después de los desastres de La vuelta al mundo en más de 80 días, no es menos lo que espera a nuestro amigo Farandoul y a las cuatro reinas.

La saga continúa

Ninguno de los ingredientes de Albert Robida falta en esta entrega: humor, peligros, críticas sociales. Por lo tanto, es de cajón que hay que reírse de toda la extensa caricatura que es presentada en los habitantes africanos, desconocedores de las costumbres civilizadas. Tanto es así, que refleja al hombre europeo en los mismísimos habitantes de las tribus.

las cuatro reinas avestruces
Maniobras sobre las avestruces

Antropofagia

La antropofagia es el primer descubrimiento que nos encontramos en la historia. Y digo descubrimiento si fuéramos ciudadanos del siglo XIX. Ya somos conocedores de cómo Robida extrapolaba los relatos de viajes de exploradores a sus historias y los usaba para maravillar a los europeos. Y así lo vemos reflejado en el diálogo que Farandoul mantiene con un anciano niam-niam: “—Vosotros los hombres blancos hacéis la guerra en vuestro país, ¿no es cierto? —¡Diantre, de cuando en cuando! ―respondió Farandoul —¿Y no os coméis a los muertos ni a los prisioneros? —¡Nunca! —¡Oh! —dijo el niam-niam con horror—. ¡No tenéis hambre, no os coméis a los prisioneros, y os hacéis la guerra…! ¡¡Sois unas bestias feroces!!”

Diversidad racial

Como ya sucediera en el volumen anterior, la belleza de la fisonomía no-blanca tiene su lugar en Las cuatro reinas, pues aquí, en los territorios salvajes del continente africano solo encontramos a gente negra. Esto no pasa por alto la admiración del autor, que siempre aboga por adular a las razas que el héroe francés se encuentra en el camino. La descripción de las mujeres makalolas (y por ende, de todas las mujeres negras y dos de las cuatro reinas), reza así en boca del narrador: “La general Dilolo era una hermosa mujer, de color más bien bronceado que negro. Respecto a su figura: largos cabellos, ojos vivos, nariz de un bello perfil, y boca sonriente; su cuerpo era el de una amazona flexible y robusta, y su redondez de formas acentuaba aún más los encantos de su belleza general. Esta gentil guerrera se aproximaba a los treinta años, bella edad para las damas. Farandoul empezaba a interesarse por este nuevo país y por esta guerrera.”

Guerreras y amazonas

Habéis leído bien: “guerrera”, “amazona”… Por primera vez encontramos mujeres guerreras, ejércitos de ellas, entre los ciudadanos de las diferentes tribus. Esto no es algo que nos pueda sorprender, pero en la época de Albert Robida sería, sin duda, un dato increíble. Civilizaciones que funcionan al contrario que en la distinguida sociedad europea: “Farandoul quedó no menos admirado al saber que sobre todo el territorio Makalolo los hombres, por el contrario, no eran más que buenos artesanos y buenos agricultores, mientras que las mujeres desempeñaban los asuntos del Gobierno y del Estado. Ya había visto que la carrera de las armas les estaba reservada, y supo también que el ejército, perfectamente organizado, se componía de veinte mil guerreras aproximadamente, repartidas en diferentes puestos sobre las fronteras.”

Este no será el único libro donde nos encontremos con mujeres guerreras. Ya iréis haciéndoos una idea de lo revolucionarias que eran las narraciones de Robida en la encorsetada época que le tocó vivir (la nuestra no se queda corta, ¿eh?). Quizá no tenga nada que ver, pero el surgimiento de los movimientos feministas y de reivindicación del sufragio femenino ya estaban en marcha en el año de publicación de los Viajes muy extraordinarios… (desde finales del siglo XVIII).

El lugar de las mujeres de Robida

A muchos no les parecería muy raro lo que Robida contaba en sus historias. La ventaja radica en que estas mujeres guerreras se sitúan fuera de la sociedad civilizada conocida, por lo que la técnica del autor queda amparada y justificada para no escandalizar a sus congéneres. Por algo, a las guerreras negras de Las cuatro reinas les sorprende que en la sociedad europea los hombres sean los soldados y gobernantes. Todo esto supone poner en marcha el pensamiento de los lectores: una sociedad donde todo funciona al revés crea el imaginario perfecto para abrir la mente.

