‘V, los visitantes’, Kenneth Johnson (I). Miniserie de 1983 [Reseña]

V, los visitantes, Kenneth Johnson. La saga que revolucionó la televisión y la ciencia ficción en la década de los 80. Mítica donde las haya, el creador se inspiró en una novela publicada cinco décadas antes con trasfondo político, donde se revisa un hipotético alzamiento fascista en Norteamérica, pocos años antes de las invasiones nazis.

V, los visitantes, Kenneth Johnson

He vuelto a caer en la tentación. V es una serie que desde pequeño me ha embaucado, y lo sigue haciendo. A pesar del tiempo ha envejecido muy bien, la verdad. Es todo un mito en la televisión y en el imaginario popular de las producciones de ciencia ficción.

V revolucionó las pantallas y se adelantó a su época por su carácter realista, su trasfondo político, metáforas y narrativa, así como por los efectos especiales (no siempre afortunados). Así que poneos los cinturones que vamos a elevarnos a la nave nodriza del comandante supremo John para conocer a “los visitantes”.

Los inicios

V consta de tres partes: dos miniseries y una serie de televisión, desarrolladas en tres años. La primera, titulada V, los visitantes (V, the miniseries) se estrenó en 1983 con 2 capítulos de una hora y media aproximadamente, introduciendo el contexto y personajes, dejando la miel en los labios con las escenas finales hasta el año siguiente, momento en que vio la luz la segunda miniserie: V: la batalla final (V: the final battle), que contenía 3 capítulos de hora y media de duración cada uno.

Creada, guionizada y dirigida por Kenneth Johnson (solo la primera miniserie de 1983), relata la llegada de extraterrestres a la Tierra, tan humanos en apariencia respecto a nosotros, con un claro mensaje de paz. No obstante, la desconfianza empieza a calar entre algunas personas, y los científicos comienzan a desaparecer mientras realizan labores de investigación sobre los recién llegados.

Conspiración

A raíz de estos altercados, sale a la luz una conspiración humana contra los visitantes, lo cual desencadena un régimen militar de seguridad por parte de los extraterrestres, y una potente colaboración entre las milicias (en este caso, norteamericanas, ya que la sede principal de todo el globo está en Nueva York) y los visitantes, consiguiendo estos últimos crear un Estado militar. Es obvio que esta conspiración es falsa, y eso lo saben muy bien los personajes que se unen a la Resistencia para desenmascarar a los seres que dicen necesitar nuestra ayuda y que traen remedios para la Humanidad.

Según he investigado, Kenneth Jonhson se inspiró en una novela Esto no puede pasar aquí, (It can’t happen here, 1935) de Sinclair Lewis, que describe el alzamiento de un régimen fascista en Norteamérica. La productora NBC se interesó pero con una condición: cambiar humanos por extraterrestres, puesto que las producciones de ciencia ficción estaban en auge tras el estreno, pocos años atrás, de Star Wars. Como dato curioso, en el primer capítulo asistimos a un recibimiento de los visitantes por parte de una banda sinfónica, que los recibe tocando el tema principal de Star Wars de John Williams.

Personajes

Para presentar un poco a los personajes, contaré brevemente que algunos son algo planos pero otros tienen matices muy relevantes para la trama. Mike Donovan (Mark Singer) es periodista, valiente, decidido. Es de los primeros en sospechar, sobre todo cuando se cuela en la nave nodriza de polizón y descubre la verdadera identidad de los alienígenas. Julie Parish (Faye Grant), bióloga, organiza la Resistencia una vez que todo ha explotado. Diana (Jane Badler), la jefa de experimentos de los visitantes, retorcida y malvada, hace honor a su puesto, ya que se dedica a experimentar con humanos (y no humanos) sin ningún tipo de restricciones morales.

En esta primera parte de la serie veremos cómo algunos personajes desaparecen sin dar explicaciones ni por parte de algunos protagonistas, como el novio de Julie, del que no se vuelve a decir nada de un capítulo a otro, después de que Julie forme la Resistencia; o la ex-mujer de Mike Donovan, el cual se empeña en encontrar a su hijo a cualquier precio sin preguntar siquiera por la madre. Es de suponer que han sido capturados, junto a millones de personas, para ser almacenados en las naves nodriza, como veremos más adelante.

