‘Stargate’ y cómo conocí el arte egipcio

Stargate y cómo conocí el arte egipcio. Cuando algo te gusta, a menudo han intervenido diversos factores para tomar esa “determinación” ―aunque soy de los que piensan que uno no decide lo que le gusta, simplemente, coincide en tus preferencias y gustos sin pretenderlo―.  Algo así me ocurrió con el arte egipcio, y es lo que voy a contar a continuación.

Stargate y cómo conocí el arte egipcio

Tras estrenar la mayoría de edad, uno sigue siendo impresionable, más cuando hablamos de cultura. Nuevos descubrimientos en música, cine, ciencia, literatura, pintura… y todo lo que viene detrás. Recién comenzadas las clases de Arte en 3º del añorado BUP pronto descubrí mi inclinación hacia la asignatura, en gran parte gracias al profesor, que hacía las clases lo más amenas posible. Estas consistían en un pase constante de diapositivas con sus comentarios; un maestro de los pocos que he conocido que lleven dentro de su vaso canopo espiritual su amor al arte, nunca mejor dicho.

Y quiso el destino que, llegando al arte del Antiguo Egipto, me fascinaran esos ojos inmutables, esa mirada “hierática” asomada al más allá, de las estatuas faraónicas. La pose inmortal de sus cuerpos, junto al carácter imperecedero de las máscaras y momias atravesaron de lleno el entusiasmo de alguien que desconocía el significado de todo aquello. Nombres como Atón, Ra, Anubis, Horus, Hathor… tan contundentes como sonoros y hermosos; los objetos y símbolos como el ankh, el serpenteante y lleno de vida, así como de muerte, del río Nilo… todo se asomaba como un descubrimiento inesperado.

Puerta a las estrellas… y al arte

Poco después, algo terminaría por perfilar esa admiración esculpida en diorita: la película Stargate, puerta a las estrellas, estrenada en 1994 y dirigida por Roland Emmerich. Así pues, fue la gota que colmó el vaso y me declaré, como un ingenuo romántico, completo amante del arte del Antiguo Egipto. Desde sus inicios más inciertos, pasando por la época de los Grandes Faraones, del sacrílego Akhenatón, para finalizar en el decadente período helenístico y la fascinante historia de Cleopatra VII.

Akhenatón o Amenofis IV: se atrevió a cambiar el canon artístico y desterró a los dioses imponiendo una religión monoteísta.

Ya es sabido que no tiene mucho que ver una cosa con la otra, pero el uso del arte y elementos egipcios en una producción es, como poco, un empuje que nunca está de más a la hora de admirar algo que ya te gusta de por sí. Después vino la serie, Stargate SG-1, algo decepcionante en su conjunto pero que desarrollaba más amplia, y libremente, la mitología egipcia; no olvidemos sus derivados Stargate Atlantis y, más recientemente, Stargate Universe.

Mentalidad egipcia

Dejando a un lado que, por lo general, me encanta el arte antiguo de las distintas civilizaciones conocidas y repartidas por el Orbe (Japón, Grecia, la Prehistoria en general, por poner algunos ejemplos), el arte egipcio es algo más, en mi caso particular. La sola concepción de la eternidad y el origen divino de los faraones, el misterio todavía sin desvelar sobre la técnica de construcción de pirámides, las normas pictóricas y escultóricas de sus figuras prácticamente inalteradas durante milenios, su historia repleta de increíbles hazañas sociales y políticas, la momificación… todo hace que esta civilización destaque por encima de las demás en lo que refiere a mi gusto preferente.

Egipto, el Antiguo Egipto, ha despertado numerosas leyendas, maldiciones, pasiones; está presente en el temprano cine con la presencia de las momias, en la literatura policiaca de Agatha Christie, en los sueños de Jean-Françoise Champollion que, afortunadamente, le condujeron a tan jugoso descubrimiento; figura, también, en la mal envejecida serie de televisión Battlestar Galactica de 1978; descontando a Stargate, existen multitud de expresiones artísticas basadas en esta civilización que adoraba a sus reyes como a dioses.