Aún seguimos siendo superiores

Hay doble vertiente, choque de culturas. Aun sin mostrarse de forma traumática, sino cómica, debemos leer entre líneas todos los matices mostrados en el asunto de la antropofagia y el tratamiento a las mujeres. Pondré un ejemplo personal: hace unos años entré a un foro de personas con alta capacidad intelectual. A uno se le ocurrió comentar las costumbres de una tribu, en la actualidad, localizada en… pues no me acuerdo. Pongamos que en el Pacífico.

Alguien saltó diciendo que eran costumbres irracionales. Trataba más que nada de cómo se iniciaban los niños varones en el mundo adulto. Alguien más comenzó a gritar que debería ser denunciado por violar derechos humanos fundamentales. Y cayó mi propio mito sobre que las personas con alta capacidad son más tolerantes que el resto.

Dile a una tribu que no conoce tecnología más allá del fuego que va a ser denunciada y repudiada por la aristocracia civilizada del siglo XXI. La estupidez, igual que la violencia, es innata en el ser humano.

Cambiando el mundo

Algo parecido pasa en Las cuatro reinas, cuando Farandoul intenta deshabilitar la costumbre antropófaga de los makalolos: “—Pero —objetó Farandoul— en otros países, en esa Europa de que varias veces os he hablado, los reyes no están obligados a comerse a sus predecesores. —Es un error, un gran error. ¿Es acaso feliz vuestra vieja Europa? ¿Completamente feliz? No. ¿No es verdad, hijo mío? Haz que se introduzca en Europa la costumbre de los makalolos, y dentro de algunos siglos se admirará la sabiduría de vuestros monarcas.”

La actual imagen que se tiene de las sociedades ancestrales que aún perviven no tiene nada que envidiar a la de hace dos siglos. Con ello hace mucha presión el autor. Basta con entender sus palabras, como, insisto, he dicho antes. Hasta en los métodos económicos Robida se lamenta del poco afecto a algo tan sencillo como una concha marina. ¿La avaricia, quizás?: “(…)no tenían más que cauris, conchas que sirven de monedas en el interior del África, pero que las poblaciones civilizadas aprecian poco.”

las cuatro reinas danzas
Danza de las almas en Egipto

Los simios son mejores

El trato a los animales continúa en la línea de las anteriores entregas. Pero, al tiempo, Robida ensalza las características simiescas, igual que hizo en El rey de los monos. Ahora los animales tienen más protagonismo. Dado que estamos en África, es normal. Farandoul y los acompañantes de esta aventura se las verán con infinidad de especies, interactuarán con otras; se servirán de sus habilidades para sus fines. Pero siempre los monos están por encima del ser humano; ahora, en lo que al lenguaje se refiere: “¡Qué superioridad tan evidente la de las razas animales sobre la pobre raza humana! Un desdichado patagón, trasladado a China, haría un papel muy triste: ni una sola palabra de su lengua sería comprendida aun por los mandarines más letrados; y para él, las más dulces palabras del idioma chino no serían más que sonidos incomprensibles. Y he aquí que el lenguaje de una tribu de monos perdida en el fondo de la Oceanía era comprendida por una raza muy distinta, que vivía en el centro del continente africano.”

Lenguaje primitivo

No deja de resultar impactante cómo Albert Robida encuentra siempre la forma de pisotear los defectos humanos. Entiéndase que la diversidad de idiomas también es algo natural, pero sin embargo, difícil de afrontar según las raíces y ramificaciones, entre países. No hablamos, pues, de criticar la dificultad para comprender nuestras lenguas, sino de la complejidad que han desarrollado desde la lengua más antigua posible: los gestos. Por ello nos cuenta más adelante: “¡Busquen ellas [las academias] nuestra lengua natural, la que el hombre en su infancia ha debido hablar sobre este mundo, y que poco a poco ha ido transformándose en mil dialectos distintos! ¡A la ciencia queda encontrar y devolvernos ese lenguaje natural!”

La ciencia y la exploración

Cada situación de Las cuatro reinas es susceptible de análisis. Tal es la carga que Robida impuso en estos viajes muy extraordinarios. Y África, uno de los dos continentes más desconocidos en el siglo XIX, es todo un crisol de costumbres y descubrimientos imposible de rechazar. Con no mucha exactitud, claro, nos es representada la vida en el continente, de Norte a Sur, desde tribus indígenas hasta la cultura egipcia. El siguiente libro, que transcurre en Asia, no se queda atrás, también es muy exótico en su totalidad.