Propaganda destinada a concienciar a la gente de quiénes son los buenos.

Reptiles

Tenemos otros aspectos, como la elección de la verdadera naturaleza de los visitantes como reptiles humanoides, que resulta acertada. El trabajo de maquillaje es excelente, provocando una pretendida sorpresa en los espectadores, que ya tienen una referencia para desconfiar de nuestros nuevos amigos venidos de más allá. Por cierto, en la rueda de prensa de John, el comandante supremo de la nave, éste afirma que vienen de un planeta de la estrella Sirio, y más adelante mencionan que han tardado una generación en llegar a la Tierra.

La cuestión del tiempo empleado en llegar la pongo en duda, ya que, en siguientes entregas, aparecen hechos y comentarios que podrían contradecir este dato.

Teorías

Las teorías evolutivas no se dejan esperar, y Robert Maxwell (Michael Durrell), antropólogo y padre de familia, en una conversación llega a la conclusión de que es lícito que los alienígenas sean reptiles, ya que existe otra teoría en la Tierra que afirma que los humanos provenimos de los saurios como la que podéis leer en esta noticia de 1981 y anterior a la serie. Aunque, a mi parecer, o la traducción es pobre o lo que dice no tiene mucho peso.

Estado militar

Como iba diciendo antes, se instaura un Estado militar controlado por los visitantes. Tienen categorías y divisiones militares similares a los humanos, y en ello se basan para mantener el control completo sobre los mismos. Está claro que en todo el mundo está sucediendo lo mismo, pues en el primer episodio llegan 50 naves que se dirigen a las principales naciones terrícolas.

Los visitantes hablan nuestros idiomas. Al principio ya comentaron que nos estudiaron durante mucho tiempo para poder acercarse a nosotros, y a nuestro planeta, y así poder pedir nuestra ayuda con los componentes químicos que necesitan. Lucen uniformes de un llamativo color rojo, y su símbolo principal es una especie de esvástica disimulada. Esto es lógico, ya que todo se construyó como guiños a la imagen del nazismo, en muchos sentidos.

Inteligencia y potencial

Los visitantes hablan nuestros idiomas. Y en relación al tiempo que nos han estudiado, si tenemos en cuenta su pronunciación perfecta nos encontramos a una raza sumamente inteligente, a nivel humano. Esto desvela que pueden poseer sistemas lingüísticos cercanos a los nuestros. O bien nos superan en facultades mentales.

Invasión silenciosa

Abraham enseña a unos chavales su postura ante los visitantes.

Principalmente, se cuelan en la alta sociedad, la política y la seguridad. No necesitan armas al principio, pues su estrategia es… la propaganda y los discursos. Aquí nos pararemos un poco para analizar este hecho, que es uno de los puntos fuertes de la serie.

Volviendo a la “conspiración de los científicos” con la que inician su lavado de cerebro en la sociedad, tenemos la confirmación de lo que tantas veces ha ocurrido (y ocurre) en la Historia, incluso en la actualidad, donde los medios son los encargados de vendernos posverdades con palabras y argumentos atractivos, deformando la realidad. Este neologismo fue creado en 1990 por el escritor serbio Steve Tesich, y se refiere, según los diccionarios de la RAE y el Oxford, a “todo planteamiento donde lo objetivo posee menos importancia que lo que apela a la emoción y las creencias personales de los individuos”.

Bulos y manipulación

En V los alienígenas inventan y expanden la creencia de que los científicos terrícolas son los enemigos porque atentan contra ellos, difunden bulos, mentiras, verdades manipuladas. Este es el primer paso para ganarse la confianza de la sociedad, que le tiende la mano y accede encantada a participar de las denuncias a todo aquel de quien se sospeche que puede ser enemigo potencial de los recién llegados.

Daniel Bernstein (David Packer) es un adolescente malcriado, nieto de Abraham Bernstein (Leonardo Cimino), un superviviente del Holocausto judío. No duda en vender a su familia por ofrecer cobijo a sus vecinos los Maxwell, después de que Robin Maxwell, (Blair Tefkin) la hija mayor, se negara a ser su novia. Este es el extremo al que las juventudes visitantes, organización creada para que los humanos colaboren de buen grado con los alienígenas, y que funcionan como militares, han llegado para lograr sus objetivos.