Ramsés II ha sido inspiración para el cine de Hollywood y de animación. Templo de Ramsés en Abu Simbel.

Coleccionar con entusiasmo

Hoy por hoy no puedo mostrar mi tesoro debido a la distancia y restricción de movilidad de estos días, pero guardo fervorosamente en casa de mis padres una colección de revistas y reportajes, libros de arte y ensayos, diccionarios, papiros… y documentales en VHS que, desesperadamente, grababa a principios de los 2000 desde el Canal Historia y otros canales, para no perderme nada de este asunto.

Enamorados de Egipto

¿Quién no se ha podido asombrar de ver esas increíbles y potentes naves espaciales de Stargate en forma de pirámide? ¿O las armaduras de los ejércitos de los Señores del Sistema con la imagen de divinidades animales? ¿Quién no ha quedado hipnotizado por el sonido de sus insinuantes notas y acordes musicales, ese estilo que conocemos y que, posiblemente, no se corresponda completamente con la realidad de los Faraones? Warner Bros. se ha dejado llevar por el encanto de su historia; incluso las Bangles disfrutan imitando a las figuras de los antiguos relieves; Brendan Fraser se convirtió en un aventurero en las exageradas películas que todos conocemos.

¿Y gracias a quien siguen los descubrimientos, en parte, en los yacimientos arqueológicos más complicados de acceder? Entre muchos otros, al doctor Zahi Hawass, que fue Ministro de Antigüedades y promovió hace años un movimiento para la devolución de la Piedra Rosetta a Egipto. A este doctor lo conoceréis por su aparición en numerosos documentales y publicaciones.

Zahi Hawass. Fotografía de National Geographic.

Exposiciones

He tenido la suerte de asistir a varias exposiciones de arte egipcio, concretamente en Alicante, Madrid y Barcelona, desde hace unos veinte años. Pero exposiciones con piezas auténticas, pues, por difícil que pueda parecer, odio ver reproducciones modernas en cartón o plástico, sin querer desmerecer el trabajo ajeno. Ha sido un gran consuelo poder contemplar con tus propios ojos magníficos sarcófagos y estatuas, objetos de diferentes tipos, jeroglíficos y papiros, joyas, enseres… Y estoy seguro de que próximamente continuará habiendo exposiciones a las que pueda acudir sin pensármelo dos veces.

Extraterrestres

No quiero terminar sin hablar de las teorías extraterrestres sobre el Antiguo Egipto. No es la única civilización antigua que tiene a sus espaldas estas teorías, aunque yo, personalmente, ni me las creo ni me interesan. Otra cosa es la fantasía, como Stargate, que es la pieza central de este artículo. Aquí cobran vida, de forma desorbitada, esas invenciones que parchean los misterios planteados de esta civilización. Nunca me he creído que los faraones fueran extraterrestres, que existieran ooparts en los jeroglíficos… no, gracias. Un misterio es un misterio.

Sin embargo, Stargate comienza con el hallazgo de un mecanismo desconocido y anacrónico en unas ruinas egipcias. Este consiste en un aro con un mando que, conectado con la fuente de energía adecuada, abre un portal para transportarse a otros planetas. ¡Una tecnología que cuenta con miles de años de antigüedad! A partir de entonces, los incautos humanos se ponen a explorar y encuentran una civilización nómada en un planeta de nuestra galaxia. Pero este pueblo está dominado por… ¡Ra! El dios Sol. ¿A que es interesante?

Activación del Stargate en la película. ¡Sensacional!

El universo Stargate

Durante la película, y más en la serie que le sigue, se contará que los faraones egipcios eran extraterrestres que habitaban el cuerpo de un ser humano y se convertía así en un Señor del Sistema, un rey déspota dotado de su propio ejército y rodeado, además, de congéneres que representaban otros dioses egipcios, incluso de otras mitologías, como la nórdica, de fuerte peso en la serie. La fabulosa tecnología está muy relacionada con el arte e historia de esa civilización. Por ejemplo, aparecen los sarcófagos, que, lejos de ser continentes para la eternidad, se desvelan como mecanismos que reviven a un fallecido, con terribles efectos secundarios: lo convierten en un ser malvado. Esto nos lleva a la creencia de que los enterrados en el sarcófago eran transportados al Más Allá para la Vida Eterna.

Las naves, las armas, y todo artilugio ya son desarrollados con intereses de desplegar toda la fantasía y ciencia ficción posibles, pero no dejan de ser interesantes, increíblemente atrayentes para el público. Con todo esto, se establece que las pirámides egipcias sí fueron construidas por extraterrestres, que estos se marcharon de la Tierra hace miles de años dejando olvidada esa puerta estelar por si acaso, algún día…

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La nave de Ra se prepara para despegar en Ábydos.

El entusiasmo del descubrimiento

El asombro al que cada semana me veía inclinado era incontrolable. Los descubrimientos del comando SG-1 en la serie de televisión no terminaban en la trama del nuevo enemigo, Apophis, el dios serpiente, sino que aumentaban en sus exploraciones. Recuerdo la impresión que me causó cuando el comando llega a un planeta dotado de una tecnología que contaba, posiblemente, con cientos de miles de años y que mostraba un lenguaje universal para varias razas de seres inteligentes: el lenguaje de los átomos; palabras y expresiones formadas por la estructura atómica de elementos naturales. ¡Un verdadero lenguaje universal!. Creo que ese fue el capítulo que mejor recuerdo. Pero el colmo fue el descubrimiento de los Asgaard, una civilización más antigua que los humanos cuya historia y aspecto (hombrecillos grises) me cautivaron desde el primer momento y, además, fueron los representantes de los dioses nórdicos en la antigüedad.

Mitología propia

En cierto modo, Stargate explora multitud de mitos y creencias más allá de lo que pueda ser verdad o no, de lo que esté demostrado o aún es una teoría inaudita, de aquello que puede resultar increíble o exagerado. Seres avanzados con millones de años de antigüedad que anteceden al Homo Sapiens, naves espaciales que vuelan más allá del universo conocido, tecnologías autosuficientes y hostiles… En definitiva, una mitología que nació con la novela de Dean Devlin, quien escribió también Independence Day, Godzilla y Soldado Universal. Stargate se ha creado a sí misma, con un extenso currículo de conexiones con la historia y mitología que conocemos y corrientes de pensamiento, creencias ancestrales sobre el ser humano, su condición, poderes, etc.

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El imponente aspecto de Ra. Fuente: desconocida.

Así, queridos viajeros y exploradores del CosmoVerso, es como me enganché al arte egipcio. Quizá lo hubiera hecho igualmente sin Stargate, puesto que me fascina el arte milenario, no solo el egipcio, pero no hay duda de que siempre viene bien que una cosa lleve a otra, y en mi caso, Stargate potenció la admiración por una de las civilizaciones más increíbles y longevas conocidas.

Os dejo con la imponente banda sonora de Stargate, puerta a las estrellas, el tema de David Arnold que abre la película. Sintonía tan característica como maravillosa donde las haya.

Tripulación CosmoVersus

Marcos A. Palacios
Marcos A. Palacios
Administro CosmoVersus y colaboro con la Editorial Gaspar & Rimbau, donde he publicado mi primera obra antológica 'Fantasía y terror de una mente equilibrada' y corregido y anotado los libros de los 'Viajes muy extraordinarios de Saturnino Farandoul', entre otras ocurrencias. Mis reseñas van más allá del mero apunte de si este o aquel libro me ha gustado mucho o no. Busco sorprender y animar a los lectores a leer y compartir mi experiencia personal con los libros, igual que los compañeros de CosmoVersus. Soy muy retro, y no por mi edad, pues a los 20 años ya estaba fuera de onda. Perdón por no evolucionar al ritmo de los tiempos, pero es que soy yo.

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