Bien podría decirse que los libros de Saturnino Farandoul son una guía (aproximada) de la vida en el mundo de su época, con sus aciertos y errores. Casualmente, en 1879, año de publicación de este libro, la casi totalidad del continente africano estaba en manos de sus nativos, a excepción de algunas colonias comerciales y de fábricas. Algo contrario pasaba en Asia, como veremos en la próxima reseña.

Acumulación en los viajes de Saturnino

El carácter acumulativo de los viajes muy extraordinarios de nuestro héroe componen una sinfonía de saberes muy usada en la literatura universal desde la antigüedad. Por este motivo, en ocasiones se me hace difícil comentar sin repetir datos de la primera reseña; el primer libro es, ciertamente, la carta de presentación de un mundo que veremos una y otra vez, con un esquema constante, durante los siguientes libros. Necesario es, sin duda, recordar estos aspectos. Los lectores lo agradecen. Yo soy lector, y lo prefiero. Si viene a cuento, por supuesto, no por rellenar. He soltado toda esta arenga a propósito de lo que viene a continuación: la constante crítica social a ojos de los europeos. El acontecimiento final de esta historia no tiene parangón.

Viaje en un cometa

Pues un cataclismo cósmico llevará a nuestros amigos a Saturno, y en el camino, aprenderemos las leyes de la gravedad y algo de astronomía. El siglo XIX, el que llevó a más descubrimientos juntos en un intervalo de cien años, al desarrollo casi pleno de muchas disciplinas científicas, es el siglo ideal para estas narraciones. Y más aún: para introducir al siguiente personaje de Julio Verne. Héctor Servadac dará muchos dolores de cabeza a nuestros amigos, personajes que poco a poco van sumando al grupo de Saturnino Farandoul.

En lo que refiere a la Astronomía, como iba diciendo, ya había mucho acumulado: se conocían los cometas y planetas del Sistema Solar, algunos fenómenos cósmicos, se usaba y perfeccionaba el telescopio… Sin embargo, en 1842 se enunció la teoría del Efecto Doppler; en la década de 1860 se usa el espectroscopio, el cual asienta como verdaderas algunas teorías anteriores sobre la composición de los cuerpos celestes; en 1877 se descubren en Marte dos satélites… Todo esto es muy infantil a nuestros ojos, pero en esa época resultaban verdaderos hitos científicos. La literatura de Julio Verne se apegaba mucho a la ciencia de vanguardia, y eso Albert Robida lo sabía.

Literatura y ciencia

En cuanto a literatura, en general, y científica, en particular, tenemos las obras de Camille Flammarion, muchas de ella predecesoras de las de Robida. Por ejemplo, Lumen, historia de un cometa, en 1872, publicada recientemente por Gaspar & Rimbau Editorial y comentada en CosmoVersus, y en la que su narración principal adopta aires no solo novelescos, sino científicos, con las teorías y observaciones de su momento y propias del autor. No es solo una obra literaria, sino didáctica.

Entonces, en los años en que la Astronomía está en auge y cobra enorme interés, sobre todo tras la ingente obra científica de Verne, que actúa como abanderado en este campo, no es de extrañar que Albert Robida incluya un viaje cósmico en sus novelas. La sociedad de Saturno que se van a encontrar Farandoul y sus acompañantes (y enemigos) sirve, como decía antes, para criticar con humor a la sociedad europea civilizada. No le ha bastado a Robida con ejemplos de sociedades africanas. Ahora va más lejos.

Saturno y sus habitantes

las cuatro reinas cometa
Viaje estelar sobre un minarete

Este artificio ha servido a los autores para salvar censuras y críticas durante muchos siglos. Actualmente también. Reflejar en mundos lejanos, extraños e imaginarios una sociedad distinta, mejor o, simplemente nueva, respecto de la nuestra, es el mejor modo de salvar la reputación del título en cuestión. Así tenemos, de nuevo, la poligamia entre los saturnianos. Ya Robida la mencionó y elevó en su discurso del Saturnino mormón: “Cada saturniano, a una edad que las leyes fijan, y que varía según las latitudes, está obligado a casarse con cada una de las variedades indicadas [variedades femeninas; hay siete colores diferentes de mujeres], por medio de la suerte; casamiento gratuito y obligatorio, sabia institución que los saturnianos poseen hace siglos, después de haber combatido largo tiempo para obtenerla, contra la obstinación de los espíritus retrógrados y reaccionarios.”