Juventudes visitantes

Está muy claro que el reclutamiento de jóvenes, de mentes susceptibles y manejables, son los primeros en soñar con un gran futuro en las filas de los visitantes.

En una escena Daniel, después de que su familia sea apresada, se da cuenta, quizá, del error que ha cometido, y en la soledad del salón, brindando con su champán, se abraza a su arma, como justificando que lo ha hecho bien, autoconvenciéndose de que es lo correcto por mucho que el subconsciente le haga sentir lo contrario.

Los jóvenes no son los únicos vendidos. En primera instancia la periodista Cristhine se revela como portavoz mundial de los visitantes en la nave nodriza, siendo colaboradora y mano derecha de Diana. La millonaria madre de Mike Donovan, Eleanor, se convierte en aliada por excelencia, por razones obvias: poder y dinero, y así lo expresa a su propio hijo, a quien no duda en delatar y posicionarse claramente a favor de los nuevos vecinos.

Posverdad

Pero la manifestación de la posverdad se mezcla con la propaganda, la misma usada por los nazis, que justificaban y normalizaban la violencia como algo lícito en pos de su defensa, la defensa de los buenos, de la verdad (de su verdad), porque ellos representan el avance y son “víctimas” de la intolerancia. A grandes rasgos esta postura es comparable a la Ventana de Overton, claro ejemplo de cuán lejos puede llegar la manipulación social para normalizar conceptos y acciones que previamente son impensables.

Claro que Joseph P. Overton formuló esta teoría política décadas después del Holocausto, pero nos viene al pelo como ejemplo de las técnicas de los visitantes, y además es algo que hoy en día, incluso en nuestro país, estamos viviendo continuamente bajo todos los colores políticos conocidos.

Cultura de los visitantes

La retorcida Diana con las características gafas protectoras. Imagen de El País.

De los visitantes no llegamos a conocer sus nombres reales, ni el de su planeta. Acaso se escuchan ciertas palabras y diálogos en algún momento, palabras ininteligibles. A su alto mandatario lo llaman El Líder (nótese su connotación política y contundente) y es muy posible que su sociedad sea similar a la nuestra. No porque lo digan ellos, sino por su forma de actuar en la Tierra. Diana, un trasunto de Joseph Mengele y metáfora del siniestro personaje, encarna el lado más perverso del ser humano. Los visitantes son más parecidos a nosotros de lo que pensamos, a pesar de su piel.

En futuras entregas hablaré más de los visitantes, puesto que su cultura se desarrolla más bien en la tercera parte, la serie de 19 episodios que no alcanzó la calidad de sus antecesoras, quedó completamente destrozada y ni siquiera tuvo un final digno.

¿Quiénes son los visitantes?

Pero sí puedo comentar que los alienígenas (tampoco sabemos el nombre de su raza) son resistentes al frío más extremo, tal como vemos en Willy (Robert Englund), que salva a su jefe de morir en una cámara a 300 grados bajo cero, y ni se inmuta. Su voz los delata, pues suena una leve vibración que distorsiona su timbre cuando hablan. Poseen lengua bífida y escupen saliva tóxica que irrita la piel y ojos humanos. Son carnívoros, comen pájaros, roedores y otros animalillos. Pero también seres humanos. Sí, lo descubre Mike Donovan en el segundo capítulo cuando busca a su hijo en la nave nodriza.

Los visitantes almacenan a los humanos en animación suspendida en gigantescas cámaras, por miles, dentro de cada nave. Podría extrapolar este hecho a un campo de concentración, sería ir demasiado lejos, pero tampoco suena descabellado.

Misión desesperada

Pero además, no solo se llevan a nuestros seres queridos, sino que nos roban el agua. Grandes tanques que contienen agua son almacenados para paliar la escasez del preciado líquido en su planeta. Vamos, que no solo es una invasión, sino un abastecimiento a nivel global. Y todo sale de boca de un miembro de la Quinta Columna, es decir, rebeldes entre los propios visitantes.

De momento conocemos a dos miembros de la Quinta columna: Martin y Barbara, la joven que ayuda a Donovan a escapar de la nave nodriza. Es de esperar que su sinceridad hacia los humanos es a prueba de bomba. No son desertores en sí, sino individuos de su raza que se oponen a los planes de su propio líder. Sin embargo, tenemos una cuestión importante para debatir: en realidad, los visitantes tienen un problema de subsistencia. Por descontado, Martin menciona que no es el primer planeta que su raza invade.

Colapso de otro mundo

Es decir, no nos aniquilan porque sí, por demostración de poder, sino por necesidad suprema. A pesar de su aventajada tecnología, han llegado a un punto de inflexión en su mundo, al borde del colapso. Y si necesitan orquestar todos los engaños que hemos repasado en esta reseña, es porque quizá su capacidad armamentística no es tan potente como suponemos. De hecho, es posible que nosotros les superemos en tecnología, dado que no muestran ningún otro adelanto en cuestión defensivo-ofensiva.

Y esto suena extraño cuando vemos la potencia de las naves, cuya tecnología ignoramos, para mantener estructuras tan enormes (grandes como una ciudad) volando por el espacio y suspendidas sobre los rascacielos y ciudades de la Tierra. Esto hace pensar que una raza tan avanzada debería tener armas mucho más mortales que las nuestras.

El primer visitante que descubre Mike, ataca en defensa propia. Imagen de http://reflectionsonfilmandtelevision.blogspot.com/

Tecnología

Pero como máximo, en cuestión de tecnología, obviando las naves, encontramos rifles láser o las cámaras de conversión. Este artefacto es crucial para los visitantes. Por medio de algún tipo de ondas que afectan al cerebro, encierran al sujeto (por lo general, hostil a las intenciones de los aliens) en una cámara, despierto y de pie. Lo rocían con estas ondas que interactúan en el cerebro del sujeto a convertir, desencadenando una serie de “fantasías” basadas en miedos y temores personales, incluso los que subyacen en su mente, hasta que, derrotado, el individuo acepta la ayuda que le brindan, pasando así a ser un dócil simpatizante.

De este modo, a través del miedo, del terror íntimo y personal del subconsciente (o no), se adueñan de la voluntad de la persona, que finalmente se convence de que los visitantes son sus aliados y pueden ayudarle. Lógicamente, después del “tratamiento”, la persona no recuerda nada, pero su postura ante los invasores ha cambiado por completo. La manipulación mediante el miedo provocado, ese chantaje emocional fingido, es toda una obra maestra en nuestra sociedad.

Diana

Por último, quiero hablar del personaje de Diana. En la miniserie inicial apenas aparece, pero ya se va perfilando lo que puede llegar a ser. Elocuente, firme y de mal carácter, a primera vista ya puede uno esperar lo peor de ella. De formas altaneras y arrogantes, embauca con palabras melosas que siempre acaban en traición, sin importar siquiera si es de los suyos, altos mandos, etc. Sus decisiones siempre conllevan un objetivo de satisfacción personal.

Diana, como he mencionado antes, es un trasunto del doctor Mengele. No solo opera siguiendo los planes de su misión, sino que disfruta con lo que hace, experimenta, va más allá de la ética. Es de suponer que su raza también la tiene, como se establece con la existencia de la Quinta Columna, objetores en toda regla a la misión. Es muy posible que entre los suyos no sea buena compañía, pero ahí está, le dejan hacer de todo, porque ella es así, ella lo vale… y se hace respetar.

Lizard sex-symbol

Con las mujeres tiene una actitud maternal, excesivamente cariñosa. De hecho, Jane Badler construye un personaje muy controvertido, muy erótico, una especie de símbolo sexual, una hembra que devora todo lo que encuentra a su paso, una mantis reptiloide que disfruta de todo tipo de placer en lo que hace y con quien lo hace, ya sea reptil o humano.

De hecho, uno de sus experimentos es utilizar a Robin Maxwell como conejillo de indias para saber qué pasa si un visitante se aparea con una humana. Aprovechando la admiración que la adolescente siente por Brian, uno de los oficiales visitante, y en un momento de máxima necesidad emocional, los dos mantienen relaciones en la nave nodriza, con el consecuente resultado: al final del segundo capítulo vemos que

Robin ha quedado embarazada, y a medida que pasa el tiempo, su piel va tomando el color y consistencia de la verde piel de los reptiles.

Mítica escena de Diana, que ya sabemos cómo acaba. Imagen de Más que cine de los ochenta.

Grafiti

Para terminar, una imagen icónica del primer capítulo. Abraham, que ya ha vivido el Holocausto judío de hace 40 años, se encuentra a unos niños en la calle frente a algunos carteles propagandísticos de los visitantes con lemas tales como “La amistad es Universal” (representando a soldados alienígenas sonrientes o abrazados a niños). Estos chicos rocían con espray rojo los carteles.

Pero Abraham se acerca y les dice cómo se debe hacer: con el espray, marca una gran V roja sobre uno de los carteles. La V de la Victoria, teñida con la sangre de los que se niegan a doblegarse ante los recién llegados. Abraham sabe muy bien qué va a suceder, porque la Historia se repite. Es la V que acompañará a los telespectadores en la primera base de la Resistencia y en cada capítulo, una V mítica.

Símbolo

Porque V no se limita a mostrar una transposición del auge nazi en plenos años 80; utiliza la imagen y técnicas, y se inspira en el libro de Sinclair Lewis para crear un homenaje a los miembros de la Resistencia “pasados, presentes y futuros”, a quienes dedican este trabajo “con respeto”. Esta es la leyenda que aparece en los dos capítulos como dedicatoria. Es, digamos, un homenaje universal a los que, individual o colectivamente, luchan por su libertad, en el contexto que sea.

Sobre la música, decir que la banda sonora compuesta por Joe Harnell se mimetiza con la temática de la serie. Digamos que no puede ser más acertada y que compone un cuadro audiovisual de terror completo sin el cual, quizá, la serie no sería lo mismo hoy en día. Tanto el tema de entrada principal como el Finale: Gloria/Victoria, orquestado como un himno casi militar, de total elegancia, otorgan a V la característica ambientación sonora que la hace inolvidable.

El «almacén» de comida humana en la nave nodriza.

Próxima entrega

Y bien, con esto tenemos la primera entrega de V, que cubre la primera miniserie de 2 capítulos. ¿Os ha gustado? Pronto volveré con la segunda miniserie de 3 capítulos, V: la batalla final. Esto promete, y no ha hecho más que empezar. ¿Logrará la Resistencia desenmascarar definitivamente a los visitantes? ¿Encontrarán un arma tan poderosa como para derrotarlos? ¿Qué ocurrirá con el embarazo de Robin?

Recomendación de libros

Fascists lizards from outher space Kenneth Johnson’s V. Este libro, que se puede adquirir en digital o papel, estudia el impacto cultural de la serie más allá del entretenimiento.

Curiosidades

Las primeras imágenes de V recuerdan al principio del relato/novela El fin de la infancia (The childhood’s end, 1953), de Arthur C. Clarke que, de idéntico modo, las naves aparecen sobre las ciudades de todas las naciones terrestres, en todos los países, lanzando un mensaje de paz y esperanza en cada idioma.

En la serie de cómic italiano Brad Barron (Tito Farraci, en Sergio Bonelli Editore, 2005) los alienígenas invaden la Tierra del mismo modo, con grandes naves sobre las ciudades. Además, el guion sigue un planteamiento similar a la tercera serie de V de 1985, en la que simultáneamente los protagonistas van encontrando y ayudando a personas oprimidas o se ven envueltos en diferentes tramas personales a la vez que se descubren más datos sobre los invasores, su cultura, secretos, así como debilidades.

Tripulación CosmoVersus

Marcos A. Palacios
Marcos A. Palacios
Administro CosmoVersus y colaboro con la Editorial Gaspar & Rimbau, donde he publicado mi primera obra antológica 'Fantasía y terror de una mente equilibrada' y corregido y anotado los libros de los 'Viajes muy extraordinarios de Saturnino Farandoul', entre otras ocurrencias. Mis reseñas van más allá del mero apunte de si este o aquel libro me ha gustado mucho o no. Busco sorprender y animar a los lectores a leer y compartir mi experiencia personal con los libros, igual que los compañeros de CosmoVersus. Soy muy retro, y no por mi edad, pues a los 20 años ya estaba fuera de onda. Perdón por no evolucionar al ritmo de los tiempos, pero es que soy yo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *