‘Viajes muy extraordinarios de Saturnino Farandoul IV: En busca del Elefante Blanco’ Albert Robida (1879) [Reseña]

En busca del Elefante Blanco, la cuarta aventura de Saturnino Farandoul que Albert Robida publica en 1879. Ahora nuestros amigos viajan a Asia para ganarse la recompensa que el rey de Siam ofrece por el secuestro de su elefante sagrado. ¿Saldrán bien parados de lo que les espera?

En busca del Elefante Blanco

Quizá esta sea la reseña más corta que haga sobre los libros de Saturnino Farandoul, pero ya he hablado demasiado en las anteriores sobre las características generales que aquí continúan vigentes. El tema principal, como adivinaréis, es la búsqueda de un Elefante Blanco. Así, con mayúsculas. ¿Por qué? Porque es un elefante sagrado, el elefante del rey de Siam, un animal de culto en Asia y muy importante para la religión de algunas regiones.

Sinopsis

Pero antes de empezar, la sinopsis de este volumen que escribí para Gaspar & Rimbau Ediciones:

«En el reino de Siam unos piratas han secuestrado al Elefante Blanco sagrado. Esta es la oportunidad para que Saturnino Farandoul y sus marinos encuentren la forma de hacerse millonarios gracias a la recompensa. Pero los piratas no se lo pondrán fácil. Tendrán que atravesar la India, China, Japón y otras tierras para poder hacerse con el pobre Elefante. En su ruta, Farandoul sembrará el caos y el desorden allá por donde vaya. ¡Y es que nuestros amigos no conocen las costumbres de estas lejanas tierras! ¿Podrán librarse de las exageradas condenas a muerte que les aplican las leyes? ¿Con qué nuevo personaje de Julio Verne se las tendrán que ver?

Albert Robida ofrece en su aventura En busca del Elefante Blanco un semblante bastante verídico de las tierras asiáticas, a pesar de que nunca las conoció. Aun así, echó mano de su inventiva imaginación para crear una obra que desborda ingenio y humor en cada línea. La pista del autor se perdió tras la Primera Guerra Mundial, hecho que lo hace todavía más atractivo a la hora de evaluar la calidad de sus novelas en este siglo XXI saturado de tecnología.»

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El Elefante Blanco. Imagen de archive.org

El carácter de Saturnino Farandoul

Y ya entrados en materia, diré que estas son las aventuras más exóticas de la colección. Visitaremos Siam, China, Japón, Corea, Mongolia, la frontera con Rusia… ¿queréis más? El avispado humor del autor me ha hecho soltar más de una carcajada, y no es menos. Es sorprendente cómo Albert Robida ha mantenido el carácter de las narraciones sin perder un ápice de sus ingredientes principales.

Ya reunido Farandoul con sus marinos, pasará todo el viaje a Asia en busca del Elefante Blanco, siendo presa de emboscadas y trampas por parte de personajes envidiosos y malvados, condenado s todos cientos de veces a las más alocadas ejecuciones, crueles e imaginativas.

Un hombre sensible…

Sobre el personaje de Saturnino Farandoul, decir que en el primer volumen dio muestras de su amor y empecinamiento por conseguir lo que quería, y que fue motivo, principalmente, de toda la escabechina que se armó en Australia. Y que a pesar del poco tacto del autor para moldear personalidades, la de Farandoul es la más formada. En esta aventura tenemos una prueba: “Farandoul, de pie en la proa, dirigió una triste mirada hacia aquella tierra japonesa, que no volvería quizá a ver nunca, y entre los zarzales de la cual dejaba un jirón de su corazón, de aquel corazón tantas veces y tan cruelmente destrozado.”

…con sus defectos…

Así pues, nos muestra el lado más tierno y humano del personaje, a pesar de lo que hoy día, para muchos, pueda parecer extraña esta otra actitud cuando, muerto de hambre y en peligro de muerte, se dedica a rechazar comidas por no ser suficientemente europeas, con alguna excéntrica excepción: “El primer servicio, que se componía de confituras, fue pronto desdeñosamente despachado. A éstos siguieron nuevas confituras de ricino, que de común acuerdo se arrojaron por la borda. (…) Pronto volvió el pobre cocinero con dos perros asados enteros, colocados en un gran plato lleno de manzanas cocidas con aceite. —Bah —dijo filosóficamente Mandíbul—, siempre me han gustado los perros; probemos, pues, éstos.” Os confirmo que están en China. De todos es conocida la pasión en este país por la carne cánida.

… y virtudes

Sí, amigos. Farandoul y sus compañeros se han comportado muy impertinentemente en muchas ocasiones, como sabéis si habéis llegado hasta esta reseña leyendo todos los libros. ¿Quién es perfecto, pues, entre tantos millones y millones de seres humanos? Una línea de comportamiento excelente no siempre es garantía de ser mejor; y esto lo demuestra Farandoul a cada momento, con sus virtudes y sus defectos.

Miguel Strogoff

Aquí os presento al personaje de Julio Verne que toca: Miguel Strogoff. Pero, curiosamente, aparece con muy poco protagonismo, aunque será, de nuevo, un dolor de cabeza para Saturnino y sus objetivos. Sin embargo, aunque tiene un efecto no muy positivo para los planes de Saturnino, el narrador lo presenta con este matiz: “Otra vez, como tantas otras veces, un héroe de Julio Verne, por una negra maquinación deshecha por la providencia, había estado a punto de desbaratar todos los proyectos para el porvenir de nuestro amigo.”

Pues sí y no. Recordad que el capitán Nemo fue de gran ayuda en El rey de los monos; una ayuda decisiva para salvar los planes de Farandoul. Eso sí: Phileas Fogg y Héctor Servadac le provocaron muchísimos problemas, pero no todos son así.

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Ataque en el barco de flores. Imagen de archive.org

Metaficción

Tenemos más metaficción, sí señor. Porque el cruce con Strogoff de En busca del Elefante Blanco sucede justo en medio de las aventuras del mismo. Es decir, que Farandoul y sus marinos “entran” oficialmente en la novela de Verne, sirviendo a Strogoff involuntariamente para algún fin. No he leído la novela, así que no puedo contar mucho. No me gusta hablar sobre lo que no sé, es una de mis líneas de actuación, y más con la literatura. Pero no me extrañaría que hubiera más referencias a la novela verniana.

El Elefante Blanco

Nuestro paquidermo amigo es el que peor lo pasa, porque al menos, los humanos Farandoul y sus marinos saben salvarse por sí solos de los peligros a los que se enfrentan, pero el elefante, inteligente animal, a veces está a merced de despiadados seres malintencionados.

Y en base a esto, este elefante tan especial resulta tan humanizado como el resto de animales representados en la serie de los Viajes muy extraordinarios de Saturnino Farandoul. El pobre animal es descrito, con maestría, en sus pensamientos más íntimos, llegando a conocer sus reacciones, sus motivaciones, etc… Como otras tantas veces, el ejemplo está servido: “Apenas divisó el Elefante el mar, empezó a dar señales de inquietud; recordaba sus peregrinaciones con los piratas, los largos días de mareo que en él había pasado. Sin embargo, lleno de confianza hacia sus verdaderos amigos, tomó valientemente su partido y se embarcó sin resistencia. (…) reconoció su país natal y saludó a las cúpulas de las pagodas con roncos gritos de alegría.”

Ni más ni menos

Y no es que se deba ser más o menos humano, o más o menos animal por estas reacciones, pero en todo momento Albert Robida “humaniza” narrativamente, como hemos visto en anteriores ocasiones, a todo animal que pilla, situándolo a la altura de la “condición humana”, es decir, de la cualidad y capacidad únicas que tenemos los seres humanos en nuestro comportamiento.

La tarea de revisar el texto

Como extra quiero comentar un factor muy importante en la elaboración de esta edición que Gaspar & Rimbau Ediciones ha llevado a cabo: la revisión del texto. Son muchas las vueltas, vicisitudes y más vueltas que he tenido que dar para que el texto quede como lo veis. No diré que ha sido fácil. Tampoco extremadamente difícil. Pero sí enriquecedor, a veces divertido, intenso, apasionante… Y así podría seguir.

No es para menos, porque En busca del Elefante Blanco tiene muchísimas más notas al pie de página que los anteriores. Las referencias mitológicas de los diferentes países y territorios descritos son muchas, así como las históricas, curiosidades y otros, que han sido necesarios aclarar para que los lectores disfruten de la novela por encima de todo.

Correcciones

La labor de documentarse es ingente. A veces me ha parecido que me quedaba grande, pero una buena estrategia es crucial para realizar un buen trabajo. No en vano encontraréis esta nota al principio de cada libro:

“Con el propósito de ofrecer una lectura lo más aproximada a nuestros tiempos y sin perder un ápice de su encanto decimonónico, nos hemos atenido a seguir unas pautas de corrección que enriquecen el texto que tienen ustedes entre manos.

Hemos creído oportuno corregir preposiciones, artículos, adverbios y todo aquel núcleo gramatical que hoy en día pueda destacar por su incorrección y dificulte la lectura. Asimismo, se han mantenido expresiones que den cuenta del uso antiguo del español, o que simplemente embellecen la narración y son totalmente comprensibles desde nuestro esquema lingüístico actual.

Por otra parte, los extranjerismos se han adaptado al español; otros se man- tienen por considerar que conviene dejarlos tal como aparecen o, también, por- que lo requiere la narración.

Sea como fuere, tendrán ustedes las notas aclaratorias correspondientes y necesarias según los casos. Y todo ello sin que el texto original sufra lo más mínimo.

Les deseamos una placentera lectura.”

Aclaraciones

Quizá este apartado debería ir en la última reseña, o en la primera. Pero prefiero colocarlo en la presente, porque el trabajo ha sido más grande que en el resto, y por ello, dejar testimonio me parece lo más correcto para que todo aquel que tenga el libro en casa sepa qué trabajo hay detrás de su delicioso pasatiempo favorito.

Por suerte he tenido herramientas muy útiles, facilitadas por el editor, que han permitido correcciones hasta el último momento, en varias fases de “repaso”. Creo que me sé de memoria todas las aventuras de Saturnino Farandoul. No exagero si os digo que las he leído mínimo tres veces para que el resultado final sea satisfactorio.

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Hostilidades. Imagen de archive.org

Aquí no hay playa

En referencia a la graciosa canción que se ha convertido casi en un refrán, obviamente no estoy hablando de la playa, claro. Así que iré al grano: si en anteriores tomos había una presencia importante de tecnología punta (en su época, claro), en esta aventura de En busca del Elefante Blanco carecemos por completo de su conocimiento, por lo que, teniendo en cuenta el atraso en sofisticación de los países asiáticos (excepto los territorios colonizados, con presencia de barcos de vapor y ferrocarril), el ingenio será la punta de lanza de nuestros héroes.

El aprovechamiento del terreno y el viento, de las condiciones geográficas, etc…, será determinante para que Farandoul siga adelante con sus empresas. Si bien su mente inquieta y brillante les lleva a sortear cuanto obstáculo se les ponga por delante, no hay mejor improvisación que darle al coco. Esto aumenta la sensación de aventura y sorpresa, al menos a mí me lo ha parecido. En el clásico de La vuelta al mundo en 80 días de Verne vimos algo parecido. Los protagonistas vencen a la adversidad con la mejor herramienta de que están provistos.

La edición

Muy cuidada, cercana al facsímil, que la editorial ha puesto en cada tomo, y que podéis encontrar en rústica o cartoné. Remasterización y digitalización de ilustraciones y portadas, diseño similar al original francés, notas a pie de página, ilustraciones a color (bellísimas) del propio Robida, que como sabéis, era un artista en muchísimos ámbitos.

Y cómo no, la introducción a cargo de Alberto García Gutiérrez, quien nos empuja con sus palabras al abismo literario de esta obra única y nos pone en situación y contexto histórico, social, político, cultural y geográfico de 1879 para no perdernos en el espeso mundo decimonónico de Farandoul: “Disfruten de Viajes muy extraordinarios de Saturnino Farandoul, de Albert Robida, del descubrimiento, si no lo conocen, del arte de Albert Robida, un precursor visionario de posibles futuros y que plasmó en esta obra, parodia del mundo de Julio Verne, una delirante, cómica e irónica aventura de su imaginación a trazo, trama, tinta y palabra impresa”.

Alberto también presenta un cuadro resumido de Robida, su vida y obra, para comprender mejor al escritor que, apenas sin moverse de su casa, recreó todo un mundo exótico a partir de los documentos de exploradores y periodistas.

Valoración final

Para no entrar en demasiados detalles de la historia de En busca del Elefante Blanco, la introducción de Alberto García es crucial para entender el contexto socio-político de los países asiáticos en las postrimerías del siglo XIX.

Mucho cuidado ha tenido Albert Robida en los detalles, sumamente exquisitos, de sus ilustraciones, hermosas representaciones de escenas y momentos impactantes del libro, y que resaltan con el color tan característico de la impresión de esos años que acompañan en muchas páginas. Un diez para el editor por la recuperación de las mismas.

Como aventura, una de las más completas y variadas. Asia me fascina, los países orientales como China y Japón me han atraído excepcionalmente, lo cual ha resultado en mi satisfacción a la hora de leer. Lo que Robida sabe siempre hacer, que es narrar y sumergir al lector en escenarios tan increíbles, aquí lo sigue haciendo. Teniendo en cuenta que nunca viajó a estas tierras, encierra más mérito en la obra que ha quedado.

Enlazar con hechos históricos no siempre es fácil, pero aquí, nuevamente Robida lo consigue. Es como si el destino le otorgara un don innato para hilar argumentos, encajar historias y personajes, de tal modo que parecen reales. Será eso, sí: la realidad es la mayor inspiración para Robida.

Próximamente

La última aventura de Saturnino Farandoul nos traslada a París y al Polo Norte, donde nuestro héroe, junto a sus marinos, iniciarán una vida de lujos y vicios pero que, pronto, se tornará un infierno helado. En El Gobernador del Polo Norte nos esperan focas que hablan, más personajes de Julio Verne, artefactos ingeniosos, expediciones imposibles y toda la fuerza de la naturaleza al servicio de los desastres y peligros que acechan al joven aventurero.


Viajes muy extraordinarios de Saturnino Farandoul IV. En busca del Elefante Blanco. Albert Robida, 1879.

Gaspar & Rimbau Editorial. 2021.

Traducción: Antonio Castiñeira.

Ilustraciones: Albert Robida.

Rústica, ilustraciones a color y B/N. 196 páginas.

Introducción y notas al pie de la misma: Alberto García Gutiérrez.

Revisión y corrección del texto a cargo de Marcos A. Palacios.

Notas al pie: Grupo G&R.

ISBN: 978-84-18613-41-8

Tripulación CosmoVersus

Marcos A. Palacios
Marcos A. Palacios
Administro CosmoVersus y colaboro con la Editorial Gaspar & Rimbau, donde he publicado mi primera obra antológica 'Fantasía y terror de una mente equilibrada' y corregido y anotado los libros de los 'Viajes muy extraordinarios de Saturnino Farandoul', entre otras ocurrencias. Mis reseñas van más allá del mero apunte de si este o aquel libro me ha gustado mucho o no. Busco sorprender y animar a los lectores a leer y compartir mi experiencia personal con los libros, igual que los compañeros de CosmoVersus. Soy muy retro, y no por mi edad, pues a los 20 años ya estaba fuera de onda. Perdón por no evolucionar al ritmo de los tiempos, pero es que soy yo.

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