Queda muy clara la postura del autor, y no solo en este aspecto, sino en el trato a los animales: los saturnianos tienen también sus “casas de fieras”, donde encierran a algunos humanos, maltratan y se mofan de ellos, como nosotros hacemos en nuestros zoos.

Darwin

Si bien la sociedad como tal no es el único objetivo cómico de Robida. Observo que Darwin ha caído también en la diana del escritor. El origen de las especies se publicó en 1859. Tiempo tuvo Robida de empaparse con esta polémica obra. Pero, ¿realmente se mofa de Darwin al no estar de acuerdo con él o es solo un recurso cómico más en su novela? La cuestión a todo esto viene por las declaraciones de un personaje, Desolant, que dice: “—Pues del mismo modo que los europeos trasplantados a Guinea toman rápidamente una coloración oscura que pasa al negro puro en algunas generaciones, yo creo que, sometidos a las mismas condiciones generales que los saturnianos, debemos de transformarnos rápidamente. Nuestra nariz llegará a ser… —¡Qué horror! —exclamaron a la vez Angelina y Carolina. —Sí, señoras; vuestra nariz se alargará en forma de trompa, y poseeréis aletas… Es la teoría del transformismo de Darwin… ¿habéis leído a Darwin?”

Metaficción

Como punto final, la metaficción es muy importante en las obras de Albert Robida. Y las más idóneas para implementarla son las de Saturnino. Podría daros muchos ejemplos de metaficción, a veces están muy escondidos. No voy a enumerar todos, pero los más presentes son los de los personajes de Julio Verne, que Robida adopta como reales en el mundo de Farandoul (y, por ende, en el nuestro). De hecho, en esta entrega afirma que Héctor Servadac nunca contó a Verne ni al público su aventura cósmica. Claro, por ello no hay huella en las ficciones vernianas de este episodio.

Lo más gracioso es la forma en que Robida interacciona con su público lector. Eso ya lo iréis viendo. Es la metaficción un recurso utilizado desde hace… bueno, desde hace mucho. Desde Velázquez pintándose a sí mismo en Las meninas hasta hoy en día; incluso desde mucho antes. De forma consciente o no, la metaficción ha estado alimentando el arte desde que tenemos conocimiento del mismo.

La edición

Muy cuidada, cercana al facsímil, que la editorial ha puesto en cada tomo, y que podéis encontrar en rústica o cartoné. Remasterización y digitalización de ilustraciones y portadas, diseño similar al original francés, notas a pie de página, ilustraciones a color (bellísimas) del propio Robida, que como sabéis, era un artista en muchísimos ámbitos.

Y cómo no, la introducción a cargo de Alberto García Gutiérrez, quien nos empuja con sus palabras al abismo literario de esta obra única y nos pone en situación y contexto histórico, social, político, cultural y geográfico de 1879 para no perdernos en el espeso mundo decimonónico de Farandoul: “Disfruten de Viajes muy extraordinarios de Saturnino Farandoul, de Albert Robida, del descubrimiento, si no lo conocen, del arte de Albert Robida, un precursor visionario de posibles futuros y que plasmó en esta obra, parodia del mundo de Julio Verne, una delirante, cómica e irónica aventura de su imaginación a trazo, trama, tinta y palabra impresa”.

Alberto también presenta un cuadro resumido de Robida, su vida y obra, para comprender mejor al escritor que, apenas sin moverse de su casa, recreó todo un mundo exótico a partir de los documentos de exploradores y periodistas.

las cuatro reinas saturnianos
Los saturnianos

Valoración final

Cada uno de los títulos de la serie de Saturnino Farandoul tiene su propia personalidad, independiente, dentro del conjunto de libros del que forma parte. En Las cuatro reinas aporta más diversidad y aventuras incluso que los dos tomos anteriores, con el mismo humor que los caracteriza.

El factor diferencial de este volumen radica, en mi opinión, en la fortaleza de las guerreras negras africanas, frente a la delicadeza, y hasta estupidez, de las damas europeas representadas en la familia MacKlaknavor. En segundo lugar, la riqueza cultural y crítica con el viaje estelar a Saturno invade por completo la atención de los lectores, incluso 150 años después. Dentro de mis favoritas, Las cuatro reinas es una de las mejores narraciones sobre los viajes de Farandoul (la otra es la que viene, En busca del Elefante Blanco. Ya sabréis por qué).

Estilo de Robida

Frente a la ligereza de lectura y facilidad de Robida para enredar historias y aventuras, queda muy claro el carisma cautivador del francés para crear escenarios y situaciones cómicos, inolvidables. No así pasa, al menos en estas narraciones, con la construcción de personajes que, por lo general, resulta muy básica y plana. Eso no le quita mérito y valor al texto. Calidad es lo que desborda, y calidad es lo que leemos en cada capítulo.

No olvidemos el contexto histórico en que fueron escritos estos libros. No obstante, Las cuatro reinas vuelve a ser una historia adelantada a su tiempo, reivindicativa y moralmente decente respecto de culturas extrañas a la civilización de Robida y de la nuestra, en algunos aspectos. El hecho de que un hombre de su época que no viajaba hable así de culturas lejanas dice mucho de su respeto.

Sinopsis

A continuación, os dejo la sinopsis que elaboré para G&R Editorial:

«Tras los infortunios vividos en América, Saturnino Farandoul y sus marinos llegan a África. La tierra de los Faraones egipcios se convierte así en el escenario ideal para las correrías del aventurero francés, que no tardará en encontrar problemas con dos tribus indígenas africanas. A punto de morir y a merced de los ríos y bestias del África, llevará consigo a cuatro reinas desertoras, conocerá a una belicosa familia de Highlanders, entablará amistad con un poblado de gorilas… ¡incluso seremos testigos de un imprevisto viaje más allá de las estrellas! ¿Podrán nuestros amigos regresar a la Tierra?

Con este panorama Albert Robida vuelve a sorprender a los lectores y público más ávidos de emociones y aventuras decimonónicas. Lo mejor de la literatura verniana sumado a la infatigable imaginación del autor que consiguió, con su personaje de Saturnino Farandoul, crear todo un mundo de posibilidades tan adelantadas a su tiempo como de buen gusto, que jamás pasarán de moda.»

Próximamente

La próxima reseña versará sobre la cuarta parte de la serie: En busca del Elefante Blanco. De nuevo Farandoul probará fortuna, esta vez en Asia, pues un elefante sagrado ha sido secuestrado y ofrecen recompensa. Lo que no sabe nuestro héroe es que encontrar al elefante le costará, a él y a sus marinos, numerosas penas de muerte, a cada cual más estrambótica; y que les llevará a realizar un viaje desde la India a Japón, llegando hasta Rusia, viviendo las más desdichadas aventuras. ¡Amor, humor y fatalidades en esta nueva aventura del joven marino más intrépido de Francia!


Viajes muy extraordinarios de Saturnino Farandoul III. Las cuatro reinas. Albert Robida, 1879.

Gaspar & Rimbau Editorial. 2021.

Traducción: Antonio Castiñeira.

Ilustraciones: Albert Robida.

Rústica, ilustraciones a color y B/N. 196 páginas.

Introducción y notas al pie de la misma: Alberto García Gutiérrez.

Revisión y corrección del texto a cargo de Marcos A. Palacios.

Notas al pie: Grupo G&R.

ISBN: 978-84-18613-40-1

Tripulación CosmoVersus

Marcos A. Palacios
Marcos A. Palacios
Administro CosmoVersus y colaboro con la Editorial Gaspar & Rimbau, donde he publicado mi primera obra antológica 'Fantasía y terror de una mente equilibrada' y corregido y anotado los libros de los 'Viajes muy extraordinarios de Saturnino Farandoul', entre otras ocurrencias. Mis reseñas van más allá del mero apunte de si este o aquel libro me ha gustado mucho o no. Busco sorprender y animar a los lectores a leer y compartir mi experiencia personal con los libros, igual que los compañeros de CosmoVersus. Soy muy retro, y no por mi edad, pues a los 20 años ya estaba fuera de onda. Perdón por no evolucionar al ritmo de los tiempos, pero es que soy yo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *